Epílogo

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Epilogo

Braulio

El camino hacia la verdad ha sido lento y complicado. Mi padre es el primero en ponerme obstáculos y subir la vara una y otra vez. Ya de niño sentía que la historia de la muerte de mi tío era una farsa, que los sucesos ocurrieron en otro orden y de otra manera. Yo era joven e ingenuo, pero conocía a mi tío como a nadie en el mundo, era un ser moral, altruista, defensor del desvalido, hacedor de cambios, no un narcotraficante experto en química que se escondía en un pueblo fronterizo con su novia misteriosa.

Desde pequeño dudé, y conforme pasaron los años me fijé una meta clara y simple, descubrir la verdad.

La verdad que, es evidente, mi padre se empeña en ocultar.

Esta verdad esquiva me motivó a estudiar criminalística, con la correspondiente negativa de papa, que insiste en que yo sea abogado como él, a sabiendas de mi falta de fe en las leyes.

Las leyes resultaron ser como la arena quinética de los niños, una masa de fácil modelado a voluntad y preferencia de los grandes. En cambio, con el estudio de las pruebas cualquier percepción sesgada queda sepultada. Porque una prueba contundente es lo único que necesito para desempolvar ese caso.

Y así es como llego a este viejo depósito de carpetas amarillentas, y polvorientas. De nuevo supe que papa no quería que yo hiciera mi pasantía en las dependencias de la capital. Sin embargo en el archivo principal reposan todos los historiales, y como mi compañero de labor esta tras la pista de una prueba más grande, me mandó en su lugar.

Las carpetas son de libre uso público, y aunque estoy buscando el expediente de un asesino serial que azotó hace cinco años a la nación, aprovecho para buscar el que me interesa. Tengo el número grabado en la cabeza. Me sé la fecha, el año, el lugar, también conozco el recorrido del expediente por toda la ciudad. Sépase que la verdad no se oculta con un dedo.

El cuarto está mal iluminado y la tarea de hallar la carpeta su vuelve tediosa conforme avanza la jornada, no obstante es la voluntad de Dios que por fin tenga este expediente entre mis manos.

Por un momento me empiezan a temblar las manos, y comienzo a sudar como un cerdo. Me dispongo a comprobar que lo que dijo mi padre es cierto, y de pronto una palabra lo cambia todo. Leo de nuevo, una vez, otra vez, de nuevo otra vez.

Nunca me lo dijeron. Mi tío tenía un hijo.

Semejante información, y la prensa nunca dijo nada de un bebe.

Un hijo que puede ser mi primo.

Un hijo que puede ser el heredero universal de los bienes de mi tío.

Como el tiempo es escaso, y fotocopiar este expediente es toda una odisea, le comienzo a tomar fotos a cada una de las páginas. Luego lo leo con calma.

Hoy tuve suerte, Aura Estela no estaba.

Aura Estela, es la servil piedra de tranca entre los expedientes y yo. Ella siempre encuentra mil formas de arruinarme los planes. Ella seguramente trabaja para papa.

De la dependencia de archivos centrales salgo como alma que lleva el diablo. No confío ni en la memoria de mi móvil, y tengo tanto que leer que en vez de irme para la comisaria, me voy a la casa como un relámpago.

Todo es transferido a un pent drive, y esta noche lo veré, lo leeré, lo asimilaré. Y luego, de ser preciso, me iré a ese pueblo abandonado por Dios.

En la noche descubro varias cosas:

· Nunca consiguieron al cadáver del menor.

· Nunca se investigó, en rigor, el paradero del niño.

· Nunca se le dijo a la familia de Elena Chang, lo que sucedió con su hija.

· La pareja nunca se casó.

Mi tío, tampoco hubiese embarazado a una mujer sin casarse con ella primero. Era un hombre devoto. Incluso no me lo imagino acostándose con una mujer sin establecer lazos serios.

Yo también creo en los principios básicos. Yo veo a mi tío Edgardo como un ejemplo a seguir. Mi padre es exitoso, influyente, bien posicionado, pero hubo tiempos oscuros.

Tiempos que decidí olvidar, y sin embargo nunca olvido.

Es la hora de descubrir y revelar el secreto de mi padre, el casi presidente de la República, y casi dueño de Colombia.

Después de todo, puedes correr, puedes esconderte, pero la verdad siempre saldrá a la luz. Yo me encargare de ello.

Nota del autor.

La siguiente parte de esta historia es Entre el amor y el odio, tal como cada novela, comienza suave, pero ya saben que así no se mantendrá.

Braulio, volverá a aparecer, pero no aún.

La siguiente novela nos relata lo que ocurrió con aquel niño, y las complicaciones por las que debe transitar para alcanzar la felicidad.

Espero me apoyen y la lean.

Un beso desde las cálidas tierras venezolanas.

Kelly Dugarte

Braulio Corona

https://youtu.be/iMsZAlrJd8I

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDWhere stories live. Discover now