Capítulo 26 - El partido

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Capítulo 26

Augusto

"EL PARTIDO"

Desde las gradas hago lo que todo padre orgulloso hace...gritar como un loco el nombre de mi hijo.

A mi lado, Eddy, el tío perfecto, sostiene ambos refrescos para que yo pueda usar ambas manos a modo de bocina humana. Porque en mi mente creo que la alharaca que estoy haciendo es insuficiente, y necesito ser aún más bullicioso que el resto para poder ser feliz.

La cancha es grande. Para ser un juego inter escolar hay un aforo aceptable.

Me siento cansado, y con la garganta irritada, por lo que recupero mi refresco y lo bebo como un camello en un oasis. Mi hermano se ríe, no me recrimina, es la primera vez que me ve ejecutando la función de padre sin el Manual de Carreño en la frente escrita.

-El árbitro esta comprado – Digo con el ceño fruncido, por haber presenciado como le anulaban un gol a mi pequeño campeón.

-Es un simple juego, disfrútalo – Me recomienda.

-Cuando seas padre me dirás otra cosa- Le refuto- Fue su primer gol, y ese engendro se lo anuló.

-Debe ser maravilloso tener hijos – La frase me sorprende. Su cara me sorprende.

Eddy no es así.

Mi cara se transforma de molesta a perpleja.

-Lo es – En cuanto lo digo, siento que debo sonreír. Es hora de atacar- ¿Mi hermanito menor está escuchando el llamado de la naturaleza? Consigue una mujer bonita y dame sobrinos, es una orden.

Para mi sorpresa, se ruboriza. Evita confrontarme.

-¿Ya conseguiste a la mujer bonita?- Vuelve a evitarme... es obvio que sí.

-Conocí a una mujer encantadora, y sí, es bonita- Responde lleno de pudor.

-¿En serio?- La noticia me pone eufórico- ¡Dios, hasta que soltaste a este simple mortal!...

A Eddy eso le molesta- ¡Cállate, Augusto, no blasfemes!- En el fondo nunca dejara de ser un sacerdote frustrado.

-Está bien, me callo, con una condición, háblame de ella- Debe ser muy especial para que alguien como Eddy le impacte.

-No tenemos nada, simplemente me gusta... ella es muy especial – No lo voy a presionar, ya admitirlo es un gran avance.

-Te voy a dar un consejo de hermano mayor, muéstrale a tú chica que eres lo que ella necesita, y hazlo con propiedad-Esa es mi técnica, no la de Eddy.

-¡Si supieras que es justamente lo que estoy haciendo!- Su franca risa me hace cómplice de su alegría.

De pronto Braulio vuelve a tener el balón, y por fin me hace gritar gol, sin que el idiota del árbitro levante la bandera roja. Esta vez Eddy me acompaña y juntos celebramos el primer éxito deportivo de mi hijo.

Al terminar el partido veo que Braulio se precipita a los brazos de mi hermano en vez de a los míos. Extrañamente no me molesta.

Eddy necesita ser padre con urgencia, así que permito que se mimen sin ponerme celoso...

Diosquiera y sea esa mujer la elegida.

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora