Capítulo 25 - El ángel y el demonio

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Capítulo 25

Elena

"EL ANGEL Y EL DEMONIO"

Aun puedo sentir el leve impacto de sus labios contra los míos, su aroma penetrando piel a piel, a escasos cinco segundos de desaparecer como un fantasma.

Su acto reflejo no pasó desapercibido. Mi primera reacción fue cerrar los ojos...

A mi mente regresa el recuerdo de aquella noche en que, arriesgándose, salvó mi vida y en compensación dejé que me besara, aunque la realidad es que yo también lo deseaba.

Ese mínimo espacio de tiempo ocupó mi mente toda la tarde, hasta que mi realidad demandó concentración de mi parte.

El viaje de la próxima semana es muy importante y debo ordenar el cronograma para que no altere en demasía las clases de mis niñas en la academia. Luego está el traslado de los cuadros y su ubicación durante el concierto, que las luces no sean demasiado fuertes, que las tintas no sufran por la salinidad de la región, son tantas cosas que debo recurrir a Damián, quien ya está bastante ocupado en su proyecto de Decoración.

No le he dicho nada de lo que me está ocurriendo con Augusto Corona, y no lo haré. Es bochornoso aceptar que me siento atraída por un hombre casado, que además es mi asesor legal y tiene los mismos sentimientos revoloteando en su cabeza loca. Tengo en las manos el móvil y soy incapaz de marcar el número pensando que seré descubierta desde el saludo, pero no tengo otra opción...

-Hola, querido.

-Mi bella flor asiática se acordó que tiene un amigo.

-Jamás te olvidé. Respeto tu tiempo, además vi en las redes las fotos que publicaste de la estructura y pensé que es mucho trabajo- Lanzo un suspiro- En fin, que no te quiero atosigar.

-Aparta mi entrada, que yo voy a ese concierto en Cartagena. Ya le dije a Sandro que me acompañe, y por supuesto que valla mentalizado, porque tiene que comprar un cuadro tuyo porque sí.

-Nada es obligado...

-¿Qué no? Como se nota que tú no conoces a Sandro. Tendrá millones en la cuenta pero es agarrado con el dinero. En serio que no sé qué le vi- Damián critica a su novio, como siempre, y me relajo sabiendo que yo no soy el centro de su atención.

-¿Y cómo estas de obligaciones? ¿Mucho que hacer?- A ver como le digo que lo necesito a morir.

-Pues estoy al borde de la locura. Necesito adelantarlo todo para estar libre la noche del concierto. Aquí nada funciona sin mí- Su deliberada confesión me deja cohibida, pedirle ayuda esta fuera de discusión.

-Entonces... te llamo esta noche, para que sigas en tus cosas- Corto la conversación con la misma incertidumbre de antes.

¿Si no puedo apoyarme en Damián, en quien lo hare?

Mi móvil vuelve a repicar. Leo el nombre y sonrío... Eddy...

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Se abre la puerta y lo veo tan confiado. Él realmente es un ángel caído del cielo...

-Pasa- Le invito, mientras nos dirigimos a la mesa del comedor, que, por ahora, es mi centro de operaciones desorganizado.

El jamás deja de sonreír, agarra un documento y lo lee, de repente repara en varias fotos de los cuadros, los mira como si cada uno le fuera a decir su contenido, pero eso no sucederá. El único que dio en el blanco de una forma tosca y desarticulada fue Augusto.

-Un trabajo complejo- Es todo lo que agrega al respecto.

-No es arte convencional- y le doy los detalles de mi participación en el evento de Cartagena.

Después de exponer mi enorme necesidad de ayuda, él se manifiesta.

-Puedo hacerlo- Dice tranquilamente- La logística es lo mío.

-Creí que era la arquitectura-Le corrijo.

-También... y la química, y la teología. Lo mío, son muchas cosas- Agrega divertido.

-Tendrás que viajar a Cartagena ¿Puedes hacerlo? Yo te pagaría, por supuesto – No quiero que piense que me estoy aprovechando de su nobleza.

-No tienes que hacerlo. No lo necesito- Se pone serio – Ya quedamos en que parte de la recaudación contribuirá con el proyecto habitacional. Yo me voy en mi carro y duermo en casa de un amigo, tengo conocidos en todas partes.

Eddy, es adorable de una forma casta. Sin embargo su belleza es varonil, su filosofía de vida es envidiable.

-¿Nos vamos juntos? – Le propongo- Tú te quedas con tus amigos y yo en el hotel. No me gusta viajar en avión.

-A mí tampoco- Despliega una enorme sonrisa y veo su perfecta dentadura.

Invito a Eddy a comer. Él se coloca el delantal y pasa directo a la cocina.

-Me gusta romper el hielo ¿En qué te ayudo?- Me le quedo mirando conmocionada.

-Lo tengo bajo control, ve a la sala – Le exijo, pero es testarudo e insiste en ayudarme.

-Dame una tarea, Elena. Deja que prepare el jugo aunque sea...

-De acuerdo, exprime las naranjas – Le propongo, vencida por su persistencia.

Comemos en la mesita de centro del recibidor, sentados en la alfombra, tomando jugo y devorando esos enrollados que aprendí a preparar cuando estuve en Marruecos. Hablamos de todo, menos de nuestro origen. Somos dos seres sin pasado, sin infancia, relatando nuestros viajes por el mundo, él en pos de un mundo mejor, y yo en la búsqueda de mi propia identidad a través de las diferentes culturas que conozco.

Se va tarde, y me deja feliz.

Me acuesto pensando que el lunes estaré en compañía de un ángel, que me cuidara y velara por mi bienestar, pero el miércoles regresare a mi rutina, donde me encontrare nuevamente con mi adorable demonio...

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDWhere stories live. Discover now