Capítulo 18 - Goliat

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Capítulo 18

Augusto

"GOLIAT"

Tomé las riendas del asunto en mis manos. Elena no será el banquete de Ricardo Arenas, ni de ningún otro pendejo con la entrepierna hinchada. Convencer a Eleazar fue muy sencillo. Ya se dio por vencido a la realidad, y no hace falta que Elena haga una declaración explicita para que él entienda que entre los dos hay algo superior a nuestra santa voluntad de mantenerlo en neutro.

Me estoy controlando a duras penas. Pero verla en ese sinuoso vestido blanco, ultra pegado, no ayuda en la labor.

¿Sera que se vistió así para mí?

¿Sera que ese beso fue el comienzo de otra cosa?

Me sacudo los pensamientos turbios con un chorro de agua en la cara y salgo del baño renovado.

En mi oficina está la representación oriental de la Virgen Maria ¿Qué hice yo para merecer su atención? La detallo de espaldas mientras seco mis manos con la pequeña toallita, y no me cansa su monumental apariencia, pero el verdadero drama es interactuar con ella, llevarla al campo de trabajo, con las limitaciones que ella provoca en mí. Tengo dudas entre abrir la boca o escribir con marcador en una pizarra, por aquella mala costumbre de decir disparates con estilo.

Se voltea. Me sonríe. Una tímida sonrisa. La correspondo de la misma forma y me siento en mi lugar, del otro lado del escritorio, a observarla en silencio. No puedo mantenerlo eternamente. Agarro la carpeta y comienzo a leer los pendientes de mi nueva cliente.

— ¿Vas a comprar un vehículo?— Me atemoriza que ya no espere el transporte público. Estoy jodidamente loco.

—Lo necesito. Uno pequeño ¿Un compacto de bajo consumo estaría bien? – Que tierna. Quiere mi opinión. En mi cerebro este es el momento en que le digo que no. No está bien ¿Cómo se le ocurre prescindir de los aventones que yo puedo fácilmente darle?

—Es una opción inteligente. No ocupa espacio y la carga de combustible es más económica— Libero la carpeta en el escritorio – Podemos comprar uno de segunda mano, ya que, tengo entendido, no permaneces por mucho tiempo en cada país— Esta ligereza de comentario me dará otros datos de Elena Chang.

—Mi contrato de arrendamiento es por seis meses, pero luego puedo extenderlo por seis meses más. Un año en Colombia es bastante tiempo — ¿Bastante tiempo? ¿Es una gitana de la vieja orden? No comprendo cómo alguien puede ir por el mundo sin sembrar raíces.

Frunzo el ceño inconscientemente y ella lo nota —¿Dije algo malo?— Hay fragilidad en su voz. Hay fragilidad en mi alma...

Vamos Augusto, eres un ser pragmático, y ella está siguiendo tú ejemplo ¿O es que se invirtieron los papeles?— No es por invadir tú intimidad – Comienzo a indagar— es simple curiosidad ¿Cuánto es lo máximo que has vivido en un país?— Mi pregunta la sonroja, no se la esperaba.

—Desde que pinto, no permanezco más de año y medio en un lugar. Debo moverme con la obra y su montaje en las distintas galerías. Hago subastas en ciudades grandes para recaudar fondos, y con ello ayudar a organizaciones sin fines de lucro. La semana entrante, por ejemplo, estaré en Cartagena ambientando un concierto con mis cuadros. Música y artes plásticas al mismo tiempo— Eso es mucha información que procesar. Me gusta una hippie ambientalista, idéntica a Eddy, mi hermano... ¡Espera! ¿Qué dijo? ¿Viajara?

Suspiro. Debo tener cara de estúpido. No puedo quitarle la vista de encima.

– Hoy no tengo reuniones con cliente mafiosos— De nuevo el hombre sin filtro ¿Qué carajos he dicho? Aprieto los labios, pero es tarde, ya se me salió — ...Si gustas vamos a ver lo del auto, para concretar la compra. Conozco un lugar confiable que ofrece garantías— Ella se ríe de la indiscreción.

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora