Capítulo 99 - La búsqueda

27 13 17
                                    


Capítulo 99

Augusto

"La búsqueda"

La ciudad de San Cristóbal está ubicada entre las montañas de la Cordillera Andina, a cuatro horas, en carretera, de los Llanos de Barinas, en Venezuela. De Colombia está más cerca, a escasas dos horas, y eso por las pronunciadas curvas en la vía. Es la capital del Estado Táchira, y mi fuente de esperanzas en la intrincada búsqueda de la verdad.

A pesar de su ubicación geográfica, es bastante calurosa, aunque no se compara al ardiente clima de Cúcuta, ciudad Colombiana que hace frontera con Venezuela. En esta odisea abandono el traje formal. No me quito un jean y una camiseta manga corta por nada. Junto a mí, Eleazar se dispone a hacerle frente a una historia que no es suya propiamente, que conoce por mi culpa y por mi boca.

Desde que nos bajamos del avión, sentimos la presencia omnisciente de unos ojos fisgones que espían lo que hacemos, desde registrarnos en el hotel hasta sentarnos a comer en un simple puesto de comida callejera. Yo prefiero pensar que son ideas mías y que nada se interpondrá entre la verdad y yo. Tengo mi plan de acción debidamente organizado, visitaremos hospitales, iglesias, refugios, orfelinatos, la sede de la policía, hare un barrido minucioso con mis propias herramientas, contando con la colaboración de Eleazar, solo él.

Eleazar ve mi lista, escrita en computadora e impresa cual menú de restaurante cinco estrellas y me mira de otra forma. La compasión es detestable ¿Es lo que le inspiro en este instante? Porque si es así, debo re formularme como ser humano.

—No estoy jugando —Digo en mi defensa, sudoroso e incómodo, en una ciudad que no es mi territorio habitual, entre extranjeros hermanados por un puente que hace frontera.

—Tampoco es un juego para mí—Reconoce—Es que es la primera vez que atiendes a tu verdadera voluntad, que no te vistes de malo y andas derrochando físico o fanfarroneando.

—Debo ser suprema mente desagradable... pero, no vinimos a desnudar nuestra alma, estamos en San Cristóbal por una razón, dar con el paradero del hijo de Elena...

—Tú hijo—Agrega, Eleazar. Yo me freno y pierdo un segundo de concentración.

—Mi hijo...—Emulo casi al instante —Lo encontraremos...—y seguido de ese reconocimiento tardío, reparto las rutas entre los dos.

Lugares como hospitales y la policía serán de Eleazar, yo me encargare de los refugios y las iglesias..."Que sea lo que Dios quiera", emito en mi mente. Y comienzo la búsqueda...

---

Doblo a la izquierda, cruzo a la derecha, subo la pendiente, bajo la ensenada, esta ciudad es un laberinto de subidas y bajadas estrepitosas y agotadoras. Ya he comprado papelón con limón, un refresco, agua mineral, y nada me calma la sed. Mi ropa se adhiere a la piel, e imploro por ese momento de gloria en el que la ducha me reciba para refrescarme el cuerpo y la consciencia. Sí, me remuerde la consciencia estar buscando lo único sagrado de una relación fallida que jamás debió iniciarse. Yo, que me jactaba de ser el padre perfecto, ahora tiemblo con la idea de tener un hijo natural, producto de un desliz... en ese fragmento me congelo. Nunca lo fue. Elena era sagrada, y por esa razón la dejé ir, sin embargo fui incapaz de contenerme como hombre.

Aun me niego a aceptar que mi hermano, Edgardo, estuvo con ella durante todo el embarazo, y que existe una posibilidad de ser el padre de esa criatura. Entonces estaría buscando a mi sobrino...

—Demasiado bizarro— Digo en voz alta, frente al último templo en mi agenda. El emblemático refugio se embiste sobre mi mortalidad. Ignoro porque siento escalofríos y me cohíbo de tocar la puerta — ¡Vamos, Augusto, a eso viniste, tienes que encontrar la verdad! — toco con energía, hasta que una hermanita en su atuendo de monja, me recibe.

 Ignoro porque siento escalofríos y me cohíbo de tocar la puerta — ¡Vamos, Augusto, a eso viniste, tienes que encontrar la verdad! — toco con energía, hasta que una hermanita en su atuendo de monja, me recibe

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDOnde histórias criam vida. Descubra agora