Capítulo 35 - Celoso

42 14 37
                                    

Capítulo 35

Augusto

"CELOSO"

Estoy de nuevo en ese insípido barrio donde todo ocurrió, entrevistando gente, comprando conciencias, buscando desesperadamente la forma de mantener la verdad oculta, porque Pedro Orozco se dedicaba a reparar automóviles y jamás hizo negocios turbios con la droga.

Estoy saboteando las pruebas de la fiscalía. En otras palabras, arruino el caso de mi amigo Eleazar. No se puede caer más bajo.

Hoy es viernes, y hasta donde sé, Elena no ha vuelto. En la bodega me concentro en disfrutar de un refrescante vaso de papelón con bastante limón, con mi cara de amargura en toda su libre expresión, imaginando que Elena está haciendo turismo con su nuevo "colega".

¿Qué si estoy celoso? ¡Por supuesto que lo estoy!

Elena no se digna a responder a mis llamadas. Se limita a mantener apagado el aparato, como si con ello consiguiera deshacerse de lo que siente por mí, de lo que siento por ella.

Otro que está perdido es mi hermano Eddy. No es que seamos los más unidos del mundo pero recuerdo que estaba llamando diariamente a casa, supongo que producto de la euforia del amor que siente por su amiga misteriosa.

A lo lejos escucho una voz familiar, haciendo preguntas de rigor. Me levanto rápidamente y me escondo detrás de la columna cercana. Allí esta él, Eleazar Pinzón, buscando las mismas pistas que yo, con una diferencia enorme, él representa la parte acusadora, la voz de la fiscalía que se proyecta en sus acciones, mientras que yo soy el demonio que intenta salvar al niño que se portó mal.

-Gracias por su ayuda- Dice a una mujer mayor que señala el negocio de mecánica automotriz del occiso Pedro.

-Un hombre de buen porte estuvo hace rato preguntando lo mismo – Le informa la señora. Y me reprendo por no haberle mojado la mano para que no soltara la lengua al primero que venga.

-¿Y cómo era?- Le insiste Eleazar.

-Pues de su altura, de piel blanca y ojos pequeños, achinados. Muy guapo- recalca la vieja.

Con esa descripción detallada ya debe estar sospechando de mí – No se agite, Doñita. Estamos resolviendo el caso del Sr. Pedro Orozco.

-¡Que tragedia lo que sucedió en esa casa! Y es que ese muchacho estaba en movidas raras, desde que llegó al barrio todo cambió - ¿Sera que debí hablar primero con ella? Es receptiva, en oposición a los que yo entrevisté, todos renuentes a soltar prenda.

Como si estar de incognito no fuese suficiente, mi teléfono móvil suena. La dependiente de la tienda me observa sospechosa, al notar que estoy escondido detrás de una columna, evitando a mi colega. Yo le hago señas para que no me delate, pero el sonido chillón de la música que le puse al repique es particularmente agudo. Eleazar mira en el negocio, busca el origen de la música, entonces la chica agarra el móvil de la superficie de la estantería y atiende, asumiendo Eleazar que es de ella, por fin, sigue de largo.

-Un momento, por favor – La chica me extiende el aparato que hace segundos contestó.

Le doy un "gracias", pletórico en pena, y me alejo a verificar quien está al otro lado de la línea.

-No sabía que tenías secretaria para tu teléfono móvil- Esa hermosa voz me regresa la calma.

-Elena, por el amor a Dios, ¿porque no contestabas mis llamadas?

-El conductor de la chiva estaba hablando y no quería ser descortés, por eso apagué el móvil para no interrumpir su historia.

-¿Chiva? ¿Estabas en una chiva? – Siento que estoy teniendo un nuevo ataque de celos.

-Mi socio me invitó a conocer la ciudad en un paseo turístico...

-¡Carajos, Elena, yo pensé que te había ocurrido algo malo! ¿Y resulta que estas "haciendo turismo con un extraño?- No debería alzarle la voz a una mujer que no es mi mujer, y menos montarle una escenita de celos, pero ¿Qué puedo hacer? Estoy siendo yo mismo.

-No estoy haciendo nada malo...-Me dice tranquila- En cambio lo que tú estás haciendo es terrible- De pronto me corta la llamada.

-¡Alo!... ¡Alo!- Repito varias veces, incrédulo.

Elena, me ha colgado la llamada.

La chica me mira con cara de burla, y al darse cuenta que ya estoy al tanto se pone a realizar otra actividad.

-¿Cuánto le debo por la bebida?- Saco la billetera, arrepentido de haber actuado como un cretino.

¿Qué estoy haciendo con mi vida? Peor ¿Qué estoy haciendo con la vida de Elena?

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora