ENTRE LA ESPADA Y LA PARED

Capítulo 38 - Piel

Capítulo 38

Elena

"PIEL"

¿Cómo supe que Augusto estaba en el pasillo? Es una respuesta que desconozco. Fue un instinto, una conexión telepática que no obedece a este mundo de reglas matemáticas. Su fragancia inundó mis fosas nasales, sintiendo su desesperación, su angustia culposa.

El hizo lo que le dictó su corazón, y yo lo acepté, omitiendo sus defectos mortales...

La última vez que hablamos por teléfono fue agresivo, estableciendo un dominio sobre mí que me molestó, y es ahora que sus manos se encastran en mi cintura que acepto la realidad... Lo deseo.

Augusto, permite que lo cure mientras acaricia mi cabello suelto, no me cuenta que causó el enorme ojo morado, ni me pregunta cómo me fue durante el viaje. En silencio se apodera de mis labios y me roba el aliento, haciendo que la mano pase del mechón de cabello liso a mi hombro, lugar que se estremece por su tacto. Yo suelto la gaza, observando como sus dedos se introducen en mi escote en v.

Tengo edad para haber experimentado estas sensaciones. Fui severa por la honra de mi familia. El tabú viajó en mi maleta, instalándose en cada domicilio que tuve. Mis mejillas enrojecen y un cosquilleo inclemente se concentra en mi vientre. Sostengo la mano de Augusto que acaricia suavemente la piel de mis pechos a través de la tela del sostén, estoy nerviosa de confesarle que soy virgen, me avergüenza ser incompetente como mujer.

-Elena... - Susurra, al sentir que le contengo el avance- Sé que sientes lo mismo. Tú también me deseas- Acerca su cara a la mía, obviando el golpe, y juntamos la punta de la nariz.

-Yo...no estoy preparada- Allí muere la confesión. Augusto, asiente en señal de comprensión.

-Hay cosas que no se planifican, simplemente suceden... pero- Se calla un segundo- Te entiendo- Luego me abraza, haciéndome sentir deseada, por el simple hecho de respetar mi decisión.

Le permito que repose en mi cama, acto seguido, me recuesto junto a él, donde nos quedamos dormidos.