Capitulo 112 - Hojas sueltas

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Capítulo 112

Augusto

“Hojas sueltas”

            Brenda, termina cediendo a mis engaños. En el fondo sé que ya no confía ciegamente en mí, pero me ama. Por ese mismo sentimiento es capaz de transformarse. Lo hará por la familia que somos. Lo hará porque piensa que Edgardo ya no es el hombre perfecto que fue traicionado por su odioso hermano mayor. Lo hará porque su único hijo es producto de esta extraña relación. Y por consiguiente, me protegerá.

            Tristemente no doy con el plagiario que se llevó el fulano diario de Edgardo. Quien sea que lo tenga debe estar gozando con mi sufrimiento. Conoce una parte de la historia que yo desconozco. Es el dueño de la verdad absoluta. O una parte de ella. Ignoro que pretende con la posesión del libro, ya que no me ha contactado para chantajearme con su contenido.

            Al parecer, siempre tendré detractores, enemigos y sujetos cuidando que no haga lo que quiero sino lo que a ellos les parece. Por mucho que me esfuerce por ser libre, estoy condenado a continuar la carrera, y ser lo que todos aspiran que yo sea.

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            El tiempo vuelve a transcurrir, mi padre muere por causas naturales, mi madre queda sola en una enorme casa de dos plantas, viviendo con la servidumbre nada más. En el fondo me niego a vender la propiedad de mis ancestros. Tomo la decisión de volver a mi casa de la infancia. Cuidare de mi madre brindándole la compañía de su querida familia. Al regresar a esta enorme construcción descubro que hay lugares que quedaron atrapados en el tiempo y el espacio.

            La habitación de Edgardo está en el mismo estado de cuando era un simple adolescente. Nada está fuera de lugar, ni siquiera existe polvo en la mesa de noche que ostenta los títulos de química y matemáticas, ganados en las olimpiadas colegiales. Decido entrar a curiosear un poco, pues al remover viejos recuerdos revivo mis años de adolescencia también. Me siento sobre el cobertor de la NBA, y abro el primer gabinete de la cómoda que esta junto a la cama. De inmediato choco la vista con una enorme caja que al sacarla con cuidado no tiene más que una Biblia de las grandes con un fino empastado de edición especial. Esta reliquia bien resguardada me da una idea. Esconder mis horribles secretos en el lugar menos pensado.

            Al salir del cuarto me encuentro con Brenda, que aún no se adapta a nuestro nuevo hogar. Esta casa es el triple de grande y tiene piscina, cancha, y demasiadas habitaciones que llenar con niños que nunca tendremos. Ella sabe que ese el rincón sagrado. Allí solo entro yo. A partir de ahora será mi refugio en tiempos oscuros.

—Deberíamos trasladar las cosas de Edgardo a otro lugar —Asoma tímida — no es sano que sigas visitando esa caja de Pandora.

—No es una caja de Pandora, y de antemano te informo que nadie pondrá un dedo en esa habitación, mucho menos llevarse algo. La tarea de la servidumbre es cuidar que se mantenga limpio e intacto.

            Brenda reconoce esta nueva etapa de su esposo como la confirmación de la culpa y el miedo. Y realmente la tengo. Ambas.

            En ese cuarto entro en contacto con mi hermano muerto, por primera vez le hablo sin sarcasmos. Ya no tenemos peleas inconclusas. Nunca estaremos en paz, sin embargo la guerra nunca fue con él, siempre se trató de mí, y de mi ego demasiado grande para dejarle entrar en mi corazón.

            A veces entro a llorar, y pido que me perdone por no haberlo defendido de la basura que me rodeaba, que quisiera regresar el tiempo y hacerlo todo distinto, por fin hacer las cosas correctamente, y escalar de manera sana a la cima de la montaña que me impuse como meta. Pero eso no ocurrirá.

            Ni siquiera di con la criatura…Mi hijo, o el suyo…

            Es en esta habitación que comienzo a escribir de nuevo mi historia, encerrando para siempre la confesión de mis pecados dentro de una biblia hueca, porque la que tiene bordes de oro yace en mi habitación, y la leo con frecuencia en busca de las palabras de Dios. Aun espero que me dé un mensaje certero.

            Aun espero la absolución de mis pecados.

            La recompensa de Edgardo es que se encuentra en un mejor lugar en compañía de Elena. Mi Elena. De ella guardo su olor y esa mirada cautiva que me limpiaba el alma de los pecados que cometí constantemente. A ella siempre regreso solo en mis sueños.

            En la vida real siempre estaré en peligro, siendo un verdadero mago, fingiendo para conseguir la admiración de los extraños, siempre con esa sensación de estar siendo vigilado, de tener a la mafia siguiéndome a donde vaya. Nunca estaré libre de la culpa, yo fui el hombre que apuntó a la cabeza de otro y le voló la tapa de los sesos, que traicionó a su propia familia para ascender, y por ello siempre estaré entre la espada y la pared.

Fin.

Nota: La última parte es el epilogo. La conexión con la siguiente historia.

Espero lean el siguiente capítulo que estoy preparando con mucha emoción.

Si comenzaste con este libro, te invito a que continúes con la siguiente historia, Entre el amor y el odio, la continuación.

Aun no me despido, porque falta la última parte por escribir. Sé que dejo vacíos en la historia, y los mismos se van contestando en las siguientes novelas. Espero les guste lo que hice con tanta dedicación. Mis sinceras gracias por acompañarme en este maravilloso viaje de seres atormentados y amores cautivos.

Gracias.

Kelly Dugarte.

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDWhere stories live. Discover now