Capítulo 79 - El favor

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Capítulo 79

Augusto

EL FAVOR

Tan esquivo como inexistente, Mauro Benedetti no atiende a mi llamado cuando yo lo solicito, sino cuando a él le da la gana. Tenemos a un intermediario, un tal Rocco. Este gigante de piedra se jacta de ser su mano derecha. Es igualmente misterioso y, a diferencia de su jefe, no tiene el semblante risueño y bien agraciado de Mauro.

No viene a mi oficina, no visita mi hogar, no pactamos un encuentro público y armonioso. Todo se reduce a sus conveniencias. Las mías que las parta un rayo. A altas horas de la noche de un domingo me toca salir, bajo un torrencial aguacero, a encontrarme con el sujeto en el interior de un vehículo blindado.

-El jefe no puede viajar – Dice el extranjero – Entiéndase conmigo.

-Quería pedirle un favor especial. Es personal.- Le aclaro.

-Lo que es con él es conmigo. Hable – Me ordena.

-Mi hermano está desaparecido en acción. No dice que tanto hace durante sus viajes fuera de la capital –El tema es que Rocco no es mi amigo.

-Entonces, usted quiere que lo espiemos – Libera una mueca malvada, similar a una sonrisa.

-Dicho de esa forma, suena mal...-Se me queda viendo un rato, y luego se ríe.

-Ustedes, los ricos, son todos iguales. Despreocúpese, ya de eso nos estamos encargando.

Veo el auto alejarse bajo las gotas de agua. Me mojo a medianoche, en frente de mi hogar. Me cuestiono por inmiscuirme en la vida de Edgardo, otra vez. Ya en una ocasión le arruiné los planes.

¿Es correcto que viole su intimidad? Ya es un hombre, hecho y derecho, no un niño al que se debe controlar a toda hora.

"La calma antes de la guerra", pienso...


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Posteriormente al encuentro con Rocco, casi un mes después de mi solicitud para ser más exacto, soy llamado por el enemigo de mi enemigo, el gran Mauro Benedetti en directo.

-Tú hermano le va muy bien. Tiene una casa de una sola planta en un pueblo fronterizo, está en Venezuela, a menos de media hora de Colombia. Allí se está hospedando con una mujer. Ella no sale casi. Creo que tú hermano encontró el amor...

-¿Estás seguro que se trata del mismo? Edgardo estaba solo en Bogotá. Se enamoró de una mujer que resultó ser pasajera. Me dijo que ella se iba del país. Estaba devastado, lo recuerdo.

-Pues, o es la misma o tiene una novia nueva. Él no se queda en la propiedad. Viaja a Bogotá y regresa al nido de amor. Ella no sale. Definitivamente, no lo hace. El pueblo se llama Ureña, en el Estado Táchira. Mi recomendación es que no lo presiones. Deja que él les cuente cuando le plazca. Tú lo dijiste, ya es un hombre... Un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer...- Remata, el italiano.

No le llevo la contraria. Tampoco le cuento que Edgardo esta distante y apático conmigo. Más de lo normal. En esencia, ese no es asunto de Mauro. Mucho hace con brindarme sus servicios especiales gratuitamente.

-¡¿Viste que las cosas están mejorando?! – Cambia de tema y sé por dónde viene.

-Soy un héroe nacional...increíble...

-Y lo que te falta. Estoy seguro que llegaras a la cima, siempre que mantengas tú imagen limpia de cualquier escándalo.

No me estoy portando mal. Me deshice de la basura el día que encarcele a Sergio Blanco ¿Por qué habría de irme mal, ahora que mi mujer e hijo regresaron a mi lado?

Me preocupa este grado de tranquilidad...

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDWhere stories live. Discover now