Capítulo 74 - La ayuda

33 13 31
                                    


Capítulo 74

Elena

"La ayuda"

Lo invito a pasar por cortesía. Eddy está preocupado por varias razones, su vida actual está libre de pecados, en cambio su hermano esta por dar la cara frente a un jurado insaciable. Abrió la caja de Pandora y ahora tendrá que combatir con los demonios que había adentro.

-No me dijiste que eras hermano de Augusto Corona – Le brindo un vaso de jugo y veo como amablemente el coloca las flores en un jarrón vacío que está en el centro de la mesa. Su ceño se frunce y es imposible no percibir la incomodidad que implica dar ese tipo de explicaciones.

-Augusto es demasiado famoso para mi gusto – Se pliega de brazos y lanza una mirada a un punto ciego. Alguien de esa familia tiene vergüenza. Qué bueno es saber que no toda la sangre de los Corona está ávida de ambición.

-Lo conocí en el Bufete de Angelotti. Fue mi abogado por un corto tiempo – Me siento y lo invito a tomar su lugar frente a mí – Cuando Eleazar Pinzón renunció me asignaron a otro abogado de la firma.

-Es raro. Augusto es penalista. No se encarga de tramitar compra venta de inmuebles, ni nada que se le parezca. Es el pez grande de la pecera – reniega unas dos veces y se toma en dos tragos la bebida – Es increíble como mi hermano tiene la capacidad de opacar el brillo que quiero proyectar a mi alrededor.

-No te opaca, pero si es importante saber cuáles son tus conexiones. Ahora entiendo la razón de evitar que yo vaya a tu casa.

-La policía está en todas partes. Tengo que pedir permiso para moverme en mi ciudad natal – Esta obstinado. Con las alas cortas como un ave en una pequeña jaula.

-Dicen que él también estuvo ligado a negocios turbios con el político que está preso ¿Eso es verdad? – Aguardo con mi fingida calma a que Eddy se defienda.

-Es una buena persona. No pondría las manos en el fuego por él, pero nos criaron con la misma severidad. Sería un golpe duro para mis padres si fuese verdad... ¿Te puedo preguntar una cosa?

-Adelante, continua...

-¿Esto nos afecta? ¿Dejaras de tratarme por ser el hermano del abogado corrupto? – Su angelical rostro se ablanda. Yo me ablando también.

-Es peligroso... – Dudo. ¿Cómo le digo que estoy embarazada de su hermano y que huyo de Colombia por temor a que se entere de mi estado?

-No me has respondido a la pregunta ¿Dejarías de tratarme?

-Eddy... Tengo que irme de Bogotá, de Colombia. Es indiferente si seguimos siendo amigos o no. Me iré lejos para no volver – Toma mis manos entre las suyas y baja la cabeza, las besa y presiento que está a punto de decir algo que sé pero que no quiero oír.

-¡No puedo dejarte ir sin que sepas la verdad! – respira, cierra los ojos, toma el impulso de una parte profunda en lo más recóndito de su ser -¡Te amo! ¡No quiero que te vayas porque te amo!

Su confesión no me sorprende, no al nivel que lo hizo conocer su árbol genealógico. Es una locura sin precedente aceptar que Eddy sea mi punto de apoyo fundamental.

Me levanto al constatar la ironía del destino. Desprendo mis manos de su agarre y me alejo afectada por sus palabras.

-Eddy, yo no soy la mujer que te conviene. Créeme.

Mi reacción sorprende a Eddy de una forma contundente, no obstante está bastante tranquilo con su conciencia. Se me acerca respetando los límites que impuse y continúa abriéndose de par en par.

-El amor no ha sido benévolo contigo. Sé que estas enamorada de alguien y que me evitas para no hacerme daño. Se nota lo que sientes...

-No hagas conjeturas – Es poco lo que me puedo defender en estas circunstancias.

-Lo que está a la vista no necesita anteojos. Él se lo pierde por ser un soberano pendejo ¿Cómo rechazar el amor de una mujer como tú? Eres bella, eso es obvio, y no se compara con tu belleza interior. Fuerte. Eres una mujer muy fuerte...

-¡Eddy, basta!- Le exijo- No quiero seguir escuchándote...

-¿Por qué, Elena? ¿Quieres que me marche para siempre de tu vida? – Ese es el problema. No sé lo que quiero – No me juzgues por ser hermano de Augusto Corona. Yo no soy como él...

Estoy por regresar a Europa embarazada. Sola y embarazada de un hombre casado.

Sucumbo al horror de confrontar a mis padres. Quiero llorar. Realmente necesito hacerlo, y los brazos de Eddy me reciben confortantes cuando me abalanzo a hacerlo entre ellos.

-Déjame protegerte – Me susurra - Él médico no me dijo lo que te pasa, juro que no invadiré tú espacio, simplemente déjame estar para ti... déjame ser el hombro que necesitas...

 déjame ser el hombro que necesitas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDWhere stories live. Discover now