Capítulo 96- Aprende a vivir con la culpa

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Capítulo 96

Augusto

"Aprende a vivir con la culpa"

No puedo creer lo que hice, Rocco tampoco. A partir de ahora mi vida será distinta. A mi alrededor todos me ven con nuevos ojos. Ya no soy el abogadito mediocre que juega a ser brabucón, ahora soy uno de ellos.

El primero en confirmar mi nuevo estatus es Rocco, que de inmediato me invita a bajar los brazos y soltar el arma. Es cauto y respetuoso.

—Suelte el arma, Don Augusto— No me tutea, no me reta. Mi nivel es superior y todos los saben —Ya usted hizo lo que debía, del resto se encargaran mis hombres.

Hago una débil resistencia y por fin me doy cuenta que ya no tengo motivos para seguir apuntando. Sergio Blanco, está muerto.

Me escoltan al vehículo a gran velocidad. Tengo curiosidad por conocer lo que se viene. Ninguno es inexperto, solo yo.  No soy consciente del tiempo que pasa. Un auto, un helicóptero y de nuevo en la finca, con el enorme aviso "El gran amante".  Ingreso conmocionado al estudio, con la vista fija en Mauro Benedetti, que me ayuda a quitarme los guantes y la chaqueta con capucha.

-¿Lo hiciste? – me pregunta con su acento italiano, introduciendo todo el material en una bolsa negra.

La respiración entrecortada y el terror me impiden articular palabras comprensibles. En mis gestos no hay rastros de prepotencia o disfrute, sigo incrédulo, asintiendo en respuesta a la pregunta anterior.

-¡Perfecto!...no te exijas...respira, Augusto, simplemente respira – Me recomienda, sosteniendo ambos hombros con sus brazos- Hiciste lo que tenías que hacer, es preferible cargar con la culpa que vivir con el miedo – El italiano me lo repite una y otra vez, me mantengo callado mientras recupero el dominio de mi cuerpo inyectado de adrenalina.

-¿Y si se vengan? – frunzo el ceño, temeroso de mi premonición.

-Ya no es tú asunto, Augusto. Nadie sabrá lo que hiciste, tú no se lo contaras a nadie, yo tampoco lo hare. Sigue adelante y pórtate bien...- Mauro saca un cigarrillo de la solapa de su chaqueta y lo enciende- ¿Quieres uno? – Me ofrece.

Lo tomo sin dudar, nunca he fumado, es una medida desesperada por controlar la ansiedad. Mis dedos temblorosos reciben el fuego del yesquero con torpeza de principiante.

-¿Qué es lo que sigue? – Inhalo demasiado rápido y toso con el rostro rojo, en el ahogo de mi primera experiencia con la nicotina.

-Que te calmes. Yo me encargare del resto. No es la primera vez que maquillo o limpio un escenario, lo que para ti es nuevo y peligroso, para mí es rutina diaria- Detalla su forma de fumar – No hagas cosas que no van contigo, como esta de fumar, despertaras sospechas. De ahora en adelante trabajaras cada día de tu vida por construir una reputación honorable, ya no eres el abogado de la mafia, sino el defensor de los pobres.

-No sé si pueda aprender a vivir con la culpa – Reniego, desechando en el pequeño cenicero de vidrio el filtro gastado.

-Aprenderás, todos lo hacemos, es cuestión de enfocarte en una meta y no aferrarte al pasado. Tienes una hermosa familia que te servirá de escudo, además de un apellido renombrado como respaldo – El galante italiano es frió, o tal vez cínico. Es complicado atribuirle un calificativo.

-Sé que no debo indagar, ya me explicaste las razones, sin embargo no han encontrado rastros de la criatura...

-No sigas hurgando Augusto, por el bien de todos, deja eso así...—Rectifica, haciendo una promesa que espero me cumpla —Yo me encargaré de encontrar al bebe. Sí está vivo, serás el primero en saberlo.

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De regreso a mi hogar, después de haberle mentido a Brenda, concientizo el hecho. He matado a un hombre. No estaba de pesca con Eleazar y Ricardo en la Laguna del Tabacal, no nos quedamos en la casita de campo del hermano de Ricardo. Esas mentiras piadosas son la coartada de un crimen planeado por mi patrocinador, Mauro Benedetti. El autor material de la emboscada es su majestad en persona.

Maquillar o limpiar un escenario, acciones que en derecho son totalmente delictivas. Acciones que son el día a día de Mauro, según sus propias palabras, y que contrastan con las de mi víctima, Sergio Blanco, a segundos de morir... "eres un peldaño, si te ayuda es porque necesita de ti"...

Tiene sentido.

Mauro Benedetti estaba loco por quitarse al colombiano psicópata de encima, y yo le facilité el trabajo con mi venganza. Favor con favor se paga.

Me he librado del yugo de Sergio, vengué la muerte de tres seres muy queridos e irremplazables, pero sigo en la incertidumbre... ¿Cuál es el precio a pagar por saltarme la luz roja y tomar la ley en mis manos? ¿Qué es lo que esperan de mí? ¿Mauro Benedetti es mejor que Sergio Blanco, o simplemente es más agradable?

Veremos...

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDWhere stories live. Discover now