Categoría

2.9K 303 8
                                    

—¿Marcus? No— negué con la cabeza—. Eso no puede ser. Debo estar soñando.

—No, no estás soñando. ¿Acaso no estás feliz de verme?

Tenía muchas dudas. Mi cabeza no podía procesar lo que estaba diciéndome.

—¿C-cómo es posible?

Tomó mi mano, llevándola a su pecho y solo pude recordar las veces que Marcus lo hizo. Recuerdo que la primera vez que llegué aquí, él fue el primero en cruzar palabra conmigo e hizo lo mismo. Me extrañó la confianza en que tomó mi mano ese día y por eso no supe cómo reaccionar.

—Mi tierna mariposita — sus dedos se enredaron en mi cabello.

Mis mejillas se ruborizaron por ese tono tan suave y tierno que utilizó para decirlo. Además de su inesperada caricia.

—¿Cómo estás aquí? ¿Qué te pasó?

—Eso no importa, lo importante es que por fin nos hemos reunido de nuevo. Esta vez por nada del mundo me separaré de ti. Estaremos juntos para siempre, tal y como lo habíamos soñado.

—Marcus, lo siento tanto— lágrimas brotaron de mis ojos sin cesar, tras recordar ese momento en que me dieron la noticia de su muerte.

—¿Qué sientes?

—Te culpé tantas veces por haberme dejado sola, a pesar de estar consciente de que no fuiste tú quien decidió dejarme. Ahora lo entiendo, tal vez la vida no es tan mala después de todo, porque mis intentos de reencontrarme contigo en aquel tiempo fueron infructuosos, pero hubo una razón de ser. Si hubiese logrado mi objetivo, ahora no te hubiera vuelto a ver.

—No pasa nada— sus manos secaron gentilmente mis lágrimas—. Lo importante para mí es que estás aquí conmigo ahora.

Su rostro se aproximó al mío y no supe qué hacer. No podía explicarme la razón por la cual mi corazón estaba latiendo tan frenéticamente con su extraño acercamiento. Estuvo a solo unos centímetros de mi rostro, cuando oímos el carraspeo de Ansel. Jamás habíamos estado así de cerca nunca. ¿Qué tenía pensado hacer?

—¿Qué hacen ustedes aquí? —su seriedad era muy terrorífica, pone todos mis vellos de punta—. Regresa a la casa— la orden iba dirigida a mí, lo supe por esa mirada tan profunda y exigente.

—¿Y desde cuándo te convertiste en su papá? — Marcus se apartó de mí para enfrentar a Ansel—. ¿Qué sucede? ¿Por qué tan arisco? ¿Este es tu nuevo pasatiempo? ¿Espiarnos? — su sonrisa era retante y burlesca a la vez—. Estás importunando, así que lárgate.

Nunca había visto a Marcus comportándose de esa manera.

—Tal parece que quien encontró un nuevo pasatiempo has sido tú. ¿Desde cuándo tus gustos bajaron de categoría?

—Parece que es la misma categoría a la que aspiras— contraatacó.

—¿Qué les sucede a ustedes dos?

—Nadie está hablando contigo — me atacó Ansel directamente.

¿Por qué la tiene contra mí este sujeto? Primero me trata mal, luego me encierra en el armario y ahora no hace otra cosa que aparecerse en todas partes. Es un alivio que, probablemente sea la última vez que lo vea.

—Quiero estar con Mar… con mi amigo a solas y estás interrumpiendo. ¿Por qué no buscas algo mejor que hacer?

—Ya oíste, hermanito.

—¿Amigo? —enarcó una ceja, soltando una carcajada—. Claro, diviértanse— se guardó las manos en el bolsillo y siguió caminando como si la cosa no fuera con él.

Redención [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora