FINAL: Eternidad

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[…]

Mis manos se juntaron, trayendo a mi memoria todo lo vivido con mi padre. Aunque fue poco el tiempo que compartimos, para mí significó mucho y lo guardo dentro de una caja de cristal. Atesoro cada recuerdo con mi alma. 

—Papá, hubiera dado todo porque estuvieras aquí, acompañándome y entregándome a los brazos de mis dos amores, que pudieras verme con este vestido negro que elegí para la ceremonia, el mismo que elegí meticulosamente pensando en ti y en tus gustos. Aunque la vida te arrancó de mí, sé que al final del camino, volveremos a encontrarnos. Sé que si estuvieras aquí, ibas a sentirte orgulloso y feliz de verme dar este gran paso. Aunque no estés físicamente aquí, siempre vivirás en mí.  

—¿Estás lista? — oí la voz de Vala y me enderecé. 

—Sí. 

Me volteé, encontrándome con ella en su forma humana. Sus ojos rasgados y dorados  resplandecían. Su melena castaña, larga y oscura, caía a la altura de su espalda baja. Vestía un traje negro bastante ceñido al cuerpo y en sus manos cargaba una caja en madera. Se veía hermosa, pero las palabras quedaron atoradas en mi garganta, pues no pensé que ella también tendría forma humana. 

Me quedé paralizada en un mismo sitio, sin saber qué decir o hacer. 

—Vala… 

—Fue tu hija— alegó, levantando un poco el vestido. 

«Debí imaginarlo. Ellas se pasan como uña y mugre». 

—Te ves muy hermosa.

Sus ojos se engrandecieron y luego desvió la mirada. 

—Tú también— me extendió la caja—. Esto te pertenece. 

—¿Qué es esto? 

—Era de tu padre. La encontré en el instituto. 

«“¿Mi padre?”». 

Tomé la caja en las manos, abriéndola delicadamente sin saber con qué me iba a encontrar. En ella habían varias joyas, pero lo más que me llamó la atención fue un colgante con un amuleto de plata en el que se encontraba una piedra preciosa y brillante de color esmeralda. 

La luz propia y el olor fresco que emanaba del colgante fue como transportarme a la madre naturaleza y a ese bosque donde de rodillas pedí por los míos. 

Mi padre siempre ayudó a las personas. Usó sus dones para sanar y ayudar al prójimo, a pesar de esa maldición que cargaba.

Esta es una señal. Estoy segura que esto era lo que él hubiera querido, que tomara su lugar y que ayude a los necesitados. 

Mis poderes siempre los he visto como una maldición, pero si puedo hacer buen uso de ellos y hacer el bien, entonces eso haré. 

—Te amo, papá. Gracias por mostrarme el camino— deposité un beso en el amuleto y lo colgué en mi cuello—. Siempre estarás conmigo. 

[...]

En compañía de mis dos hermosos hijos y de Vala, llegamos al jardín de la mansión, donde sellaremos nuestra unión y donde Ansel y Louis me esperaban vestidos como dos galanes de ensueño. Es aquí donde todo comenzó, donde pertenecemos y queremos estar. 

Ahí se encontraba Karol y su “amo”, para mí fue inesperado verla después de tanto tiempo, pero se veía muy hermosa y sonriente a su lado. Sabía que se alegraba de la misma manera que yo de haberla visto. 

El camino de velas me hacían la invitación de avanzar para llegar a ellos y donde un hombre de negro me esperaba. Había una energía positiva y refrescante en el aire. La luna llena iba a ser testigo de nuestra unión eterna. Las emociones estaban a flor de piel. No podía dejar de admirar y contemplar lo bellos que se veían ahí de pie, con sus manos extendidas en espera de que las tomara para quedar en el centro de ambos. No hacía falta nadie más.

Nuestros hijos se veían felices y contentos, no íbamos a dejarlos a un lado, quisimos que se mantuvieran cerca y fueran testigos de nuestra entrega. Vala también es parte de nuestra familia, por lo que se mantuvo al lado de ellos.  

Cada día que pasa, el tiempo parece ir volando. Ellos siguen creciendo y creciendo, Noa convirtiéndose en una hermosa mujer y Azai en un grandioso y bello hombre. 

Sus poderes y habilidades son increíbles, no paran de sorprenderme cada día que pasa. Si no hubiera sido por sus poderes, el embarazo hubiera acabado con la vida de los tres, pero Noa nos protegió hasta que su fuerza no dio para más y ahí fue donde tuvieron que intervenir, pero aquí están con nosotros, sanos y a salvo. 

La copa de oro se encontraba sobre la mesa, con el hombre de negro que fue el mismo que se la extendió a Ansel. Él la agarró sin pensarlo, poniéndola de lado y haciéndose un corte en la muñeca con el filo de la uña y vertiendo cada gota de sangre que tenía para ofrecer en la copa. 

—Con estas gotas de mi sangre, parte de mi fuente de vida; les entrego mi eterna fidelidad, mi devoción y mi compañía.

Le pasó la copa a Louis y él hizo el mismo procedimiento. 

—Con estas gotas de sangre, mi esencia de vida; les entrego mi eterna atención, protección y compañía, prometo siempre ser parte de ustedes, según ustedes lo serán de mí— agregó, antes de pasarme la copa. 

Hice el mismo procedimiento, vertiendo cada gota en la copa. 

—Con estas gotas de sangre, parte de mi fuerza de vida; prometo unirme en cuerpo y alma en una dirección con ustedes, juntos por siempre y para siempre— dije. 

—Según la sangre de todos se unió en una sola forma, así desde hoy en adelante los tres serán uno, compartiendo toda carga, protegiéndose el uno al otro; cargándose cuando no se tengan fuerzas y ayudándose durante toda carga. Beban de la copa y sellen el pacto, entendiendo que este es uno de por vida, pues lo que estás tomando de la copa es la esencia de vida de todos combinados en una; tres vidas hecha una; así sea por siempre y para siempre. 

Nos pasamos la copa entre los tres, tomando de ella hasta depositarla sobre la mesa vacía. 

Entrelacé mis manos en las suyas, deleitándome con ese sabor tan irresistible de nuestra adictiva y perfecta combinación. 

Mi corazón rebosaba de gozo y alegría. Por primera vez en toda mi existencia, me sentía segura de este gran paso que he dado. 

—Tomé de esta copa como muestra de mi sinceridad, compromiso y lealtad con ustedes— los miré a ambos, contemplando la sonrisa tan dulce y tierna que estaba reflejada en sus bellos y perfectos labios—. Porque desde este momento en adelante nos hemos convertido en una sola entidad por toda la eternidad. 

Sellamos nuestro compromiso y juramento eterno en un beso por separado, pero en un abrazo que nos complementó y nos unió a los tres. 

A veces vagamos por la vida buscando un por qué, una razón, un propósito. Desperdiciamos gran parte de nuestra vida por andar a ciegas. Nos olvidamos de vivir, de amar, de las cosas simples que merecen la pena experimentar. 

No nos damos cuenta de que la felicidad a veces se encuentra al alcance de nuestras manos, solo debemos quitarnos la venda de los ojos y ver más allá, valorar a quienes están aquí y ahora, a quienes sobre todas las cosas nos aman y eligen permanecer a nuestro lado. 

Atrévete a amar, a perdonar, a soñar, a vivir cada día como si fuera el último. 

Redención [✓]Where stories live. Discover now