Celos

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—¡¿A ti qué te sucede, idiota?! ¡¿Por qué me derramaste eso?!

—Silencio y camina.

—No puedo abrir los ojos por tu culpa.

Su mano agarró la mía y tiró de ella para que caminara.

—Mi libreta.

—Olvídate de la libreta.

Caminé despacio, con temor a que pudiera tropezar con alguna rama y caer. Supe que estábamos en la mansión por el movimiento del ascensor.

—Eres un animal.

—Te dije que hagas silencio. No querrás llamar la atención de mi madre en esta condición tan deplorable y apestosa. Te sacará de aquí si ve que fuiste tú quien llenó el piso de mierda.

—¿Yo? ¡Fuiste tú quien me ensució!

Llegamos a la habitación, me metió en la bañera y abrió la pluma, dejándome caer el agua por encima con todo y ropa. Intentó levantarme el vestido, pero lo empujé.

—¿Qué crees que haces?

Todavía no podía abrir los ojos. Debía asegurarme de quitarme esa porquería antes de abrirlos.

—Quitarte la ropa. No sé por qué te da tanta vergüenza, si ya te he visto varias veces desnuda. Además, no sentiste vergüenza cuando dejaste que mi hermano te viera. Si lo que tanto quieres ocultar es la marca, no hace falta verla para saber que te dejaste morder por él y quién sabe qué otras cosas más permitiste que te hiciera.

—Más vergüenza deberías sentir tú al reclamarme lo que hice con él cuando estuviste con varias mujeres anoche.

Oí su risa, mientras que sus manos se aferraron a mis muñecas, chocando mi espalda contra la pared de la bañera.

—¿Tú estás dispuesta a satisfacer mis necesidades? No lo creo. Aun así, tienes la osadía de meterte con mi hermano. Si no puedes satisfacer las mías, ¿realmente crees que podrás satisfacer las suyas o la de ambos a la vez? Tu cuerpo es demasiado débil. Ahora bien, ¿qué piensas? ¿Que mi hermano es diferente y no hace lo mismo? ¿Dónde crees que ha estado todo el día? Claro, buscando a alguien que sí pueda satisfacer sus necesidades y no alguien que lo deje a medias. ¿Quieres que te lleve a donde se encuentra para que lo compruebes tú misma?

—Son hermanos, ¿qué más podría esperarse de ustedes? Ya nada que venga de ustedes me sorprende.

—¿Te gustó?

—Suéltame, quiero lavarme y quitarme este olor que dejaste sobre mí.

—Responde.

—No sé de qué hablas.

—Sabes perfectamente de lo que hablo. ¿Te gustó lo que pasó entre los dos?

—Ese no es tu problema. Vete de aquí. Quiero privacidad.

—Supongo que eso es un sí y por eso evades responder — dejó ir mis manos y, en instantes oí el sonido de la puerta.

Mi corazón estaba latiendo muy rápido. ¿Será que hice bien en haberlo echado y evadir su pregunta? De alguna manera debía desquitarme por todo lo que me ha hecho.

Por más que me lavé y restregué mi cuerpo, ese olor seguía percibiéndolo en el aire. Sé que ya debía ser idea mía, pero es repugnante. Que olor tan desagradable. Me pregunto qué será esa sustancia.

Salí del baño enrollándome la toalla alrededor de mi cuerpo, cuando una fuerza invisible me arrojó de llenó hacia la cama. Me puse bocarriba rápidamente, intentando reincorporarme, cuando vi a Ansel en medio de la habitación, acompañado de la sombra por separado. No sabía que podía hacer eso, pensé que eran uno solo.

—Tardaste mucho.

—¿Q-qué haces aquí? Pensé que te habías ido.

Sus dedos controlaban los movimientos de esa sombra.

—No, solo decidí esperarte aquí. Pediste privacidad, pues te la di. Ya que has borrado ese desagradable olor de ti, voy a asegurarme de que sea mi olor el que se impregne a tu piel esta vez.

Redención [✓]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن