ESPECIAL (TREINTA Y SEIS)

97 17 3
                                    

—¿Cómo te atreves a decir eso? ¡Esto es inaceptable! Me decepciona profundamente que estés dejándote llevar por la atracción y no escuches mis advertencias. No puedo permitir que te involucres con alguien así.

Me sentía frustrada y triste al ver la decepción en los ojos de mi madre. Sabía que mi decisión no sería fácil de aceptar para ella, pero también sentía que era importante seguir mi propio instinto y explorar la posibilidad de encontrar la verdad por mí misma. Aunque entendía su preocupación, sentía que no podía dejar que el resentimiento y la falta de perdón dictaran mi vida. Esperaba que con el tiempo, mi madre pudiera comprender y aceptar mi elección, aunque en ese momento su rechazo era evidente.

Mientras mi madre expresaba su decepción y desacuerdo, noté cómo Bael luchaba por contener sus emociones. Era la primera vez que notaba una expresión tan profunda. El fuego negro comenzó a danzar en su mirada, reflejando su descontento y celos ante mi elección. Aunque había intentado mantener la compostura hasta ahora, ya no podía ocultar su incomodidad.

Las llamas oscuras crecieron en intensidad, bailando en sus ojos y rodeando su figura. Su postura se volvió tensa y sus puños se apretaron con fuerza. Podía sentir el calor que emanaba de él, irradiando una energía inquietante.

—¿Y a ti qué te pasa? —le preguntó mi madre con preocupación, notando su evidente malestar.

Bael apartó la mirada de mi madre y me miró directamente, esbozando una sonrisa torcida. Su voz se volvió áspera cuando finalmente habló.

—¿Le has contado lo que pasó esa noche entre nosotros en tu habitación? 

Mis ojos se abrieron de par en par ante la inesperada revelación de Bael. Sentí que el corazón se me aceleraba y un nudo se formaba en mi estómago. No podía creer que Bael estuviera exponiendo eso frente a mi madre. 

—Bael, ¿qué estás haciendo? —exclamé, mi voz temblando por la mezcla de sorpresa y vergüenza. 

Miré a mi madre, quien parecía igualmente impactada por sus palabras.

Mi madre frunció el ceño y se volvió hacia mí, buscando respuestas en mi rostro. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para explicar la situación.

—Mamá, esto es... un poco complicado. Lo que Bael está diciendo es verdad, pero no es el momento ni el lugar para hablar de esto. Tenemos que encontrar una manera de resolver nuestros problemas y diferencias sin discutirlo aquí. Además, solo fue un simple beso, nada más que eso. 

—Qué cosas. A mí parecer, fueron varios, de esos que la ropa estorba. Ajeno a eso, también dormimos juntos anoche. ¿Eso también se lo dijiste? —Bael continuó, añadiendo más leña al fuego.

—Bael, ya es suficiente—le dije, intentando contener mi enojo—. No deberíamos estar discutiendo esto delante de mi madre. No es justo para nadie. 

—He estado rodeada de enemigos, y no es hasta ahora que me doy cuenta. ¿Cómo pudiste, Bael? Podía esperar esto de cualquiera, excepto de ti. Y tú… —se volteó hacia mí—. ¿Qué pasa por tu cabeza? 

—No quiero sonar grosera, mamá, pero creo que eres la menos indicada para hacer una escena en estos momentos. Tú misma me has dicho que dos son mejor que uno. 

Me miró con una expresión ofendida. 

—¿Perdón?

—Ya sabía sobre lo que tenían ustedes dos—agregó Azazel, creando una atmósfera mucho más incómoda de la que ya había—. Aun así, si tus intenciones para exponer esos hechos es para que me salga del camino, lamento informarte que ha surtido el efecto contrario, ahora siento más interés y la libertad de perseguirla. ¿Ahora qué? ¿Vas a dejarme el camino libre? 

—No estoy buscando entrar en una competencia contigo. Ni siquiera estás a mi altura. Solo te lo anticipo; retirarme no es una opción, así que te tocará acostumbrarte a mi presencia. 

—Dios mío, esto es mucho para asimilar —dijo mi madre con voz entrecortada—. Ustedes van a acabar conmigo. 

Redención [✓]Where stories live. Discover now