Reflejos

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Sentía que sus ojos iban a absorberme por la intensidad de su mirada. 

—Dolorem senties donec mea iussa facias. In genibus ante me cades. Dabis te mihi corpus et animam. Mihi autem servies usque ad extremum halitum.

Una fuerte punzada en el vientre hizo que cayera de rodillas. El dolor y ardor se esparcía ligeramente hacia todo mi cuerpo, situándose específicamente en mi cabeza. 

—¿Dónde está la gatita brava de hace un momento?

—¿Qué me hiciste? 

Me retorcía en el suelo del dolor. Todo mi cuerpo me dolía al mismo tiempo. Las lágrimas no tardaron en hacerse presente, tanto como mis gritos, pero él solo me observaba con atención.

—Duele, ¿cierto? Eso es solo un poco de todo el dolor que puedo causarte sin siquiera tocarte. 

—¡Quítame esto, por favor! — le rogué en llanto.  

—Discúlpate y tal vez lo considere. 

—¡Lo siento! 

—No suena muy convincente. 

—Siento mucho lo que dije, no lo volveré a decir. 

—No me volverás a contradecir, querrás decir. 

—No te volveré a contradecir. 

—¿Ves? No es tan difícil. Agradece que hoy estoy de buen humor, porque de lo contrario, estarías ardiendo ahora. 

El dolor fue cesando de poco a poquito, aunque lo más humillante fue haber tenido que pedirle perdón por algo que realmente sentía y pensaba. En el fondo, Azazel tenía razón. Ansel puede llegar a ser peor. 

—Levántate y vístete — salió de la habitación, sin decir nada más.

Me levanté del suelo y fui directamente a la gaveta donde estaba la foto y la rompí sin siquiera pensarlo dos veces. No sé por qué razón, pero sentía que debía descargar todo mi dolor, impotencia y frustración en ella, como si eso fuera a cambiar algo. No sé si esa mujer realmente es Jana, no sé tampoco qué significa para él, pero sin duda alguna, significa mucho, como para haberse enojado tanto. Lo vi en sus ojos, estaba furioso. De todas las veces que me ha mirado con disgusto, era la primera vez que observaba una expresión tan profunda. 

Al final, me vi en la obligación de ponerme ese dichoso vestido, el cual me supo a mierda. Lo más incómodo fue haber visto a la Sra. Khali y a Azazel en el comedor. Ella se notaba que no está a gusto, aunque aún no sé qué en realidad es lo que le disgusta tanto. Mientras que Azazel esbozó una sonrisa y negó con la cabeza. Él me lo dijo claramente y tal vez en el fondo quería creer que no era así, que Ansel podía ser diferente. 

Caminamos al instituto los tres, ellos dos me dejaron frente a la puerta de mi aula y luego se fueron. Habían pocos estudiantes, Karol aún no había llegado, por lo que fui a sentarme para esperarla. Ella llegó varios minutos después, acompañada de ese hombre del que me habló. Mendiga pinta que tenía de loco. Era un poco más alto que ella y delgado. Su cabello era castaño oscuro y estaba peinado hacia el lado, con un pequeño mechón que caía en la frente. Tenía una sonrisa maliciosa dibujada en los labios mientras Karol le hablaba cabizbaja. Antes de irse, plasmó un beso en su cuello y ella giró el rostro hacia el lado contrario. 

—¿Todo bien? — le pregunté, al ver que sus ojos estaban llorosos. 

Se sentó en su silla y recostó su cabeza sobre sus antebrazos en la mesa. Probablemente ese imbécil volvió a lastimarla. 

Al mediodía Ansel no vino por mí como ayer lo hizo y fue lo mejor, porque honestamente no quería verle la cara. Es un idiota. Todos los “amos", vinieron a ver a mis compañeros de clase. Algunos tenían buena química o relación entre ellos, mientras que otros se notaban asustados. Entre ese grupo se encontraba Karol. 

Durante la clase de encantamientos, nos brindaron un libro a cada uno. Aunque el maestro estaba dando la clase, no podía concentrarme en lo que estaba diciendo, porque extrañamente el libro que tenía en mis manos, el interior era distinto al resto. El círculo negro que había dibujado en una página, parecía hecho con tinta. Recuerdo haber visto algo similar en la biblioteca de la mansión. 

Froté el círculo y mi dedo se tiñó de esa tinta negra. Huele como a carbón de madera de aliso, mezclado con algo que no logro descifrar. Froté mi dedo por segunda vez en el intento de descifrarlo, pero me di cuenta de que el círculo parecía agrandarse. Rasqué mis ojos, pensando que tal vez era mi cabeza jugándome una mala broma, pero realmente se veía más grande. 

Algo estaba apareciendo dentro de ese agujero oscuro. Parecía moverse en la página. Lentamente se iba agrandando y los movimientos creaban como una especie de visión. Seguía rascándome los ojos, creía que estaba alucinando, pero entre más rascaba mis ojos, más se esclarecía la visión. 

Tenía la forma de un cuchillo… no… era una daga. 

Mi cuerpo reaccionó en modo automático. No sé por qué mi mano por si sola se elevó, deteniendo una daga de acero que lanzó Louis hacia mi dirección. Todos en la clase me miraron estupefactos. Incluso yo misma no sabía cómo explicarme la razón por la cual lo hice. Mis reflejos jamás habían sido tan buenos y precisos.

Eran muchas cosas las que no me podía explicar. ¿Por qué vi eso en el libro y ahora no hay nada en el? El círculo había desaparecido y con el la visión. ¿Cómo pude atraparlo en el aire sin resultar herida? 

Miré a Louis y él estaba observándome también, de una manera un tanto extraña. ¿Por qué me lanzó eso de repente? ¿No se da cuenta de que eso fue peligroso y que pudo haber herido a alguien, e incluso a mí misma? ¿A esto se refería Azazel?

Batallando con esos pensamientos, fue que logré captar la media sonrisa que se dibujó por unos mínimos instantes en sus labios. Solo lo miré confundida, debía tener los ojos que no me cabían en la cara del susto.

Redención [✓]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang