Amo

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No entiendo nada. Siempre se ha comportado como un idiota conmigo y me ha tratado muy mal. ¿Por qué ha hecho todo esto? ¿Cómo pude olvidar lo que pasó esa noche en que ellas invadieron mi habitación? Por más que trato de recordar, son muy vagos los recuerdos. ¿Qué sucedió con ellas y con todo mi grupo? ¿Él habrá tenido algo que ver con ellos también? 

En primer lugar, ¿qué es él? Definitivamente es todo menos humano. Aun así, ese hecho, no me asusta, quizás es por todo lo que ha hecho por mí. Si quisiera hacerme algo malo, ya lo hubiera hecho, ¿no? Pero ¿por qué siempre había tenido aquella actitud tan hostil desde que puse un pie en esta casa? Son muchas dudas, pero no sé si deba preguntarle o él me responda. 

No lo había pensado con más detenimiento, pero significa que lo que sucedió aquella noche en mi habitación con él fue real. Mis mejillas ardieron y esta vez no era por el dolor de los golpes. 

—¿Por qué tan callada? 

—Tengo muchas preguntas, pero supongo que no vas a responder ninguna de ellas. 

—Supones bien. 

¿Por qué me trata de la misma manera? Pensé que luego de todo lo que ha pasado, al menos se comportaría distinto. 

—Quiero mi pago. 

—¿Qué pago? — cuestioné confundida.

—¿Pensaste que alguien como yo hace las cosas de gratis? 

—Yo no tengo dinero. 

—¿Te parece que necesito dinero?

—Entonces, ¿de qué pago hablas? 

—De hoy en adelante, tu deber será servirle a tu amo. 

—¿A mi amo? ¿Qué amo? ¿De qué estás hablando? 

Su acercamiento me dejó sin palabras y hasta sin aliento, sobre todo la forma en que su dedo índice elevó mi mentón para que lo mirara. Es muy alto. 

—A mí.

Me quedé patidifusa con su respuesta. No pude procesarla adecuadamente, cuando su rostro se aproximó hacia el mío. Por alguna extraña razón fui incapaz de apartarlo. Cerré los ojos, pensando que su destino era mi boca, pues estaba a solo centímetros de la mía, pero es como si hubiese cambiado de dirección a último momento, desviándose hacia mi hombro desnudo y cuello. Esa sensación y hormigueo en mi parte baja se hizo presente. No me había siquiera tocado y estaba reaccionando de una manera un tanto acelerada. 

—Ansel— mi voz se oía temblorosa. 

Escuché su suave risita cerca de mi oído y me generó escalofríos en todo el cuerpo. Su mano se posicionó en mi nuca, ladeando mi cabeza y despejando por completo mi cuello de los mechones de mi cabello. Mis energías fueron drenadas en su repentina mordida. La misma sensación de calor en mis partes, mezclada con el ardor de sus colmillos al haber perforado mi piel, sucumbió todo mi ser, haciéndome vibrar y contener un chillido. Apreté su camisa al sentir que estaba tendiendo mi cuerpo sobre la cama. Todo daba vueltas y mis párpados se sentían pesados. Era una sensación que hubiera dado todo por seguir sintiendo, pero era mi cuerpo quien no podía tolerarlo. 

Cuando desperté, quedé sentada en la cama, recordando todo lo que ocurrió anoche y regresando a la realidad de que había vuelto a la mansión, lo que implica que no fue un sueño. Ansel no estaba en la cama, mientras que yo permanecía con la toalla cubriendo mi cuerpo y entre las sábanas de seda. Mi rostro y mi cuerpo no duelen tanto como ayer, solamente un poco el cuello, pero el dolor es tolerable.  

Salí de la cama e inspeccioné la habitación. El armario estaba vacío, mientras que las gavetas también, a excepción de una. En ella se encontraba una foto. A leguas se notaba que era una foto bastante antigua. No solo por ese olor tan particular, sino por la calidad de la misma y la vestimenta de la mujer que había en la foto. Qué mujer más hermosa. Su piel era blanca y su figura perfecta. Nariz perfilada, labios bien formados y pequeños. Su cabello largo y plateado era bastante abundante y rizo, sobresalía de los costados de la capa que venía adjunta del mismo traje. El vestido negro le quedaba bastante ceñido al cuerpo, mientras que las mangas eran largas y abultadas. En su mano portaba una daga de acero inoxidable, en la cual tenía una cruz marcada en la hoja. ¿Quién será esta mujer? Debe ser importante para él como para guardar una foto suya. Será mejor que deje de rebuscar o puede molestarse. 

Ahora bien, ¿cómo podré salir de la habitación? No tengo ropa, no tengo nada. Entre luchas mentales, decidí salir de la habitación en busca de Ansel, cubriéndome como podía con la toalla, esperando que nadie más me viera. Sería muy vergonzoso. No pienso bajar al primer piso, si no lo encuentro aquí, tendré que regresar a la habitación. 

Diciendo eso, oí la voz alterada de Marcus en una de las habitaciones. No sé con quién estaba hablando y, en realidad, no pensaba oír su conversación, pero el tono de su voz era muy alto, se oía en pleno pasillo.  

—No estoy compitiendo contigo. Jamás podría considerarte un rival digno cuando juegas tan sucio — esa era la voz de Ansel, por eso me detuve cerca de la puerta.

¿Otra vez están peleando? ¿Estos dos no se cansan?

—Solo quieres darme por la cabeza a mí, porque sabes que puse mis ojos en ella, o es que estás buscando un reemplazo, pero que te quede claro, ¡ella no es Jana! 

—Eres el menos indicado para hablar, ¿no lo crees? Después de todo, no has hecho otra cosa que no sea engañarla. ¿Tan lejos eres capaz de llegar por una simple humana, usando su lado más débil para sacar provecho? Luces tan patético.

Redención [✓]Where stories live. Discover now