Mía

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En su semblante esta vez no noté amargura o molestia. ¿Qué estará tramando? 

He oído eso del olor todo el día. Pensando las cosas con más detenimiento. Lo que el profesor dijo fue algo confuso en el momento, pero ahora que lo pienso, muchas cosas encajan.

¿Podría ser que él no me echó eso encima por desquitarse conmigo, sino más bien para evitar que su madre pudiera percibirlo? Hace lógica, después de todo, Ansel mencionó a la Sra. Khali. 

—Tú… hiciste todo eso para encubrirme y así la Sra. Khali no pudiera percibir mi olor, ¿cierto? Por eso también fuiste a buscarme al salón, aún estando molesto. ¿Lo vas a negar? ¿Por qué me proteges? ¿Acaso el profesor tuvo razón cuando dijo que pasaste por algo igual o similar en el pasado y quieres evitar que vuelva a suceder? 

No dijo absolutamente nada, pero la verdad es que no hizo falta, porque su expresión de sorpresa lo dijo todo. 

—Me ocultas muchas cosas. Todos aquí lo hacen. Me confunden demasiado, especialmente tú. Desde el primer día que pisé esta casa, no has hecho otra cosa que tratarme mal, humillarme, menospreciarme y lastimarme. Me cuesta entenderte. Me defendiste esa noche de Paola y sus amigas. Cuando no estuve, viniste a verme esa noche a mi casa. Me hiciste todas esas cosas. Fuera de eso, me defendiste de mi madre y me sacaste de allí. Luego me trajiste aquí de nuevo, aunque todavía no logro descifrar cuál es la razón por la cual lo hiciste si tanto me odias. Porque eso es lo que me das a entender con tu trato. 

Achicó sus ojos, cruzándose de brazos. 

—Cuéntame más...

—Cuando solo eras una sombra, aunque no me hablabas, eras más gentil y me tratabas mejor. Hubiera preferido mil veces que siguieras visitándome en las noches como esa sombra, a que me hubieras revelado que eras tú quién estaba detrás.  

Me observaba detenidamente, mientras oía mi descarga. 

—Luego de que me exentas quitándome la gargantilla, permitiendo que los de tu clase me acosaran, vienes a buscarme directamente al salón, me llenas de mierda, luego me traes aquí a reclamarme de nuevo lo de tu hermano y a tratarme nuevamente mal. La única conclusión que tengo es que estás celoso a morir por lo que ocurrió, pero no entiendo por qué te sentirías así por mí, si solo me demuestras con tus acciones que me detestas. 

Ella debió ser esa mujer que condenaron por cometer una falta como esa que dicen que cometí, pero si es así, ¿por qué intenta encubrirme, si tanto demuestra odiarme? ¿Qué oculta? ¿Para qué le sirvo?

—¿Fue Jana? ¿Ella fue a quien condenaron de esa manera tan cruel? 

Entró a la cama sin decir una sola palabra, posicionándose sobre mí, descansando sus brazos a ambos lados de mi cuerpo. Creí que se molestaría por mencionarla. 

—Esa mujer fue muy importante para ti, tanto que todavía la piensas y guardas sus cosas. Tanto, que me haces vestir como ella e incluso guardabas su foto en la gaveta. 

—Jana, Jana, Jana — negó con la cabeza, antes de descansar su frente sobre la mía—. Odio ese nombre.

Estaba demasiado cerca y mi corazón martillaba frenéticamente. No podía siquiera mirarlo directamente a los ojos.

—Ella murió para mí hace muchos años, desde el mismo momento en que fue capaz de intentar matarme para huir con mi hermano. No pienso permitir que la historia se repita. En esta vida y en todas las que te queden, tú solo puedes ser mía.

Redención [✓]Where stories live. Discover now