ESPECIAL (CAPÍTULO VEINTISIETE)

93 15 6
                                    

Azai

Vala se apartó de mí, pero no podía permitir que eso arruinara lo que estaba comenzando a florecer entre nosotros. Mi determinación me impulsó a entrelazar mi mano con la suya y atraerla de nuevo hacia mí. No iba a esconderlo, no iba a ser cobarde.

—Esto es lo que está pasando, papá—dije, mirando a mi padre directamente a los ojos, desafiante pero también esperanzado.

El rostro de mi padre se relajó y una risa divertida escapó de sus labios.

—Entonces, tu madre tenía razón—dijo, con una sonrisa cómplice.

Mi corazón dio un vuelco. ¿Qué quería decir con que mi madre tenía razón? ¿Había hablado con él sobre Vala? Me sentí un poco confundido pero también intrigado por su reacción.

—¿Qué? ¿Cómo que mamá tenía razón? —pregunté, buscando una explicación.

—Tu madre siempre ha sido muy especial y tiene un don para percibir ciertas cosas. Aunque, la verdad es que a nosotros los hombres nos cuesta un poco más disfrazar lo que uno siente. Tu comportamiento ha sido demasiado obvio.

—¿Así que se trata de eso? Entonces, ¿ella está enterada?

—Pues tiene la sospecha, más no le desagrada en lo absoluto. Después de todo, Vale es parte de la familia.

Asentí, recordando las veces en las que mi madre había sido capaz de entender lo que pasaba dentro de mí, incluso cuando yo no podía expresarlo con palabras.

El nudo en mi estómago se deshizo lentamente, reemplazado por una sensación de alivio y aceptación. Mi padre no estaba enojado ni desaprobaba nuestra conexión. Al contrario, parecía contento y dispuesto a entender.

Sonreí, agradecido por la comprensión y el apoyo de mi padre. Miré a Vala y sentí una oleada de gratitud y felicidad por tenerla a mi lado.

—Gracias, papá. Significa mucho para mí que lo entiendas y lo aceptes.

Mi padre asintió, colocando una mano en mi hombro con ternura.

—Lo sé. Eres quien eres, y lo único que quiero es tu felicidad. Si Vala te hace feliz, entonces estoy feliz por ti.

El alivio se extendió por todo mi ser. Saber que mi padre estaba de nuestro lado significaba el mundo para mí.


Stacy

El dolor en mi pecho era insoportable. Sentía que el mundo se había desmoronado a mi alrededor y que la esperanza se escapaba entre mis dedos. Mi hija, Noa, ha desaparecido sin dejar rastro, y cada segundo que pasa sin noticias suyas aumenta mi desesperación.

Estaba sentada en el salón, rodeada por el silencio sepulcral que había invadido nuestra casa desde que Noa se ha ido. Ansel y Louis volvieron a mi lado, sus rostros reflejando la misma angustia que yo sentía en lo más profundo de mi ser.

—No puedo soportar esto más tiempo—exclamé con voz temblorosa—. Destruiré el lugar donde se ocultan esos lobos.

Ansel y Louis intercambiaron una mirada cargada de preocupación. Sabían que mi dolor me estaba consumiendo, pero también comprendían que enfrentar a los lobos era una tarea peligrosa y arriesgada.

—Stacy, entiendo tu dolor, pero no sabemos dónde está Noa. No podemos tomar decisiones precipitadas. Ni siquiera sabemos si ellos son quienes la tienen—dijo Ansel, su voz llena de calma y compasión.

—Pero ¿y si esos lobos tienen algo que ver con su desaparición? ¿Y si la tienen prisionera? No puedo quedarme de brazos cruzados mientras mi hija sufre. Haré lo que sea necesario para encontrarla. No hay más ningún lugar en el que buscar. ¿Acaso olvidas que fueron ellos quienes nos invadieron? Ellos me arrebataron a mi padre y ahora quieren hacer lo mismo con nuestra hija.

Luchaba por controlar la ira que se apoderaban de mí. Noa era mi vida, mi razón de ser, y no podía permitir que nadie le hiciera daño.

Louis colocó una mano reconfortante sobre la mía, transmitiéndome su apoyo silencioso. Su mirada era comprensiva y triste.

—Stacy, te entendemos. Amamos a Noa tanto como tú, y daríamos cualquier cosa por tenerla de vuelta. Pero tenemos que ser realistas. Enfrentar a los lobos por nuestra cuenta sería peligroso, y podríamos poner en riesgo nuestras vidas y la posibilidad de encontrar a Noa de otras formas.

Mis manos temblaban mientras luchaba contra la tormenta de emociones que me invadía. Sabía que Ansel y Louis tenían razón, pero mi desesperación me empujaba hacia un camino peligroso y oscuro.

—Lo sé, lo entiendo, pero... no puedo quedarme quieta. Necesito hacer algo, necesito luchar por Noa. Estoy dispuesta a derramar la sangre que se deba derramar con tal de traer de vuelta a mi hija sana y salva.

—Está bien—afirmó Ansel—. Encontraremos la guarida de los lobos y los enfrentaremos al costo que sea. Llama al imbécil de Bael y reúne a Vala. Hoy mismo iremos en busca de ellos.

Redención [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora