Consuelo

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¿Esto tendría que ver con su abandono? Mi madre se negaba a mencionarlo y cada vez que lo hacía, como la última vez, reaccionaba de manera agresiva y evasiva. 

Nunca lo he visto cara a cara. La única vez que lo vi fue por una pequeña foto que mi madre conservaba de su boda con él. Siempre me pregunté el motivo detrás de su abandono, aun sabiendo que sea cual sea, no hay justificación alguna para abandonar a su esposa e hija. 

—¿Y si no quiere verme? Por algo me abandonó, ¿no? Si quisiera verme, él sabe dónde vivía, pudo haberme buscado él mismo.

—Los humanos tienen la ridícula creencia de que la brujería atrae desgracias. Lo asocian con la mala suerte y el peligro, pero no todas las brujerías son dañinas. El poder que se te es entregado, es necesario que tomes el control y aprendas a manejarlo, porque entonces sí podría resultar fatal para quien esté a tu lado. Como lo sucedido con mi sobrino. 

Guardó silencio unos cortos instantes. 

—¿Qué te hizo mi sobrino? Tu olor me da a entender que hubo acercamiento, diría que bastante, pero no logro descifrar hasta dónde. 

—Me violó— le confesé, cerrando los ojos y negando con la cabeza en el intento de alejar todos esos malos recuerdos que, no solo me ahogaban, hacían que ese dolor volviera a aparecer. 

Su mano se fue por detrás de mi cabeza y me presionó contra su pecho. 

—Lamento tanto no haberme dado cuenta y haber evitado esto— sus palabras eran pasadas y en un tono suave, mientras frotaba con delicadeza su mano en mi espalda como consuelo—. Pensé que se habían ido para hablar. Jamás se me cruzó por la cabeza que él haría tal cosa. 

—Según él, quiso hacerle esto a Úrsula. Estaba furioso porque ella lo rechazó y lo provocó. Ellos dos estaban discutiendo porque ella solo tiene ojos para Ansel y Azazel siempre estuvo enamorado de ella. Lo que ocurrió con Jana fue porque él supuestamente la amaba. Pero ¿qué tipo de amor es ese?

Se despegó, descansando su frente sobre la mía.

—Mírame, intenta no pensar más en eso. Sé que es un pedido difícil, diría que hasta imposible por la severidad del mismo y lo reciente que es, pero escúchame bien, no estás sola en esto y jamás lo estarás, ¿de acuerdo? Ni Ansel ni yo te dejaremos sola. Te ayudaremos a sobrepasar todo esto y que todo vuelva a la normalidad. 

—Me cuesta tanto creer que estás aquí. 

—Esta vez no pienso separarme de ti. 

Despeinó mi cabello por la manera en que frotó mi cabeza. 

—Ve a descansar. Mañana iremos a visitar a tu padre, esperando que permanezca en el mismo lugar.

Me llevó a una de las habitaciones en la segunda planta y Ansel vino detrás nuestro. Cuando Louis se marchó de la habitación, Ansel se quedó de pie en el centro y con las manos en los bolsillos. 

—¿Cómo te sientes? 

—Saturada de cosas. 

—Los he oído. 

Lo miré fijamente, negando a su vez con la cabeza. 

—Entonces supongo que puedo quitarme esta duda que me carcome. 

—¿Qué duda?

—¿Por qué? ¿Por qué me hiciste todo eso anoche sabiendo que lo tienes prohibido?

—No entiendo cuál es la necesidad de traer a colación eso ahora. 

—Está bien. Entonces hay algo más que quisiera saber. Te entregué mi primera vez, considero que lo mínimo que merezco saber es si fue a mí a quien se lo hiciste o si fue al recuerdo de ella. 

Su expresión cambió de sorprendido a pensativo, luego frunció el ceño, dejando escapar un enorme y profundo suspiro. 

—Será mejor que descanses. 

—Bien. Eso es una respuesta también, supongo. Déjame sola. 

Redención [✓]Where stories live. Discover now