Instituto

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Subimos en el ascensor al quinto piso. En este, a diferencia del primero, había menos movimiento de gente. Las aulas eran más pequeñas y estaban rotuladas por cursos: «Encantamientos, Pociones, Historia de la Magia, Protección y Herbología». Había un grupo limitado por aula. Lo que pude notar es que cada uno de los estudiantes tenían algo en común, y era ese incómodo collar en el cuello.

Todas las miradas se posaron sobre nosotros al detenernos frente a la puerta del aula de «Historia de la magia». Alcancé a ver a una de las compañeras de la escuela que vinieron conmigo en el grupo. Sus ojos se agrandaron de sorpresa, aunque más que sorpresa, parecía asustada.

El maestro que se encontraba escribiendo en el pizarrón se volteó hacia nosotros también. No estaba segura si realmente era el maestro, pues lucía demasiado joven. Resaltaba del resto por su piel blanca y cabello blanquecino. A pesar de tener el cabello tan largo y recogido en una coleta, sus facciones eran muy masculinas, tanto como su porte. Era un hombre bastante atractivo y único en su clase. Los lentes antiguos que llevaba puestos se los quitó, dejando a la vista sus ojos claros.

Ansel y él no pronunciaron palabra alguna, pero parecía que se comunicaron telepáticamente, pues el hombre dejó los espejuelos sobre el escritorio y se reunió con Ansel para ambos alejarse por el pasillo.

—Tu hermano no quiere soltar prendas, ¿podrías tú al menos decirme qué es este lugar? ¿Por qué me han traído aquí?

—¿No es evidente? Es tu nuevo instituto. ¿No te gusta? Si ya decidiste quedarte con nosotros en la mansión, debes entender que hay unos protocolos a seguir y este es uno de ellos.

—Pero esto no me parece un instituto normal.

—Porque no lo es. El instituto está organizado por rangos. Desde los más débiles hasta los más fuertes. Digamos que, ustedes van en un punto medio. Este será tu piso y de aquí no podrás salir hasta que alguno de nosotros venga a buscarte.

—¿“Ustedes”? ¿“Punto medio”? ¿A qué te refieres con eso?

—Paciencia. No es el momento de hablar sobre ello. Solo puedo desearte mucha suerte, porque Louis será tu nuevo tutor. Te recomiendo no contradecirlo y hacer todo lo que te diga. Es bastante estricto y le gusta que presten atención a sus clases. Sus castigos tienden a ser bastante crueles.

—Ella estaba en el grupo que vino conmigo, ¿por qué está aquí? ¿Dónde están los demás?

—Es la única que corrió con la misma suerte que tú — sonrió ladeado—. No cualquiera tiene el privilegio de entrar en este instituto, siéntete orgullosa por ser especial.

—Ya no estás tratando de disimular… 

—¿De qué hablamos?

—Me has estado engañando. Tú no eres Marcus.

Se quedó en silencio por unos cortos segundos, observándome fijamente y luego ladeó una sonrisa.

—Me has descubierto— rio, hasta que de repente achicó los ojos con una seriedad inquietante—. O debería decir, nos has escuchado.

—Eres un desgraciado. No sé cómo pude confiar en ti.

—De la misma manera que confías ciegamente en mi hermano. Eres demasiado confiada y ese es error tuyo, no mío. Pero no arruines el momento que tenemos a solas, mariposita— sonrió—. Es un apodo muy lindo y tierno, viniendo de alguien tan… —guardó silencio, parecía pensativo y cuidadoso con la palabra que diría a continuación—. Especial.

—Jamás había conocido a alguien tan cínico como tú. ¿Cómo pudiste jugar con algo así? Debías saber que él es muy importante para mí.

—¿Es? ¿O era? Tengo entendido que ese espacio se lo acabas de dejar a mi hermano. ¿No es eso muy hipócrita de tu parte, linda?

Redención [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora