Premio

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Las palabras de mi padre se han quedado retenidas en mi disco duro. Solo han transcurrido unos días desde que Jana se ha estado quedando con nosotros, pero no veo ningún avance. Hasta me siento culpable por haber jugado a ser Dios y traerla de vuelta a pasar esta tristeza. 

Ahora soy yo quien se siente como un estorbo entre ellos dos. Tal vez mi padre tuvo razón cuando me dijo que no lo hiciera y dejara las cosas como estaban. 

Louis ha estado actuando extraño. Lo he visto muy pensativo y retraído. Es como si algo lo estuviera atormentando y siento que tiene que ver con lo de su padre y la Sra. Khali. No le he preguntado nada al respecto, porque sé que es un tema que se debe tomar con pinzas, pero al mismo tiempo, no quiero que pase esto solo. 

Esa mujer tanto que habló de mí y de Jana, pero ella es la verdadera bruja malvada y desquiciada. Lo que hace ella sí cuenta como una falta, es a ella a quien deberían condenarla a la hoguera. No sé si ese tipo de relaciones lo vean como algo “normal”, pero para mí va más allá de lo retorcido y enfermo. 

Louis y yo estuvimos compartiendo todo el día con Azai y Noa. Ansel estuvo entre nosotros y quién únicamente no se atrevía a acercar era Jana, por lo que me vi en la obligación de, aunque a Ansel le disgustara, permitir que Jana pudiera tener en sus brazos a Azai, aunque sea un momento. Lo que cargó el ambiente fue que salió llorando al estar con ella y Ansel le arrebató al bebé de los brazos. 

De su rostro se borró la sonrisa que tenía al cargar por primera vez a nuestro hijo con la acción y actitud que asumió Ansel. 

—No te quiero cerca de mi hijo— recostó su cabecita en los hombros y le dio varias palmadas suaves en la espalda para tranquilizarlo y, como por obra de magia, él logró calmarse estando en sus brazos. 

—Lo siento tanto—logró articular.

Ni Louis ni yo supimos qué hacer o cómo lidiar con la situación. Ella bajó la cabeza resignada, herida, dolida, y desapareció de la sala en dirección a su habitación. 

—Jana—aunque intenté detenerla llamándole, ella no respondió. 

Miré a Ansel y negué con la cabeza. 

—Odio con toda mi alma cuando te comportas como un maldito y despreciable ser— me levanté con cuidado, porque tenía a Noa en los brazos. 

Sus ojos se engrandecieron de sorpresa, sentí que le disgustó y le dolió mi comentario.

—No deberías actuar con ella así, sobrino. Lo mejor será que te disculpes. 

—No pienso disculparme con nadie— depositó un beso en la cabecita de Azai—. Ven con papi. Yo te protegeré—dijo en voz baja, y se encaminó a la habitación. 

¿Qué debo hacer en esta situación? Incluso si le cuento quién es ella, eso no cambiaría nada, puesto a que no se acuerda de ella y Jana me prohibió contarle por la misma razón. Me siento tan impotente y frustrada ahora mismo.

Durante la noche, como no podía estar tranquila y hacer de cuenta que nada había ocurrido, dejé a Louis en la habitación mirando por la ventana y salí en busca de Jana, pero no se encontraba en su habitación. No sé a dónde se ha ido, pero la ropa de cama estaba intacta. 

Tuve temor de que se hubiera topado con Ansel a solas y este le hiciera algo o la insultara más de lo que ya lo hizo, por eso fui en busca de Ansel esta vez, pero él me encontró primero, como si me hubiera estado buscando. Sentí su imponente y hostil presencia detrás de mí y me volteé para enfrentarlo. 

—¿Crees que soy idiota? ¿Piensas que no me he dado cuenta?

—¿De qué hablas?

—No necesito un maldito premio de consolación o un juguete para mantener mi distancia de ti— rechinó los dientes.

¿Así es como ve las cosas? 

—Ella no es… 

—No me interesa. No la quiero cerca de nuestro hijo, ni de mí, tampoco de ti. En definitiva, no la quiero aquí. O la echas de esta casa, o soy yo quien se va, pero me iré con mi hijo, no lo dejaré en manos de esa cosa. 

—¿Por qué le llamas “cosa”?

—Porque eso es. No sé de dónde salió esa mujer, pero me repugna tenerla cerca. Si no vas a tener en consideración lo que pido, entonces me largo.

Redención [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora