Egoísta

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Es horrible. Si él ha sufrido demasiado por ella, imagino que si llegase a enterarse de que estaba embarazada y que acabó con la vida de su hijo también, eso terminaría por destruirlo por completo. 

Es difícil de asimilar todo esto. Cuando creí que las cosas no podrían marchar mejor en mi vida, resulta que todo se viene abajo. 

¿Cómo tomarán esta noticia? ¿Qué pensará Louis al respecto? Yo no quiero lastimarlo y siento que he entrado de nuevo a su vida para hacerle daño. 

—Tal vez esto no viene al caso en este momento, pero quizá por eso su alma se ha aferrado a ti. No creo en las casualidades. 

—Entonces fue ella… 

—¿De qué hablas? 

—Ese día que Azazel me lastimó, alguien más tomó el control de mí y estoy segura de que no fue Úrsula. Mi cuerpo había perdido la fuerza y de repente todo cambió. Todo esto es tan confuso. 

—Encontraremos una forma de liberarlas a las tres. 

—Lo que las une a mí es el amor que sentían en vida por Ansel. 

—¿Y tú? ¿Qué sientes por él? 

—Nada.

—¿Se supone que debo creer en esa respuesta vacía? Muñeca, soy el menos indicado para darte consejos, porque en su momento, ni siquiera yo mismo me los apliqué, pero piensa bien las cosas, ¿sí?

—¿Qué estás tratando de decirme? 

—Necesitas esclarecer lo que sientes por esos dos que están ahí fuera. 

—No necesito esclarecer nada. Yo amo a Louis. 

—No lo he puesto en duda, sería incapaz. Necesitas hablar con los dos, porque ambos tienen el derecho de saber que serán padres y también de estar cerca de ti y de ellos. Será complicado para los tres, pero piensen en el bienestar de estos bebés. Si todo sale bien, ellos van a querer estar cerca de sus padres y tú no puedes quitarle ese derecho. Hablaré con ellos primero para explicarles los pormenores, luego les diré que pasen, ¿te parece? 

Asentí, quedándome pasmada con su beso en mi cabeza antes de salir. No sé si es por todo lo que ha estado pasando, pero me siento muy sensible a todo.

No sé con exactitud cuánto tiempo transcurrió, cuando Ansel y Louis entraron a la habitación. No sabía siquiera cómo mirarlos a la cara, especialmente a Louis. Los dos se veían más tranquilos, en comparación a cuando llegamos. Ansel se mantuvo algo apartado, sin atreverse a acercar, fue Louis quien se sentó en la esquina de la camilla y llevó mi cabello por detrás de la oreja. 

—Perdóname— presioné los labios, al borde de quebrarme en llanto, pero luché conmigo misma en que no sucediera. 

—¿Qué debo perdonarte, bella? 

—Si yo no hubiera… —miré de reojo a Ansel y volví a mirarlo—. Olvídalo. 

Decir que si no hubiera sido una tonta y me hubiera dejado llevar por el encanto y las emociones que yacían a flor de piel esa noche, es como decir que me arrepiento de enterarme que en mi vientre están creciendo mis bebés. 

—Tranquila, todo estará bien. No te dejaremos sola. Ahora lo importante es que te mantengas en reposo, sin preocupaciones, ni nada por el estilo. Rompamos con este ambiente de sepelio. Se siente muy deprimente este ambiente y se supone que un bebé… Bueno, la llegada de dos bebés es motivo de alegría y felicidad, ¿no?

—¿Y tú estás feliz? ¿Realmente lo estás? 

—Por supuesto que lo estoy. Ciertamente también estoy preocupado y sorprendido, porque te estaría mintiendo si te digo que no lo estoy, pero ajeno a eso, me siento feliz— sonrió ladeado—. Eres mi mujer, serás la madre de mi primer hijo y muy pronto mi esposa. Tengo suficientes razones para estar sumamente feliz. Mi sobrino también lo está. ¿Cierto? —ambos se miraron—. Acércate. 

—No te preocupes, estoy bien aquí. Bueno, diría que estoy sobrando. 

—Vas a ser papá por primera vez. Es bastante evidente que no es de la manera que imaginamos, pero eso no debe impedir que podamos demostrar abiertamente la emoción que a ambos nos causa. La misma que mostraste ahí fuera… Estaría fuera de lugar que te prohíba acercarte a Stacy, cuando ella está cargando a tu bebé en su vientre. De hecho, debes saber que no soy de ese tipo de persona. Soy incapaz de comportarme de manera egoísta, a sabiendas de que yo aparecí después. Se supone que quien esté de sobra aquí sea yo. 

—Eso no es cierto— respondí. 

—Lo que quiero decir con todo esto es que, tenemos que dejar a un lado nuestras diferencias y pensar más en el bienestar de Stacy y nuestros bebés. En este momento es cuando necesitamos estar unidos. 

—Eres el más sensato. Admiro la manera en que disfrazas tus miedos e inseguridades, porque a diferencia de mí, soy incapaz de ocultarlas. ¿Dirás que no te preocupa ni un poco que esté cerca de ella, a sabiendas de mis sentimientos? 

—¿Ahora van a discutir?

—No estoy discutiendo, Stacy. Le estoy haciendo una simple pregunta. Responde, tío. 

—¿Sabes qué es lo que verdaderamente me preocupa? Llegar a convertirme en algún momento dado en un estorbo en el camino a la felicidad de alguien. Y a veces siento que… sin querer lo estoy siendo. Por supuesto que es frustrante y ese miedo me agobia constantemente, pero no por mis miedos y batallas internas, debo arrastrar a los demás conmigo. Sería muy egoísta de mi parte. 

Desconocía totalmente que Louis se sintiera de esta manera. Él siempre ha sido tan reservado en muchas cosas. Todo el tiempo busca mostrar una sonrisa, darme ánimos, ayudarme, hacerme sentir bien, pero en el fondo, él también siente y jamás me he tomado la tarea de entenderlo, de pensar en lo que pueda estar sintiendo o pensando. Me siento la peor mujer del mundo. No lo merezco.

Redención [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora