Faceta

1.3K 139 28
                                    

Esperé ansiosa por Louis. No veía el momento en que regresara. 

—La casa tiene arreglo. Mañana mismo contrataré al personal pertinente, esperando que en esta misma semana podamos regresar. 

—Louis, yo no quiero estar más aquí. Este lugar no es para mí. Me habías dicho que como última opción podíamos regresar a la ciudad, ¿no? ¿Por qué no nos vamos juntos? 

—¿Eso te haría genuinamente feliz? 

—Sí. Este lugar solo me trae malos recuerdos. No puedo encajar aquí, por más que lo intento. 

—Esto puede demorar unos cuantos días, ¿no te molesta?

—Toma el tiempo que necesites. 

—Bien. Por cierto, le he ofrecido un trabajo a tu padre. 

—¿Un trabajo? 

—Sí. Su conocimiento puede servir de enseñanza a mis alumnos. 

Creo que estoy siendo demasiado egoísta. Pedirle que nos vayamos, es lo mismo que pedirle que renuncie a todo lo que ha forjado y logrado. Él tiene su vida, su trabajo, lo tiene todo en este lugar. 

—Tu hermana no va a permitir nunca que estemos juntos. No solo por esto tan horroroso que soy, sino por lo sucedido con Azazel. Incluso si decido al final quedarme contigo en este lugar, nadie aceptará lo nuestro. Es frustrante, Louis. Ya he visto cómo todos se ponen cuando me ven, la manera en que me miran y me temen. Me repudian sin siquiera conocerme. Mírame ahora, ¿cómo voy a ocultar esto? Incluso si nos vamos a la ciudad, todos me verán como un monstruo. 

—Tú no eres un monstruo, Stacy. Ya verás que cuando aprendas a controlar tus poderes y cambios, podrás llevar una vida normal. 

—Aquí no me quiere nadie. Ya todos saben lo que soy, por más que intente ocultarlo. 

—¿Estás segura de eso? Yo sí te quiero. 

—Sabes bien que no hablo de eso— desvié la mirada. 

Sonrió. 

—Con respecto a lo de mi hermana y el resto, no me interesa lo que los demás quieran o digan. Esta es mi vida, mi relación y mi decisión. Soy yo quien decido con quién estar. Nadie más puede decidir eso. Es cierto que, probablemente debamos enfrentarnos a pruebas desagradables y difíciles, pero eso, más que un impedimento, debe servirnos para que lo nuestro se fortalezca. No sé tú, pero yo sí quiero que esto funcione. 

—Claro que yo también quiero lo mismo. 

—Entonces mañana mismo comenzaré con los trámites, esperando que a no más tardar una semana, podamos regresar a la ciudad. ¿Te parece? 

—Suena estupendo.

—Descansa, ¿sí, bella?

—Espera, no te vayas. No lo he olvidado, habíamos dejado algo pendiente antes de que sucediera todo esto.

—¿Algo pendiente? —enarcó una ceja. 

—Deja de hacerte el tonto. Sabes perfectamente de lo que hablo. 

—No lo recuerdo. ¿Podrías refrescarme la memoria? 

—Creí que habías hablado en serio sobre lo que dijiste, pero veo que no. Da igual, no me hagas caso. Iré a bañarme. 

Entré al baño con intenciones de despojarme de esta suciedad. Me hacía tanta falta el agua caliente. Solo podía pensar en todo lo que Louis me dijo en aquel momento, si lo dijo en serio o se ha retractado y por eso se hace el desentendido. No puedo descifrarlo, por más que trato. 

Corrieron la cortina de repente y me volteé asustada para saber quién era. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. Era Louis. Estaba completamente desnudo y con su cabello blanquecino suelto. Justo como siempre lo había anhelado ver. 

Desde su hombro hacia la espalda y volviendo a regresar a su abdomen tenía un tatuaje de Vala. Esta se enroscaba alrededor de su cuerpo y resaltaba por su piel blanca. Su abdomen, a pesar de ser delgado, lo tiene tonificado, igual que sus brazos. De su cuello colgaba una cadena mate negra con un diseño de una flecha. 

Inevitablemente mis ojos recorrieron cada centímetro de su cuerpo desnudo, de pies a cabeza, situándome en esa zona que me robó las palabras de la boca por el tamaño y dureza. 

—¿No te han dicho que es de mala educación dejar a alguien con la palabra en la boca, pequeña? 

—Louis…

Corrió la cortina con él dentro. El espacio se hizo pequeño por su cercanía. Mi cuerpo se vio acribillado contra la pared, mis manos con residuos de jabón las llevó por arriba de mi cabeza y las presionó, de manera que ahora nuestros cuerpos hacían fricción. La estatura jugaba un papel muy enmarcado ahora, pues su inminente erección se situó un poco más abajo de mi ombligo. 

No sé qué ha pasado de repente con él. Su mirada era tan intensa que no podía mantener contacto visual. Sentía que me devoraba con ella. Me sentía tan diminuta e indefensa, y ese hecho, por alguna razón, acaloraba todo mi cuerpo. 

—Te juro que intento darte tiempo y descanso, porque realmente lo necesitas, pero no haces otra cosa que torturarme y sembrarte aquí en mi cabeza— dijo con voz hipnotica, causando escalofríos en todo mi cuerpo. 

Robó mis labios en un intenso beso, el cual consideré totalmente distinto al primero que nos dimos. Su rodilla se acomodó en mi entrepierna y froté mi intimidad por instinto, dejándome llevar por ese calor que consumía esa zona. 

Nuestras lenguas danzaron al compás de mis movimientos y los suyos. Saboreó cada centímetro de mis labios y, antes de apartarse, mordió mi labio inferior, dejándome embelesada con su pervertida expresión. 

Besó mi cuello, mientras que su mano desocupada descendía lentamente por el valle de mis pechos en dirección hacia mi intimidad. Su gran mano ocupó el puesto que tenía su rodilla. Mis gemidos no podía controlarlos. Sus dedos hurgaron en mi cavidad con brusquedad e intensidad. No podía pensar claramente. Se siente tan distinto. 

—¿Es aquí donde quieres sentirme? — susurró en mi oído, profundizando su excavación. 

—Sí, Louis… — mordí mis labios por la corriente que sucumbió todo mi ser y me estremeció. 

Mi voz se oía entrecortada y no era para menos. 

—Voy a arruinarte. 

Esa risita tan maliciosa y depravada que dejó escapar, me produjo más escalofríos. No conocía esta faceta suya, y para ser honesta, me gustó más de lo que pueda describirlo. 

Redención [✓]Where stories live. Discover now