Don

1.3K 141 46
                                    

—No sabes lo feliz que me hace oír eso— acarició mi mejilla, depositando un beso en mi frente—. Entonces vayamos por etapas, sin saltarnos ninguna. Me gustaría tener la oportunidad de enamorarte como corresponde. Sería un buen inicio, ¿no lo crees? 

—Sí— sonreí ladeado—. Suena estupendo. 

Todo había marchado bien, al menos hasta que vi a Ansel detenido al lado de la puerta, observándonos en completo silencio. 

—Sobrino, cuánto tiempo sin verte—Louis se separó de mí para saludarlo—. ¿Dónde has estado metido? 

—Por lo visto, han sabido aprovechar el tiempo a solas— soltó, enarcando una ceja. 

—Si has venido a provocar disgustos, mejor te hubieras quedado donde estabas. Hemos estado mejor sin tu presencia aquí— le contraataqué. 

—No te preocupes, acabo de darme cuenta, Stacy. ¿O prefieres que te diga tía? — entrecerró los ojos—. Una vez casi te conviertes en mi cuñada, ahora resulta que te vas más por las grandes ligas, en este caso, los hombres mayores. Supongo que de este modo todo queda en familia. 

—A Stacy la respetas. Como bien dijo, si viniste nada más a revolcar el avispero, será mejor que te marches. 

—Déjalo ser— entrelacé mi brazo con el de Louis—. Como verás, no se puede esperar mucho de este pobre infeliz— lo miré de arriba abajo con disgusto—. Esto es lo único que sabe hacer bien. Como él no es feliz, quiere que todos sean como él, pero ese privilegio ninguno de nosotros dos te lo dará, querido sobrino, así que estás perdiendo el tiempo. 

Louis miró nuestros brazos entrelazados y luego a mí, mientras Ansel me observaba fijamente, sin siquiera pestañear. 

—Ve con tu madre. Ya no continúes con esto— le solicitó Louis. 

—Tengo todo el derecho de dar mi opinión. Cada quien es libre de opinar. Será mejor que no caigas en las garras de esta pequeña mentirosa. Se ve muy inocente, pero por dentro es muy malvada. Te hace creer que eres el mejor, que le gustas y le atraes. Es muy buena engatusando a los hombres y luego se deshace de ellos como si fuera una prenda más de vestir. Lo hizo con Azazel, conmigo y ahora contigo. 

—Eres una completa basura. Cuando creo que no puedes llegar más lejos, me sorprendes con que puedes hacerlo mucho mejor. 

No puedo creer que esté mencionando a Azazel en todo esto, sabiendo ya lo que fue capaz de hacerme. Sobre todo, el hecho de que jamás tuve ningún interés de corresponderle y ahora me trata como una cualquiera. 

—Con esto solo compruebas que la mejor decisión que tomé, fue haber renunciado a ser tu maldito juguete y la sustituta de tu difunta mujer, la misma que mataste con tus propias manos por ser tan inútil y cobarde— sonreí—. Que no se te noten los celos de vernos felices, por favor. Disimula un poco más tu amargura y ese sinsabor, porque te está costando mucho. 

En mi corazón no puedo sentir nada más hacia él que no sea resentimiento, y más ahora luego de lo que se atrevió a decir. Estuve tan ciega.

Oí un siseo como el de una serpiente bastante cerca y me aparté de Louis aterrada al ver el rostro de una serpiente que se había asomado en su hombro. Era negra, pero sus ojos eran de un amarillo intenso y su lengua bifurcada se asomaba cada cierto tiempo. Lucía muy amenazante, peligrosa e intimidante con esos ojos. Siempre le he tenido miedo a las serpientes. Ni siquiera podía explicarme el cómo llegó ahí, pero el simple hecho de verla hizo mi cuerpo temblar. 

—Lárgate de mi casa y espero sea la última vez que te acerques a ella— siempre he conocido su lado amable y dulce, porque así es como ha sido todo el tiempo conmigo, pero su expresión en este momento me daba escalofríos. 

—Mucho habías tardado en revelarte ante ella. Vendiéndole mariposas y cosas tiernas, cuando la realidad es otra. Esa es tu realidad, tío—me miró, antes de darnos la espalda y salir de la casa con las manos en los bolsillos. 

La serpiente se adentró al cuello de su camisa y es como si hubiese desaparecido como por arte de magia. 

—Perdóname. No quise asustarte — bajó la mirada al suelo—. No debí perder el control y ponerme a su nivel. 

—¿De qué realidad hablaba él? 

—Este es el “don” que se me fue concedido. Un don que hasta estas alturas cargarlo ha sido como una maldición para mí. Sé que les tienes pavor y fobia, probablemente a mí también ahora, y no puedo reprocharte eso, porque incluso yo en ocasiones siento miedo de mí mismo. 

Lucía realmente afectado con esto. Diría que hasta frustrado y triste. 

—La realidad es que tienes razón. Le tengo mucho miedo y pavor a las serpientes, pero jamás y nunca tendría miedo de ti. Y menos sabiendo que es una parte más de ti— con mi dedo índice probé que debajo de su camisa no estuviera todavía eso, ya luego de estar segura, lo abracé, haciéndole sentir que nada de lo que diga Ansel, cambiará mi forma de verlo. 

Todo lo que quiere es hacer daño y no estoy dispuesta a permitir que me amargue la existencia y la felicidad que he conocido al lado de Louis. 

Redención [✓]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ