Cuentas

1.2K 141 3
                                    

Pasé saliva sintiendo ese ligero ardor recorrer mis mejillas. En sus labios se dibujó una sonrisa que, para venir de él, era algo traviesa a la que suele dedicarme y me generó escalofríos.

—Así que no te desagrada la idea…

Cuando planeaba responder, se escuchó un estruendo, proveniente de la segunda planta. Fue preocupante para los dos, tanto así que quedamos de pie automáticamente. 

—¿Qué demonios ha sido eso?

—Quédate aquí. No bajes— salió de la habitación sin decir nada más.

¿Cómo puede pedirme eso? No pienso dejarlo solo. Ese sonido era parecido al de un cristal romperse. ¿Qué habrá sido eso?

Bajé las escaleras en puntillas y vi a Louis hablando con un hombre de negro en la puerta.

—¡La mansión Winchester está en llamas!

Louis subió las escaleras corriendo y se topó conmigo de frente.

—Necesito ir a la mansión para saber lo que sucedió. Por favor, quédate aquí y encierrate en lo que regreso. Te prometo que volveré lo más rápido que pueda, pequeña.

Quería acompañarlo, pero sé que no puedo exponerme de esa manera. Con todo lo que ha sucedido, lo mejor es que sigan sin saber dónde estoy, porque estaría exponiéndolo también a él.

Hice lo que me pidió. Me mantuve encerrada en la casa esperando por él. El tiempo seguía corriendo y aún no había rastros de Louis. ¿Habrá sido tan grave? ¿Qué fue lo que sucedió?

Oí el sonido de la puerta y suspiré aliviada sabiendo que Louis había regresado por fin, o eso creí. Cuando bajé a la primera planta de nuevo, vi la puerta de la entrada abierta de par en par, pero no había nadie ahí. Eso me causó muy mala espina, por esa razón, no seguí bajando las escaleras, volví a subir para regresar a mi habitación, queriendo creer que tal vez pudo haber sido una fuerte ráfaga de viento. Obviamente para mi propia tranquilidad quise mentalizarme eso.

Mis pasos se vieron detenidos por la persona encapuchada que salió de la nada en medio del pasillo, arrojándome a la cara una sustancia roja, la cual ardió como ácido al entrar en contacto con mi piel y mis ojos.

—Esta vez he venido preparado para ajustar cuentas contigo, maldita bruja.

Era la voz de Azazel, aunque no podía verlo, pues esa sustancia estaba en mis ojos y sentía como si miles de alfileres se clavaran en ellos conforme intentaba abrirlos. El ardor en toda mi piel era desesperante. Sentía que mi cabeza iba a explotar del dolor. Tenía la sensación de que mi rostro estaba cambiando, mi cabello creciendo, igual que mis uñas. En cada una de ellas, sentía que tenía un corazón latiendo. No solo eso, todo mi cuerpo estaba experimentando lo mismo, incluso en las zonas que no habían tenido contacto con esa sustancia.

No pude mantenerme mucho tiempo de pie, mi desespero por quitarme eso era tanto, que me quité la ropa, queriendo usar alguna parte limpia para quitarla de mí.

—Para matar a una bruja hay que obligarla a revelar su verdadera apariencia y forma. Solo así podrás tener ventaja sobre ella y podrás acabarla. Me temo que ha llegado tu hora de pagar todo lo que me hiciste, perra.

Redención [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora