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Capítulo 1065

"De acuerdo, de todas maneras necesitaré comprobarle la temperatura más tarde".
Dijo el doctor Pei, quien dudó un segundo antes de seguir el consejo de Shannon. No obstante, antes de salir de la habitación, le dio a HongKi varias indicaciones para que pudiera cuidar mejor a su esposo.

Unos segundos después, su suegra y el médico salieron de la habitación, no sin antes echarle un último vistazo. Una vez solos, HongKi se sentó junto a la cama en silencio y abrigó a su esposo con la colcha, mientras miraba con cariño su apuesto rostro. Al verlo tan tranquilo, se perdió en sus pensamientos; se sentía feliz de poder estar a solas con él.

Las impecables cejas de KyuJong atrajeron su atención, pues aunque eran pobladas, estaban bien definidas. Esbozó una pequeña sonrisa mientras lo contemplaba. Podía sentir su corazón latir cada vez con más fuerza.

'Luce tan varonil con esas cejas. Más guapo que cualquier otro hombre que haya conocido en toda mi vida', pensó HongKi. La atracción que sentía hacia su esposo era tan fuerte, que extendió la mano, para acariciar con delicadeza la comisura de sus labios; el calor que emanaba su piel era fantástico.

Una hermosa sonrisa iluminó su rostro, mientras suspiraba suavemente, al sentir cómo su corazón se desbordaba con calidez y ternura. KyuJong era un soldado extraordinario y él lo sabía, sin embargo, al verlo postrado en la cama indefenso, se dio cuenta de que disfrutaba conocer el lado frágil de ese hombre tan fuerte.

'¡Ay Kyu! Creías que podías jactarte de tu buena salud y fuerza, y mírate ahora; estás en cama sin poder hacer nada, porque te enfermaste. ¡Qué susto me diste!', pensó, mientras sacudía la cabeza, tratando de sacar todos esos pensamientos negativos de su mente.

Se sentía tranquilo porque finalmente la fiebre había cedido, de lo contrario, no habría sabido qué hacer. Cuando KyuJong por fin recuperó el sentido, ya era casi el amanecer, y la habitación estaba en total silencio.

Al abrir los ojos solo, pudo ver las luces deslumbrantes en el techo. Totalmente aturdido, frunció el ceño cuando sintió un dolor punzante en la parte posterior de la cabeza. No tenía ni idea de lo que le había sucedido. Sin pensarlo, extendió la mano sobre la cama; el vacío lo sorprendió, pues no encontró a la persona que se suponía que debía estar allí.

Ligeramente irritado por tal hecho, su corazón se inundó de tristeza. Con gran esfuerzo, se apoyó en los antebrazos y trató de echar un vistazo a su entorno, sin embargo, todavía estaba demasiado débil para hacer tanto esfuerzo. Considerablemente fatigado, mareado y sin aliento, cayó pesadamente sobre la cama. Para su sorpresa, de repente vio una silueta que le resultaba familiar, recargado en el borde del colchón; su amado esposo no lo había dejado solo, como lo había creído cuando abrió los ojos.

HongKi estaba profundamente dormido, y la sonrisa más dulce que hubiera visto jamás adornaba su hermoso rostro. KyuJong se sintió aliviado de encontrarlo a su lado. Sus labios esbozaron una pequeña sonrisa mientras miraba con cariño su hermoso rostro dormido.

'Tontito, ¿por qué no subiste a la cama? Sería mucho más cómodo dormir junto a mí', pensó KyuJong. No podía entender por qué se sentía tan cansado, ya que no era normal en él sentirse tan débil. Evidentemente no se imaginaba lo enfermo que se encontraba. Se inclinó hacia su esposo e intentó jalarlo hacia donde se encontraba él, pero le resultó imposible.

Una expresión sombría invadió su rostro cuando llegó a la conclusión de que algo muy malo pasaba con su cuerpo.

'¿Qué me sucedió? ¿Por qué me siento tan débil y sin fuerza?', pensó mientras se examinaba las manos. Tomando en cuenta que se encontraba postrado en cama, se preguntaba si realmente había caído enfermo.

"¡Kikí!"
Llamó KyuJong a su esposo para despertarlo. Le sorprendió mucho escuchar su propia voz tan áspera y profunda. Incluso sentía un dolor muy agudo en la garganta al hablar.

'No hay duda de que estoy enfermo', pensó, con una expresión de amargura en el rostro. Sus extremidades estaban entumecidas y débiles.

HongKi había estado muy al pendiente de la temperatura corporal de su esposo, pues le preocupaba que la fiebre regresara. Le partía el corazón verlo acostado en la cama, tan frágil, con los labios secos y agrietados. A pesar de que ya estaba muy cansado, no dejaba de colocarle toallas frías y húmedas en la frente e hidratándole los labios con hisopos de vez en cuando.

Finalmente el cansancio lo venció y se quedó profundamente dormida, recargado en el borde de la cama. Aunque KyuJong le estaba hablando, no podía escucharlo, ya que estar al pendiente de él durante tantas horas lo había dejado sin energía.

"Cariño, ven. Aquí está más calientito, no quiero que te vayas a refriar".
Dijo KyuJong con ternura, mientras pensaba en cómo su amado esposo debió haberlo cuidado mientras estuvo inconsciente.

Se sentía muy conmovido por su gentileza y cuidado. Su esposo sin duda era un hombre maravilloso.

'Cuando abrí los ojos, este hermoso ángel estaba descansando junto a mí, como si me estuviera protegiendo', pensó, quien estaba seguro de que ese era el tipo de momento que cualquier hombre en la tierra anhelaría. De pronto, HongKi abrió los ojos lentamente y levantó la vista.

"¡Hola!"
Dijo muy emocionado, al darse cuenta de que su esposo ya había despertado y que tenía un mejor semblante.

"¡Kyu, qué bueno que ya despertaste! ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?"
Preguntó HongKi, con toda sinceridad mientras se acercaba a él. Su suave mano tocó la frente de su esposo, para verificar su temperatura corporal, como el doctor Pei le había aconsejado que lo hiciera. Se había asegurado de seguir todos sus consejos y había revisado la temperatura de su esposo toda la noche. Estaba tan nervioso por la enfermedad que no había podido cerrar los ojos ni un solo minuto durante toda la noche, pero ya casi al amanecer, el sueño y el cansancio lo vencieron y se quedó dormido junto a él.

"Lamento hacerte pasar este trago amargo. Creo que me sobreestimé".
Dijo KyuJong con una sonrisa, para tratar de tranquilizar a su esposo, sin embargo, esa sonrisa se transformó en un gesto de amargura. Por un momento se sintió tan avergonzado que ni siquiera podía mirarlo a los ojos.

Un verdadero amor 6a parte.Where stories live. Discover now