The Longest Promise (Mirror: Zhu Yan)

Capítulo 9 - Zhu Yan

Pronto, solo quedaban unas pocas personas en la nieve. La vieja concubina miró todo esto, trató de abrir la boca desesperadamente, pero no pudo emitir ningún sonido. Sus ojos estaban enojados y llenos de resentimiento. Miró a su hijo con fiereza, casi deseando poder avanzar y usar su látigo para abofetear a este débil hijo suyo que sucumbió fácilmente.

"El príncipe Ke Erke tiene un profundo sentido de la rectitud, lo cual es realmente raro". Shi Ying respiró aliviado y asintió hacia él. Sé que no estás involucrado. Cuando todo este asunto termine, naturalmente apelaré a la Capital Imperial y haré todo lo posible para limpiarte."
"¿Limpiar qué?" Ke Erke negó con la cabeza y sonrió miserablemente. "Mi madre hizo tal cosa delante de mis narices, como Rey del Clan Huotu, no noté nada. ¿Cómo puedo tener la cara para disculparme?

Dio un paso adelante, se arrodilló frente a Shi Ying y dijo: "Este es el final del asunto. Soy el rey del clan Huotu y estoy dispuesto a asumir todas las responsabilidades. Solo quiero pedirle al Gran Sacerdote que no implique a todo el clan, entonces Ke Erke puede morir en paz..." ¡
Antes de terminar sus palabras, giró su muñeca, sacó una daga y se cortó la garganta!

Shi Ying se sorprendió, levantó la mano rápidamente para chasquear los dedos, pero su gesto se congeló en el aire. Para entonces el Príncipe ya estaba muerto.

"¡No!" Zhu Yan exclamó y corrió, pero ya era demasiado tarde para detenerlo. La espada de Ke Erke fue resuelta y feroz, el corte fue rápido y profundo y perdió el aliento en cuestión de segundos. Cuando Zhu Yan lo alcanzó, ya estaba en un lugar diferente. Se quedó congelada en la nieve, observando al hombre que se suponía que era su esposo dar su último aliento frente a sus pies, y sus dedos temblaron por un momento. Miró a Ke Erke, luego voltio a mirar a Shi Ying, con el rostro pálido.

Shi Ying observó la escena en silencio, inmóvil, luego de repente fortaleció su muñeca y arrojó a la concubina que luchaba al suelo, luego habló con frialdad: "Ahora, ¿entiendes el dolor de aquellos que han sido dañados por ti? En este mundo, hay un ciclo de causa y efecto, nunca trates de escapar de él".

La concubina forcejeaba en el suelo y quería gatear hasta el cuerpo de su hijo, pero su cuerpo se negaba a moverse. Las lágrimas finalmente brotaron de los ojos de esta mujer fuerte y cruel, y se condensaron en hielo en la fría tormenta invernal del desierto.
Zhu Yan estaba mirando la escena con sentimientos encontrados en su corazón, su cuerpo temblaba ligeramente.

"Dado que su hijo usó su propia sangre para limpiar el Clan Huotu, también prometo que este asunto se detendrá aquí y no habrá más personas involucradas". Dijo Shi Ying, y una pieza de plata salió volando de su manga e instantáneamente ató fuertemente a la Concubina Imperial. "Es suficiente para enviarte a la Capital Imperial para un interrogatorio".

Miró las urnas densamente abarrotadas en el vino de la bodega, con un suspiro en los ojos, y de repente se sacudió la manga: la luz brillante salió de la nieve, como docenas de relámpagos.

"¡No!" Zhu Yan se sorprendió y se quedó sin palabras. Su grito salió demasiado tarde. El relámpago cayó del cielo y se arremolinó alrededor del sótano en un instante. ¡Las cabezas de la gente fueron cortadas como trigo cosechado y rodado de las tinajas de vino! En solo un instante, todos los tiburones en esas urnas humanas murieron.
Zhu Yan se quedó allí, mirando las cabezas rodando por el suelo, luego al novio cuya cabeza estaba en un lugar diferente, de repente sintió que su cuerpo temblaba.

"¿Porque porque?" Miró a Shi Ying y preguntó con voz temblorosa: "¿Por qué matarlos?"

"Todos se han vuelto así, déjenlos vivir un día más, significa dejarlos sufrir un día más, ¿por qué no dejarlos morir?"