The Longest Promise (Mirror: Zhu Yan)

Capítulo 34 - Zhu Yan

Tenía dieciocho años, después de casarse y perder a su esposo, finalmente pudo obtener un poco de libertad y venir aquí a buscarlo... Yecheng reúne a la mitad de los tiburones en Yunhuang y es un lugar del que Yuan hablaba a menudo, se dice que vino a la Mansión del Rey Rojo desde Yecheng en los viejos tiempos. Entonces, había una buena posibilidad de que regresara aquí después de irse, ¿verdad? Había viajado miles de millas desde el Yermo occidental hasta este lugar, si tenía suerte, podría tener la oportunidad de toparse con él.

Antes de partir, había pedido un deseo silencioso frente al altar de los dioses. Pero llegó tan lejos en el viaje, todavía no había rastro de él.

"Nana, a partir de mañana, voy a recorrer Yecheng", Zhu Yan levantó la mano y acarició suavemente el colgante que llevaba cerca de su cuerpo, una leve tristeza envolvió sus alegres cejas, "Voy a buscar un cierta persona... Si tampoco lo encuentro en Yecheng, entonces realmente no hay nada que pueda hacer más que resignarme al destino".

Mientras la abuela Sheng la observaba desde un lado, ella tampoco pudo evitar suspirar. Sí, ella sabía lo que estaba en la mente de este niño.

Hace tres años, cuando vio una mirada tan triste en el rostro de la noble niña, supo que la joven princesa que había criado con sus propias manos ya no era una niña, que tenía algo en mente y ya no podía ser tan despreocupada como lo había sido en su infancia.

Sin embargo, princesa... ¿sabes qué tipo de persona es realmente ese tiburón? Todavía eres joven, estás creciendo en un mundo pequeño, aún no has visto el mundo por lo que realmente es. Entonces, todavía no entiendes si la persona que te gusta es una visión imaginaria o una persona real, ¿verdad?

La residencia del gobernador en Yecheng.

A la hora del almuerzo, el tranquilo patio estaba vacío excepto por el canto de los pájaros primaverales, la brisa flotando el aroma de las flores debajo de la terraza y un pequeño pájaro blanco como la nieve de pie sobre un alto estante de seda dorada con la cabeza colgando hacia abajo, dormitando.

"Los soldados de restauración que fueron capturados anteayer han sido torturados en prisión", dijo Bai Fenglin en voz baja mientras sellaba la taza de té en su mano y hablaba con el hombre sentado frente a él, "todos los castigos han se ha utilizado, pero no se ha hecho una sola confesión; por desgracia, esos soldados de la restauración ni siquiera son de carne y hueso".

El lado opuesto de la habitación estaba vacío, excepto por una apretada cortina de cuentas que colgaba cerca del suelo. Detrás de la cortina, una sombra estaba sentada en silencio.

"Eso es bastante estoico". El hombre detrás de la cortina dijo con indiferencia.

Bai Fenglin suspiró y dijo: "Esos tiburones, supongo que murieron una vez cuando les rompieron el cuerpo y les partieron las piernas, y sufrieron lo que la gente común nunca podría soportar, por lo que no le temen a la muerte en absoluto, ¿verdad? Después de un día y una noche de tortura, ya estaban lisiados y tenían toda la lengua mordida, pero no decían ni una palabra".

"Incluso si les rompen la lengua, no se les permitirá no confesar". El hombre detrás de la cortina sonrió levemente: "Tráeme al tiburón que va delante de mí más tarde y, naturalmente, tendré una forma de hacerlo hablar".

"Sí." Bai Fenglin sabía de lo que era capaz la otra persona: "Los arreglos se harán de inmediato".

"¿Quién es el líder del Ejército de Restauración?" El hombre detrás de la cortina susurró, una palabra a la vez: "¡Este hombre debe ser encontrado a toda costa!"

"..." Bai Fenglin rara vez había escuchado tal intensidad en el tono imperturbable de la otra persona, y no pudo evitar jadear involuntariamente mientras se reía, "El hermano Ying es un gran maestro de fuera de este mundo, ¿Cómo es que usted también está tan interesado en ¿El Ejército de la Restauración? Es mi suerte, han estado armando mucho alboroto últimamente y ha sido inquietante para Yecheng".