Capítulo 204: Llamando al hijo para que regrese a casa

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Durante el último par de días, ya que no había cosas urgentes que necesitasen ser apresuradas en la unidad militar, Gu Wei Ting estaba relativamente libre para atender sus propios asuntos. Por alguna extraña razón, de pronto se interesó en ir a ver al depravado nido de Bai Luoyin y Gu Hai. 

Cuando la puerta frontal fue abierta, se pudo sentir un ambiente bastante opresivo impregnado en toda la habitación, dejando que un aroma mohoso vagara. Quizás, el aroma persistía ya que las ventanas no habían sido abiertas en largo tiempo.

Una vez que Gu Wei Ting movió las cortinas y empujó el marco de la ventana para echar un vistazo al exterior, se encontró con una bulliciosa calle comercial, repleta de un sinfín de coches y personas que pululaban en cada dirección. 

Mientras dejaba que sus ojos viajaran un poco más lejos, notó un coche que era conducido por el vecindario. De pronto su corazón se tensó cuando dos personas bajaron del vehículo, pero cuando le echó otro vistazo, aquellas siluetas habían desaparecido, dejando solo las ruidosas calles para infiltrarse en sus oídos.

En el balcón había varias macetas con plantas que habían comenzado a marchitarse. La regadera para las plantas que había sido dejada afuera aún seguía ahí, pero después de congelarse y descongelarse durante todo el invierno, había perdido su forma. 

Gu Wei Ting indagó por las habitaciones con sus ojos curiosos. Sobre el mostrador de la cocina había tanto cubiertos como cristalería y platos, todos en un conjunto. Los condimentos estaban clasificados y colocados apropiadamente en un pequeño gabinete en la parte superior. La tapa de un frasco que contenía sal aún estaba abierta como antes y la sal ya se había convertido en pequeños terrones endurecidos. Una pequeña cuchara descansaba dentro del frasco, silenciosamente esperando a ser usada.

Permitió que sus ojos siguieran fijos en el frasco por unos segundos más, ni siquiera podía empezar a imaginar cómo sería si Gu Hai usaba sus dos grandes manos para sostener tan pequeña cuchara. Lo que era aún más difícil de imaginar era como él estaría tranquilamente aquí, cocinando y trabajando en cosas extremadamente tediosas y triviales.

Entonces sus ojos se movieron a un lado. Las verduras alguna vez verdes se habían marchitado hacía largo tiempo y las hojas restantes que les habían dado un toque de vida ahora estaban hundidas débilmente dentro de su canasta, así también los vegetales se encontraban en un lamentable estado. Manchas de color oscuro estaban esparcidas en la superficie de las papas, las berenjenas se habían encogido y secado hasta tener el ancho de un dedo. Lo único que no parecía completamente mal era una cebolla. Aunque aún se vía bien, una vez que Gu Wei Ting lo tomó, se dio cuenta de que la capa más externa que estaba sobre la canasta se había podrido.

Cuando abrió el refrigerador, había todo tipo de comida, bebidas, carne marinada y vegetales... toda apretada ahí, pero ordenada cuidadosamente. Quizás antes de ser obligados a huir, ellos habían querido preparara un almuerzo extravagante, pero desafortunadamente, no hubo tiempo.

Gu Wei Ting se dirigió a los baños. Afortunadamente, ambos baños aún estaban muy limpios. La tapa del retrete había sido cambiada por una nueva antes de irse y contrario a algunos de sus descuidados comportamientos, la tina fue limpiada cuidadosamente de usarla en cada ocasión. Extrañamente, había un pato calvo sentado silenciosamente en la unidad del tocador. Al principio, el pato había tenido un exquisito plumaje pero las impacientes manos de alguien le arrancaron las plumas. 

Colocados ordenadamente en un estante se encontraba un conjunto de artículos de tocador disponibles para dos personas. Una botella de jabón facial estaba prácticamente llena mientras que la otra estaba casi vacía. Era claro que los dos usaban estos productos de cuidado de la piel de forma compartida y no diferenciaban cual era de cada quién. 

Are You Addicted (Volumen II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora