Capítulo 2

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—De seguro Andrew está preguntando donde estas, ¿así se llama cierto? —dijo Elliot, Liv se tensó ante el nombre.

Sí, se llama Andrew —respondió a su segunda pregunta—. No, él no va a estar preguntando por mí —agregó sonando seria, y cortante.

Elliot notó que algo estaba mal entonces.

—Elliot, lo siento, no debería haber venido —se puso de pie lentamente, cuidando de no despertar a la niña dormida en sus brazos.

—Olivia... espera —dijo Elliot poniendo una mano sobre el antebrazo de Liv, deteniéndola—. Lo siento, he sido un idiota —reconoció avergonzado—. ¿Dónde te estas quedando? —preguntó sintiéndose culpable por la forma en que la había recibido.

—En un hotel —respondió fríamente.

Elliot la miró sin ira por primera vez desde que había llegado. Se veía agotada.

—No deberías salir a esta hora, menos con Emily —miró hacia la pequeña en brazos de Liv—. Creo... creo que deberías quedarte aquí —ofreció, su instinto de protección estaba alerta.

—No. Es mejor que me vaya. Estas molesto Elliot y lo entiendo. Quizás puedas llamarme algún día para que podamos conversar —se estaba alejando de él en dirección a la puerta.

—Mierda Olivia... —murmuró—. Puedes darme una oportunidad. Me tomaste por sorpresa. Llegas a mi casa casi a media noche, luego de más de tres años, con una bebé en tus brazos. Fue un shock fuerte —trató de sonreír, luchando por aligerar el ambiente, y convencerla de que se quedara.

—Lo sé, El... lo sé —dijo casi susurrando. Ella era consciente de la situación en la que lo había puesto, por supuesto no era su intención en absoluto molestarlo y complicarlo.

—¿Empezamos de nuevo? —preguntó sonriendo, la primera sonrisa que le había regalado desde que ella había cruzado su puerta hace poco más de dos horas.

—Eso me gustaría mucho Elliot —sonrió. Sus hombros se relajaron un poco—, pero aunque me encantaría empezar a hablar ahora, Emily me tiene agotada —miró a su hija—. Creo que debería permitir que ella descansara también en su cama.

Lo miró para medir su reacción y él sacudió la cabeza ligeramente.

—Puedo ponerla en mi cama... para que conversemos —ofreció.

Olivia lo medito por un par de minutos y asintió. En realidad ella no había ido al hotel a registrarse. Su primera parada luego de bajar del avión había sido Queens, para luego llamar a Cragen y buscar su nueva dirección.

—Déjame ayudarte.

Con cuidado tomó a Emily en sus brazos, dándola vuelta para apoyarla en su pecho. Cuidó su cabecita. Era ágil con ella, él era experto en el manejo de niños, sobre todo después de tener a cuatro niños a su alrededor durante años.

Liv lo siguió en silencio hasta su habitación. El departamento no era grande pero era cómodo y acogedor. El cuarto era amplio, estaba ordenado. Él mantenía todo en su lugar. Levantó las tapas de la cama, y Elliot recostó a la niña, sin dejar de sonreír ante la apariencia de Emily.

—Ella es hermosa Olivia —dijo mientras acomodaba un par de almohadas alrededor de la niña, en caso de que se volteara mientras dormía. Una forma de evitar que se cayera de la cama.

—Gracias —respondió agradecida, observando el cuidado que Elliot tenía con su pequeña hija—. Buenas noches bebé —susurró y besó la frente de la niña. El corazón de Elliot saltaba fuertemente al ver a Olivia tan maternal, un gesto que ella tenía con todos los niños. Sólo que ahora dirigido a su propia hija.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now