Capítulo 135

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—Es hora de irme... —anunció Maureen viendo la hora, ella tenía que llegar a su clase en la universidad.

—Gracias por todo Maureen —dijo Olivia, quien después de llegar del hospital se había sentando en el sofá, con Emily a un lado de ella y Matías en sus brazos.

—Sabes que haría cualquier cosa Liv... no hay nada que agradecer —contestó la chica con simpleza, esa era parte de la familia, ella no estaba haciendo ningún favor sino que cumpliendo con un deber, cuidar de su familia—. Bye poroto... —le dijo a Emily besando su frente—. Bye Matias... —besó la manito de Matías y sonrió, la manga del traje que Liv le había puesto cubría casi la totalidad de su manito—. Eres un hombrecito muy lindo. Nos vemos el sábado papá.

La chica besó la mejilla de Elliot y se fue.

—¿Estas cansada? —preguntó Elliot, ella asintió—. Deberías ir a tomar una siesta mientras él duerme... —sugirió en voz baja.

—Suena bien... —dijo ella, de antemano sabía que tenía que aprovechar de descansar cuando el bebé estuviera durmiendo—. ¿Por qué no vamos todos a tomar una siesta? Emily se va a dormir pronto... y él —observó al bebé, con sus ojos azules cerrados—, esta profundamente dormido por ahora —agregó contemplándolo, habían sido dos días bastante duros y agotadores, sobre todo por lo que su cuerpo pasó durante la cesaría pero sabía que ahora se venía lo peor, el bebé dependía exclusivamente de ella, no habían enfermeras que alivianaran el trabajo.

—Me parece buena idea preciosa —se agachó para besar su frente,  pensando lo hermosa que se veía con el bebé en sus brazos, él se había perdido toda esta etapa con Emily. Sacudió su cabeza para sacar esos pensamientos, era en otras circunstancias, ahora la tenía aquí, frente a él—. ¿Necesitas una mano? —se aventuró a preguntarle, ya había llevado a Emily a su dormitorio, la pequeña había cedido al sueño.

—Sí, por favor —su cuerpo aún estaba delicado y cualquier esfuerzo que hiciera, por pequeño que fuera le generaba dolor en su bajo vientre—. ¿Puedes llevarlo? —pidió, sabiendo que esa era la parte más complicada.

—Claro amor —caminó hasta quedar frente a ella en el sofá y tomó al pequeño de sus brazos, Matías se quejó ligeramente por el cambio de posición pero siguió durmiendo—. ¿Quieres...? —extendió su mano para ayudarla.

Ella rechazó la oferta gentilmente, apoyó ambas manos en el cojín del sofá y se impulsó de pie, ahogando un gemido de dolor. Elliot la observó con cautela, dándole su espacio pero presente en caso de que tuviera cualquier inconveniente. Se quedó quieta recobrando la respiración, apoyó su mano en el vientre sobre el lugar donde estaba la incisión.

—Vamos... —animó, vio el rostro de Elliot, su preocupación marcada en cada rasgo—. El... estoy bien. Es normal, ¿sabes? —quería reír ante su mirada de preocupación, no era el mejor en lidiar con cualquier tipo de dolor que ella sufriera.

—El doctor te dio una receta, ¿podrías tomar algo? —preguntó, recordaba claramente la conversación del doctor con ellos antes del alta médica.

—Prefiero no tomar nada mientras lo pueda soporta —le dio una mirada llena de amor y adoración al bebé—. Nada es absolutamente seguro para él... —suspiró, había hecho exactamente lo mismo durante el post parto de la pequeña Emily.

Elliot acostó a Matías junto a Emily en el centro de la cama, y ellos se acostaron cada uno al borde. Liv se recostó sobre un lado, Matías había sido puesto en su lado para tener un acceso mucho más rápido y con menos movimientos. Elliot estaba preocupado de ayudarla y hacerle las cosas lo más fáciles posible, no por experiencia, pero se podía imaginar que para nadie era grato moverse demasiado con un tajo en el estomago. Pero por supuesto, ella no se quejaba ni por un segundo.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now