Capítulo 78

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Elliot se encontraba con sus brazos alrededor de Olivia, habían ido a la cama abrazados, como cada noche. Él sintió vibrar el móvil en la mesita de noche de su lado de la cama, con cuidado sacó sus brazos para llegar a la llamada antes de que despertara Olivia. Ella se agitó un poco, se dio vuelta y siguió durmiendo.

—Stabler —respondió con cierto nivel de sueño en su voz.

—Elliot, es Cragen —dijo el hombre al otro lado del teléfono, con todo lo sucedido había olvidado llamar a Don. Vio el reloj, iban a ser las seis de la mañana—. Escuché tu mensaje de voz, tranquilo... ¿Olivia y el bebé están bien? —preguntó, Cragen por lo general estaba muy temprano en el precinto, incluso a veces no se tomaba la molestia de ir a casa.

—Ambos están bien —se levantó de la cama con suavidad y salió de la habitación—. La revisaron en el hospital y todo parecía estar bien con el bebé pero igual le dieron una semana de licencia —informó pasándose la mano por la cara—. Olivia no está muy bien, todo este tema de la custodia la tiene afectada y eso se hizo presente cuando el doctor reviso su presión arterial...

Cragen suspiró.

—Vamos a procurar que no tenga demasiado trabajo. ¿Qué está pasando con lo de la custodia? —preguntó en tono preocupado, por supuesto la situación no había pasado desapercibido por él.

—Por ahora nada. El martes tiene que presentarse al tribunal pero no sé si es lo más conveniente en este momento —miró hacía la puerta de la habitación donde Liv estaba profundamente dormida.

—Sabes que no puede faltar Elliot, se vería muy mal que no fuera a la audiencia de custodia... nadie más que ella puede hacer esto...

—Yo sé... me gustaría poder hacer más por ella —tomó una bocanada profunda de aire.

—Lo único que puedes hacer en este momento es apoyarla y estar ahí para ella... —dijo sabiamente Cragen—, todos vamos a estar ahí para apoyarla si es necesario, espero que sepa que puede contar con nosotros.

—Ella sabe Don pero aun así esto la tiene afectada. Emily es su vida... no la puede perder —su garganta se apretó—, yo tampoco Don, no sé qué haría —reconoció, Cragen se podía imaginar lo que estaban sintiendo, o al menos una parte de ello, él había sentido ese temor por la pérdida cuando Olivia había entrado en su despacho y había anunciado que se iba.

—No va a pasar —aseguró Cragen en un tono de voz que incluso lo convenció—. Elliot... —después de la conversación personal que habían tenido, Don se volvió nuevamente el Capitán Donald Cragen—, necesito que vengas a trabajar —fue casi una solicitud, Cragen sabía lo difícil que era para Elliot estar lejos de Liv—. Tengo dos casos en estos momentos y solo tres detectives, no doy abasto —dijo con un sentimiento de culpa por obligar a Elliot a salir de su casa.

—Entiendo, voy a estar ahí en una hora —miró nuevamente el reloj.

—Elliot, lo siento, está fuera de mi alcance.

—Yo entiendo señor.

Una vez cortada la llamada dejó su móvil en la mesa y se pasó las manos por la cara, luchando contra el cansancio que se apoderaba de él. Caminó hacía la cocina a buscar el biberón de la bebé y fue a la habitación de Emily hasta quedar frente a su cuna. La contempló mientras se encontraba profundamente dormida.

—Sabes que te amo cariño —tomó una respiración profunda—, que tú y mamá han solo traído alegría a mi vida —susurró Elliot, procurando no despertar a la bebé pero sintiendo una necesidad de expresar esas palabras, aunque ella no entendiera o no escuchara. Pasó su mano por el cabello marrón de la pequeña.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now