Capítulo 77

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—¡Ugh! —gimió Liv cuando sintió el peso sobre su cuerpo y el dolor que provino de la fuerza con que se estrelló la mujer contra ella, podía sentir por el movimiento que el tren había continuado su marcha.

—Déjame ayudarte —dijo un hombre cordialmente estirando su mano para ayudar a Liv a ponerse de pie.

Ella quería primero constatar que estaba bien. Puso su mano en el vientre donde había sido golpeada, no había sido fuerte, pero aun así quería verificar que no tuviera algún dolor.

—¿Estás bien? —preguntó el hombre.

Liv aún estaba en el piso del vagón, la mujer que prácticamente se había caído sobre ella estaba poniéndose ya de pie con ayuda de algunos pasajeros.

—Yo... necesito un minuto —pidió respirando profundamente.

—Lo siento... me tomó por sorpresa —se disculpó la mujer ya de pie. Olivia no estaba de ánimo para enrostrarle su descuido y menos explicarle por qué motivo no quería ponerse de pie.

—¿Necesitas ir al hospital? —preguntó el hombre que había acudido a socorrerla. Liv meditó un segundo y negó con la cabeza.

—Me bajo en la siguiente estación. No es necesario.

—¿Estas segura que estas bien? —insistió el hombre al ver la preocupación en la cara de Olivia.

—Sí. ¿Me ayudas? Por favor —pidió. El hombre gentilmente la ayudó a ponerse de pie. Varias personas se habían acercado para mirar la escena.

—¿Necesitas sentarte? —preguntó otro que estaba junto a ambas mujeres.

—No... no, ya me bajo.

Estaba harta de la atención, por suerte quedaban sólo un par de metros para que llegaran a la estación. Se regañó internamente por no haber prestado más atención.

Sintió cuando el tren se detuvo y se puso de inmediato en la puerta, estaba ahogada. Su mano nunca dejó de estar en su vientre. Rogaba a Dios que nada le haya pasado a su bebé. Escuchó la voz de la mujer hablando detrás de ella pero decidió ignorarla, quería llegar al precinto lo más rápido posible, quería llegar a Elliot.

Cuando ingresó estaban los escritorios vacíos. Caminó hasta el de Elliot y se sentó. Un par de lágrimas se derramaron a través de sus mejillas, se las secó con urgencia al sentir que alguien se acercaba.

—¿Liv? —ella no necesitaba levantar la vista para saber que era Elliot. El corazón le latió cuando él la vio sentada en su escritorio—. ¿Qué pasa? —preguntó asustado.

—No te enojes... por favor —rogó, su mano aun fielmente en su estómago.

—¿Qué hiciste? —preguntó con incertidumbre.

—No te molestes....

—Definitivamente no es algo bueno si me dices que no me enoje cariño —trató de no ser duro con ella.

—Yo... yo venía en el vagón —sollozó—. Y cuando partió una mujer cayó sobre mi...

Elliot secó las lágrimas y quitó el cabello de su rostro.

—¿Te golpeo? —preguntó de inmediato y ella asintió, por su expresión se dio cuenta del porqué de su preocupación—. ¿Te golpeo en el vientre? —puso su mano sobre la de ella.

—Sí.

—¿Te duele?

Ella sacudió la cabeza, estaba más asustada que adolorida.

—¿Qué haces? —preguntó alarmada cuando sacó su móvil.

—Llamar a una ambulancia Liv, no es seguro que te muevas —dijo, ella ya había está caminando lo suficiente desde el metro hasta la estación.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now