Capítulo 136

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—El... ¿puedes ir por él? —gimió Liv recostada en la cama, la medicina se había tomado demasiado tiempo en hacer efecto y el dolor persistía bastante fuerte, no había posibilidad de que ella pudiera ir por el bebé a tiempo.

—Claro cariño... yo voy...

Elliot besó su frente antes de prácticamente saltar de la cama para ir por el bebé antes de que despertara a Emily y al vecindario. Ingresó sonriendo a la habitación, hace bastantes años que no tenía un pequeño bebé llorando en su casa. Llegó hasta el borde de la cuna para ver al pequeño agitándose bajo la manta.

—¿Qué pasa hijo? —preguntó cuando lo levantó de la cuna, el pequeño lloraba con cierta desesperación—. ¿No es agradable despertar solito? Lo sé campeón —lo acunó entre sus brazos—. Vamos donde mamá...

Empezó a caminar con el bebé desde la habitación, por el pasillo hasta la habitación que ellos compartían.

—Hola cariño... —saludó Liv a su hijo—. ¿Puedes ponerlo aquí? —pidió haciendo una mueca mientras cambiaba de posición, Casey le había regalado una almohada que ayudaba a la lactancia. Se puso de lado y el bebé acostado sobre la almohada, quedando perfectamente alineado a su pezón—. Esta bien cariño... mamá esta aquí —sonrió. Elliot la observaba con amor, era la primera noche de todos ellos en casa.

—¿Esta comiendo? —preguntó sentando en el borde de la cama.

—Sí... —contestó sin dejar de observar al bebé, eran tan pequeño y a la vez perfecto—. Él aprende rápido... —esta vez no había tenido problema en prenderse a su pezón de inmediato.

—¿Estas bien?

—Sí... —susurró, tomando la manito del bebé con la suya—. No recordaba que doliera tanto —dijo haciendo referencia a las molestias que sentía—. No sé como lo hice antes... —hizo una pausa—. Gracias cariño...

—¿Por qué?

—Por ayudarme tanto amor... sin ti no creo que podría estar haciendo esto —miró hacía el bebé—. Estoy tan adolorida que no me puedo mover mucho.

—¿No ha bajado el dolor?

Ella asintió ligeramente.

—Sí... gracias a la medicina, pero cuando se pasa el efecto... maldición que duele pero sé que va a pasar... y el dolor vale absolutamente la pena —no quitó la mirada del bebé—. Míralo El... por fin esta aquí con nosotros y esta perfecto —suspiró.

Cerca de media hora más tarde, el bebé por fin había quedado satisfecho. Liv era consciente del tiempo que llevaba amamantar a un bebé recién nacido, el doctor le había dicho que lo alimentara tanto como fuera posible para que pudiera empezar a engordar y crecer y ella por supuesto iba a hacer todo lo posible, aunque tuviera que estar pegada con el bebé las 24 horas del día.

—Ya se durmió —dijo Liv, separando su pecho de los labios del bebé.

—¿Quieres que lo ponga al medio? —preguntó Elliot, ella movió la cabeza suavemente.

—Aquí esta bien —contestó, Elliot se recostó en la cama—. ¿El...?

—¿Si cariño? —preguntó en el mismo volumen de voz.

—¿Puedes abrazarme?

—¿Estas segura? Voy a hacerte daño.

—No... no me vas a lastimar.

Elliot pegó su pecho a la espalda de Liv.

—¿Esta bien así? —puso su mano en el estómago de Liv.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora