Capítulo 145

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La sonrisa de Liv no desapareció durante todo el camino en coche a casa. Elliot detuvo el vehículo en el estacionamiento. Ambos quitaron el cinturón de seguridad.

—Gracias por todo cariño... estuvo maravilloso —dijo Liv acercándose a Elliot y besándolo nuevamente antes de entrar a la casa.

Una vez que entraron a la casa escucharon el llanto del pequeño bebé. El corazón de Liv prácticamente se hundió ante la culpa, ella había pasado cerca de seis horas fuera de casa y el sentimiento de culpa ahora la estaba abrumando mientras caminaba hacía el lugar donde sabía venía el llanto. Maureen estaba en la mecedora tratando de que el bebé tomara algo de leche del biberón pero estaba fallando miserablemente y el bebé continuaba llorando y retorciéndose.

—Lo tengo cariño... gracias —dijo Liv tomando el bebé de brazos de la chica. Matías bajó un poco la intensidad del llanto, reconociendo el sonido y el aroma de mamá pero siguió llorando molesto—. Lo sé cariño... lo siento.

Matías con desesperación buscó el pecho de Liv. Ella rápidamente se desabrocho el brasier maternal, el bebé se pegó a su pecho con desesperación, Elliot y Mo observando a un par de metros.

—Ya que han llegado papá, voy a mi cuarto —dijo Maureen. Elliot asintió y besó la frente de su hija.

—Gracias por ayudarme con esto.

—¿Lo pasaron bien?

—Sí cariño, pasamos un buen momento. Muchas gracias.

—Hijo... más despacio —suplicaba Liv, al ver como el bebé succionaba con avidez de su pecho—. No debería haber salido... —añadió con una lágrima cayendo a través de sus mejillas. Se la secó antes de que le cayera en el rostro a su hijo—. No me lo tomes a mal... —dijo sintiéndose culpable ahora con Elliot.

—Shhhh... —él caminó más cerca de ella.

—Él esta tan molesto... —vio como las manitos del bebé se movían con desesperación cuando se le escapó el pezón y se puso a llorar nuevamente—. Aquí esta hijo... —puso su pecho nuevamente en la diminuto boquita del bebé.

—Liv... —dijo en voz baja, pero firme para que ella le prestara atención—, Maureen me dijo que él se acababa de despertar, no lleva horas llorando como te imaginas.

—Lo sé... —suspiró, le dolía ver a su pequeño bebé llorando desconsoladamente, pero se sentía mala madre—. Me olvide de él —ese era el motivo por el cual ella estaba llorando, se sentía una pésima madre, con Emily nunca le había sucedido.

—¿Qué? —preguntó Elliot, ella casi había susurrado la frase.

—Cuando estabas dentro... cuando estábamos haciendo el amor —corrigió—. Me olvidé del bebé y de que podía estar hambriento o algo así —agregó como si tuviera el peso del mundo sobre sus hombros—. Soy una pésima madre.

—Eso no es cierto Olivia... eso me haría un padre fatal entonces —dijo, a pesar de todo él no se arrepentía de todo lo que había pasado—. Liv... es normal... Cariño... estábamos pasando un buen momento, solos tu y yo. Quizás fue muy pronto... —vio como el bebé se calmaba—, pero no me arrepiento ni por un segundo —pasó la mano por la mejilla del bebé.

—Yo tampoco El... lo siento, no quiero que te quedes con esa impresión —rogó, mirándolo a los ojos azules, profundos—. Es difícil para mi tener que elegir entre el bebé o tu.

Elliot sacudió la cabeza.

—No tiene que ver con elecciones Olivia —dijo en tono ligeramente duro, arrepintiéndose del tono de inmediato—. Sólo quería pasar algo de tiempo contigo —miró como el bebé cerraba sus ojitos. Habían llegado cerca de hora y media atrás y le había costado todo este tiempo calmarlo.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now