Capítulo 63

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Desde un par de metros de ellos estaban observando Maureen y Kathleen, mientras los gemelos estaban jugando un poco más adelante.

—¡Dios! Espero que el bebé sea un chico —dijo Kathleen.

—Y que no tenga los ojos de Liv —agregó Maureen—, si no papá va a estar completamente perdido —rió.

—¿Qué están planeando? —preguntó Liv acercándose a Kathleen y Maureen, las chicas no habían advertido su presencia por lo que casi saltaron al escuchar su voz.

—¿Planeando? Nada —contestó Maureen sonriente—. Sólo conversando.

—Gracias —respondió Kathleen al recibir el helado de Liv.

—¿Y los gemelos? —buscó con su mirada por los dos niños.

—Dickie se encontró con un compañero de curso, están en el parque de juegos —dijo Maureen, dentro de su línea de visión estaba vigilando a sus hermanos, ella estaba acostumbrada a ser una hermana mayor.

—Voy a avisarle que vamos a seguir nuestro camino —añadió Kathleen.

Elliot estaba sentado con Emily para que pudiera disfrutar su helado tranquila. Liv a última hora había desistido de la oferta y sólo había llevado el helado para Kathleen.

—Maureen... —la chica giró la cabeza para ver a Liv.

—¿De verdad todo está bien? Sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿cierto? Incluso si estas molesta.

—Todo está bien Liv, en serio. Sólo estábamos conversando y viéndolos a ustedes dos —los ojos de Liv se abrieron, ella había besado a Elliot creyendo que no estaban mirando.

—¿Estas molesta? —preguntó, sintiendo un nudo en el estómago.

—¿Molesta? No, por Dios Liv, ¿por qué estaría molesta.

—No sé, supongo que siento que es difícil para ustedes... verlo conmigo.

Maureen sacudió ligeramente la cabeza, era un tema tratado ya, después de todo su padre llevaba varios meses con Liv.

—Mira —apuntó hacía su padre que estaba riendo por el rostro de Emily lleno de helado de chocolate—, ¿por qué voy a estar molesta si veo a mi padre feliz? Liv, tu sabes... mi papá era muy infeliz cuando tu no estabas, en algún momento pensé que no iba a salir adelante. Sin embargo llegaste a su vida y desde ese día él no ha dejado de sonreír, no importa qué, no se puede quitar esa sonrisa de su rostro. Estoy contando con eso...

Liv notó la ansiedad en ella.

—Tienes novio —aseguró Liv, ni siquiera se sorprendió cuando Maureen asintió en respuesta.

—Es reciente.

—Él no va a ser feliz, pero sin duda debes hablar con él —dijo, no queriendo interferir en la relación de padre e hija, dejando esta conversación para ellos dos.

—Lo sé, por eso mismo espero que mantenga esa misma sonrisa cuando le cuente —contestó nerviosa, ella se quedó en silencio un par de minutos y tomó cierto coraje—. Liv... —ahora venía el momento de ella para hacer preguntas—, está todo bien, ¿con el bebé?

—Sí cariño. El bebé está bien —se llevó una mano al vientre—. ¿Por qué me preguntas?

—Nada, es solo que papá está preocupado por lo que podría pasar, tú sabes papá habla conmigo a veces —comentó, al ser la mayor Elliot tenía cierta cercanía con ella.

—Maureen, no quiero que te preocupes...

—Quiero saber si mi hermanita o hermanito está bien.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora