Capítulo 4

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Elliot quería trapear el piso con este tal Andrew. No podía creer que había un hombre tan idiota en este planeta que se había atrevido a meterse con Olivia, a lastimarla, usarla solo para beneficio propio. Estaba molesto pero en este momento no se podía concentrar en él, sino en la increíble mujer que estaba a su lado, completamente vulnerable. 

—Él no se la merece Liv. No te merece —le susurraba al oído. 

Ella estaba llorando, algo que no había hecho desde el día que Emily nació. Ese día fue de felicidad, ahora estaba llorando porque finalmente estaba superando los tres años que había pasado fuera de Nueva York.

—¿Quieres seguir hablando? —preguntó, ella estaba agotada emocionalmente.

—Emily va a despertar en cualquier minuto. No quiero que me vea así —dijo, sabiendo que era un desastre.

—Por que no te vas a dar una ducha y tratas de relajarte —la instó—. Si ella despierta creo poder arreglármelas por unos minutos —sonrió.

Liv asintió, ella confiaba plenamente en Elliot.

—Voy a tratar de darme una ducha rápida —dijo dándole un fuerte abrazo a Elliot, el abrazo que le hubiera gustado haber recibido una vez que cruzo el umbral de su puerta la noche anterior.

—Tómate tu tiempo Liv. Vamos a estar bien —aseguró, si bien es cierto sus hijos ya no eran bebés, él perfectamente se podía manejar con Emily.

Esperó que Liv se fuera a la ducha y fue a su habitación. La niña había despertado y se estaba restregando los ojitos con ambos puños de la mano.

—¿Mamá? —dijo tímidamente. Elliot le había escuchado solo un par de palabras.

—Mamá está en la ducha cariño. ¿Quieres venir conmigo? —contestó estirando sus brazos para que ella accediera. La niña sonrío y tomo las manos de Elliot para ponerse de pie—. Creo que alguien necesita un cambio de pañal —dijo sintiendo la humedad de la bebé. 

Por suerte en el viaje al supermercado Liv había echado al carro de compras un paquete de pañales. Elliot fue con Emily en sus brazos hasta la sala donde habían quedado y se fue a su habitación. Claramente no había olvidado como se hacía, en cosa de segundos la niña estaba seca y cómoda nuevamente.

—El... —estaba entrando en la habitación. Había procurado vestirse antes, no quería incomodar a Elliot.

—Ella despertó hace unos minutos —informó.

—Debe tener hambre —indicó mirando el reloj—. ¿Puedes cargarla un segundo mientras voy a la cocina a preparar su biberón? —no quería abrumar a Elliot con tantas cosas.

—Claro —sonrió. Emily estaba tocando la cara de Elliot, suavemente.

—Le caes bien —comentó, le emocionaba la forma como ambos interactuaban.

—Vamos a estar en la sala para que pueda estar tranquila —dijo, sabiendo que la niña en cualquier momento iba a requerir de mamá.

Después de que la niña tomó su biberón, ambos se fueron a la sala de estar.

—Al parecer le gusta que mamá salga detrás de ella —dijo Liv corriendo detrás de la pequeña que estaba explorando el departamento de Elliot.

Él la miró, absolutamente fascinado con ella, aún no estaba seguro de que realmente estaba pasando. En algún momento de estos tres años había tratado de vivir su vida y olvidarse de ella. No sabía porque tenía que olvidarse de Olivia Benson, después de todo eran solo amigos, sus pensamientos fueron interrumpidos por las risas de la pequeña niña.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now