Capítulo 121

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Habían vuelto a la habitación de Emily. La niña se había mantenido tranquila durante las dos horas que ellos tuvieron ausentes, esa fue la información que le había dado la enfermera a cargo y les advirtió que así iba a ser durante el resto del día, conforme el medicamento estaba recorriendo su pequeño cuerpo. Don había llamado para obtener una actualización de Emily y también cómo había ido la cita médica de Olivia, había sido prudente, optando por no ir al hospital, al menos aún no. Maureen se había ido hace un par de minutos atrás, diciéndoles un adiós rápidamente para llegar a clases.

—Liv... —ella se había sentando junto a la cama de Emily, él podía ver el cansancio en sus ojos, su piel ligeramente pálida y bolsas bajo los ojos—, es posible que nuestra pequeña... —se detuvo a media frase, y retomó—. El doctor dijo que podía estar un par de semanas en el hospital...

Ella asintió, siendo paciente y esperando a donde conducía esta conversación.

—Yo estaba pensando... —tomó una bocanada de aire—, quizás deberíamos turnarnos para estar con ella... —soltó simplemente su pensamiento.

—No —fue de inmediato la respuesta de Olivia—. Yo quiero estar aquí cuando ella este despierta —observó los ojitos cerrados de su hija. Elliot respiró hondo.

—Yo sé... —se sentó frente a ella—. Liv... cariño —su voz llamó la atención de Olivia—, tienes que descansar... el doctor dijo...

—Yo sé lo que dijo el doctor Elliot, yo estuve ahí —las palabras fueron mucho más bruscas de lo que ella esperaba—. El... lo siento —se disculpó, nuevamente estaba sacando su frustración con él.

—Esta bien, entiendo... —él a veces tenía que él ceder pero este no era el caso, había mucho en juego, la salud del bebé y de paso la de Olivia—. Olivia... —ella fijó la mirada en Elliot, él contadas veces usaba su nombre completo—, yo no voy a discutir esto contigo. Prometí cuidar de ti y del bebé y eso es lo que voy a hacer.

Ella miró casi desconcertada.

—Voy a quedarme con nuestra hija durante la noche y tu te vas a casa a descansar... —ella iba a interrumpir, pero Elliot le hizo un gesto con la mano para que se quedara callada—. Emily duerme durante toda la noche por lo que me quedaré con ella. Tú puedes estar en el día, mientras yo voy a casa a descansar —esa era parte mentira ya que él iba a procurar estar la mayor parte del día también con las dos.

—Esta bien... —fue la pequeña y débil voz que salió de los labios de Olivia, ella estaba agotada, física y mentalmente, quería sonreír incluso ante el insito de protección que inundaba a Elliot cuando se trabaja de ellas.

"Esto ha sido fácil" pensó Elliot, lo que le daba un claro indicio del estado de Olivia. —Bien... —dijo cerrando la conversación.

—¿Has hablado con el doctor Kalaf? —preguntó Olivia, se suponía que le habían hecho el examen a Maureen y en algún momento del día iban a tener los resultados de Elliot pero ya era media tarde y no habían tenido noticia alguna.

—No cariño, aún no he sabido nada. Le pregunté hace unos minutos a la enfermera Jacqueline, pero nada.

Ambos se quedaron en silencio cuando sintieron los gemidos que provenían de Emily.

—Cariño abre los ojitos, es mamá —pidió Liv apoyándose en el borde de la cama, eran estos pequeños momentos de lucidez de su hija que quería aprovechar.

—Duele mami... —se quejó la pequeña en su mano donde tenía la IV para bebés.

—Yo sé cariño. Sé que duele... —hizo suaves círculos en la mano de su hija.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora