Capítulo 36

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—¿Entonces detectives, encontraron al hombre que atropelló a mi hija? —preguntó impaciente Samantha, la madre de Catalina, claramente no tenía idea lo que le había sucedido realmente a su hija.

Olivia miró a Catalina, la chica mantenía la cabeza agachada. Ella era consciente de que la joven no le había dicho la verdad de lo sucedido, y no era de extrañar, muchas veces las víctimas no hablaban de lo ocurrido, por vergüenza o porque no quieren asumir que realmente les ocurrió. No sabía cuál de estos dos eran los que habían motivado a Catalina a mentirle a su madre y esconderse de ellos. Fue sacada por sus pensamientos cuando escuchó a Elliot aclararse la garganta.

—Señora, ¿podemos hablar con su hija en un lugar privado? —preguntó, Catalina era mayor de edad por lo que no necesitaban la autorización de sus padres para hablar con ella.

—¿Catalina? —miró a su hija, la chica asintió mordiéndose el labio nerviosa—. Voy a hacer café mientras —dijo la mujer excusándose mientras se ponía de pie.

Esperaron hasta que la mujer saliera completamente de la sala.

—Tienes que decirle la verdad a tu madre —dijo Olivia, ni siquiera le había dado tiempo a Elliot para decir nada.

—No puedo —su voz era suave, incluso asustada.

—Cariño, ella debe saber lo que te ocurrió —empujó Liv un poco más. Catalina negó con la cabeza, acompañada de una mueca de dolor por el gesto.

—Ella va a decir que me lo merecía —dijo casi en un susurro, ambos detectives se quedaron mirando.

—¿Por qué dices eso? —preguntó Elliot uniéndose a la conversación, no estaba seguro de que tipo de madre le iba a decir a su hija que merecía ser violada.

—A mis padres nunca les agrado Franco... —estaba a punto de llorar mientras comenzaba a hablar—, ellos me dijeron que no era bueno para mí, sin embargo después de tan solo un mes de estar saliendo juntos me fui a vivir con él, a pesar de que mis padres me decían que no lo hiciera —tomó una respiración profunda, a pesar de la protesta de su cuerpo aún herido—. Mis padres me dijeron que no volviera a casa, a menos que haya terminado con él. No puedo decirles que tenían razón y lo que me hizo —se secó las lágrimas de su rostro.

Olivia no estaba de acuerdo con la decisión de Catalina, sin embargo entendía por qué lo había guardado. Su experiencia le decía que la chica en algún momento iba a tocar fondo, y en ese momento iba a necesitar la ayuda de sus padres, y seres queridos, por lo cual ellos debían estar al tanto de lo ocurrido pero no podían forzarla.

—Catalina... —Olivia se cambió de sofá para quedar junto a la chica, justo en el lugar donde antes había estado su madre.

Elliot observó en silencio, ella iba a convencerla, estaba seguro, la magia de Olivia Benson pocas veces fallaba.

—Catalina... —repitió, obteniendo una mirada de la chica—, cariño, sé que es difícil poder asumir lo que pasó... —ella sabía en el plano de su trabajo, nunca nadie había llegado tan lejos—. Lo que ocurrió fue horrible, sobre todo porque fue de parte de alguien a quien amabas y en quien confiabas —su voz se quebró ligeramente al final de la frase. Recobró la compostura, no se trataba de ella—, pero debes rectificar la denuncia para que no lo vuelva a hacer nunca.

La chica sacudió la cabeza, no estaba dispuesta.

—No puedo... —susurró débilmente, Olivia llevó su mano sobre la rodilla de la chica.

—Cariño, si puedes. Fuiste muy valiente en hacer la denuncia, en hacer los exámenes, queda solo un paso... —la alentó—. Si no haces la denuncia y él sigue libre nada impide que vuelva... —sabía que mortificar a la víctima nunca era un buen camino, ella solo estaba intentando diferentes técnicas—. Nunca he escuchado de una víctima que se haya arrepentido de seguir el curso del juicio, por duro que sea...

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now