Capítulo 139

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—No quiero dejarlos... —dijo Elliot haciendo un puchero, las dos semanas de permiso habían finalizado, él estaba acostado en la cama boca abajo junto al bebé y Olivia estaba al otro lado.

—Vas a ver como el día va a pasar rápido —trató Liv de aligerar su estado de ánimo.

—Voy a estar llamando para saber como están... —tomó la mano de su hijo, Matías enrollo de inmediato su mano al dedo de su papá y siguió durmiendo, a sus dos semanas era todo lo que hacía—. ¿Estas segura que no necesitas ayuda?

—Elliot... —sonrió—, ya estoy bien —aseguró, estaba en un noventa por ciento de su capacidad, incluso el doctor le había dicho que estaba en perfecto estado—. Estoy segura El... Emily esta durmiendo, el bebé también... —después de dos semanas las cosas estaban bastante ordenadas ya, aunque ahora iba a extrañar estar con Elliot todo el día—, puedo hacer las cosas mientras ellos duermen... vamos a estar bien —iba a aprovechar las siestas de los pequeños para hacer aseo, almuerzo y las cosas que se necesitan en una casa.

—Esta bien cariño... —se levantó de la cama—. Me voy ahora o voy a llegar tarde —agregó poniendo cara triste, su día iba a ser muy largo. 

***

—Mami... tengo hambre —ya era la hora de almuerzo de la niña. Olivia había preparado la comida aprovechando la mañana.

—Un segundo cariño —pidió ella, había terminado de alimentar recién al bebé y estaba sacándole los gases—. ¿Eso es todo? —preguntó al ver los ojitos cerrados de su hijo y acostándolo en la cuna, ahora tenía que centrar su atención en Emily—. Ve a sentarte cariño... —le indicó a su hija, la pequeña comía solita pero siempre bajo la supervisión de alguien para que no dejara un desastre.

Olivia calentó la comida en su plato con dibujos animados y cuando estaba listo lo puso en la mesa.

—Yumy... —dijo la niña dijo haciendo círculos en la barriga.

Sonrió a su hija, sin duda sus hijos la hacían feliz. Volvió a sonreír, era extraño hablar en plural, tenía dos maravillosos hijos, algo que sin duda no hubiera imaginado años atrás, cuando era una mujer que su vida era el trabajo y la intención de una familia e hijos estaba prácticamente guardado bajo llaves.

—Mami... —la llamó con insistencia.

—Te estoy escuchando cariño —rió ante la impaciencia de Emily por su atención, ahora que Elliot estaba de vuelta al trabajo ella tenía que dividirse en dos para poder atender a sus pequeños, por suerte Matías era fácil mantenerlo feliz, era Emily quien a veces le daba más trabajo.

—¿Piscina? —preguntó Emily no muy segura si su madre estaba de ánimo para bañarse, esa había sido la pregunta de todos los días prácticamente.

—Claro bebé... ve a lavarte las manitos y los dientes primero, ¿bien?

Matías iba a dormir al menos durante una hora más así que había tiempo para refrescarse.

Cinco minutos mas tarde Liv estaba lista para la piscina, ella estaba sola con su hija, por lo que no tenía problemas en llevar un traje de baño, que ocultaba su peso extra que la acomplejaba y que se había decidido perder lo antes posible pero con dos niños pequeños en casa no le quedaba tiempo para ir al gimnasio.

Elliot ingresó a la casa, podía escuchar las risas proviniendo del patio de su casa, de inmediato identificó las risas de Olivia y Emily. Había salido temprano, Cragen le había pedido solo hacer documentación y al terminar pudo ir a casa antes de lo previsto.

—Elliot... —dijo ella sorprendida, claramente no lo esperaba, de lo contrario no se habría puesto traje de baño, él no la había visto desnuda desde el nacimiento del bebé, o un poco después cuando la ayudaba con las vendas, pero nunca cuerpo entero. Elliot por supuesto notó su incomodidad y no quiso presionar, iba a darle su espacio.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora