Capítulo 39

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Habían pasado un par de semanas desde el caso de Catalina Meyer. La sentencia había sido dura para el muchacho que la había atacado, 30 años sin derecho a beneficios por la brutal agresión.

—El... —le había estado hablando un segundo atrás pero en su ánimo de terminar pronto el papeleo no había hablado mucho, él estaba muy concentrado.

—Estoy escuchando —contestó sin dejar de sonreír ante la impaciencia de Olivia. Era viernes y de forma excepcional Cragen les había permitido salir a media tarde del trabajo, algo que era casi imposible, pero por fortuna no habían tomado ningún caso que requiera su permanencia hasta tarde.

—Tengo que ir a buscar a Emily y algunas cosas para ella y para mí —informó, se iban a quedar ese fin de semana en el departamento de Elliot, y aunque ambas tenían cosas ahí, nunca eran suficientes. Emily tenía dos años y casi diez meses, no ensuciaba demasiada ropa, pero a Olivia no le gustaba tener las cosas justas para ella.

—Está bien. Te voy a recoger en tu departamento en una hora —era tiempo suficiente para que ambas estuvieran listas. Tenía la intención de que fueran a pasear y comer algo antes de ir a su departamento, los niños no llegaban hasta el sábado por la mañana. Él siempre estaba agradecido de que Olivia no pusiera objeciones a que sus hijos fueran a visitarlos, sabía que era importante para una relación que la pareja estuviera sola, pero con tantos niños a su alrededor eran pocas las veces que eso era posible.

—Está bien. Te llamo en caso de que necesite más tiempo —apagó la pantalla de su computador, miró hacía los escritorios contiguos, Munch y Fin estaban distraídos, por lo que era el momento perfecto—. El... —esperó que levantara la vista—, te amo.

Él sonrió feliz, en un par de días iban a cumplir seis meses de relación y ambos estaban felices.

—Te amo bebé. Que llegues bien a casa —aún no salía fuera del precinto y ya sentía un agujero en su pecho.

Olivia llegó a su departamento para ir a buscar a su hija, Teresa estaba con ella dándole de comer. Esos pequeños momentos eran los que ella extrañaba tanto. No le gustaba que una extraña pasara más tiempo con su hija que ella misma, pero tenía que trabajar, no tanto por el dinero, sino porque era un impulso natural.

—Buenas tardes Teresa —saludó Olivia a la mujer mayor, hasta ahora el trato era bastante cordial, pero no demasiado personal. Era muy reservada en su intimidad y sus cosas personales, y habían veces donde la mujer se pasaba un poco.

—Usted llegó temprano —dijo la mujer casi tomada por sorpresa, ella siempre tenía un excelente cuidado de Emily, no había nada que decir con respecto a eso.

—Mi jefe nos permitió salir antes. El trabajo estaba lento. Gracias a Dios —suspiró, era bueno estar fuera del trabajo temprano de vez en cuando.

—¡Mami! —gritó la niña emocionada.

—Hola bebé, te extrañe —fue lo primero que le dijo Liv a su hija mientras la abrazaba.

—¿Viene a dormir el Sr. Stabler hoy? —preguntó la mujer curiosa.

El comentario no le gusto a Olivia y le dio una mirada furiosa.

—Creo que eso no es su incumbencia, Teresa —respondió tratando de no sonar tan molesta como estaba—. Ya llegue así que puedes irte temprano hoy —añadió sonando tan molesta como se sentía, . No le gustaba que nadie metiera su nariz en sus asuntos.

Dejó de prestarle atención a la mujer, respiró hondo y se enfocó en su hija que estaba frente a ella mostrándole los juguetes con los que se había estado divirtiendo toda la mañana.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now