Capítulo 117

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—¿Hombre te vas a tomar eso? —preguntó el camarero, Elliot había tenido sobre la mesa del bar el vaso de whisky por lo que parecieron horas.

—Yo no bebo whisky —respondió Elliot alzando el vaso. El camarero lo miró con extrañeza—. Me gusta la cerveza... quería algo fuerte —agregó.

—¿Mal día? —preguntó el camarero, por lo general las personas llegaban a su bar en busca de alguien que los escuchara y se había vuelto un experto.

—Horrible... estos dos días en realidad —dejó el vaso nuevamente en el mesón—. Le grité... le grité a la mujer que amo —apoyó su cabeza entre sus manos, se había tratado de contener frente a Olivia pero realmente le había dolido—. Ella no necesita esto de mi...no ahora —suspiró profundamente—. Ella esta esperando a mi bebé... —un atisbo de sonrisa se dibujo en el rostro de Elliot. El camarero prestó tanta atención como le era posible.

—A veces es difícil asumir la paternidad —trató el camarero de aliviar el pesar de ese hombre sentado en su bar.

—No es eso. Ambos somos muy felices por este nuevo bebé. Yo... —respiró profundamente otra vez—. Ella no necesita este tipo de presión... tenemos a nuestra hija en el hospital —no podía creer que realmente estaba hablando todo eso con un completo extraño—. Debería estar con ella, confortándola... —se buscó la billetera—. Soy un completo idiota —el camarero le hizo un gesto con la mano.

—Esta va por la casa... —sonrió, el vaso aún estaba lleno.

—Debo ir a casa —dijo Elliot con urgencia.

Elliot sacó la llave de su bolsillo, había manejado con prudencia, a pesar de que no había bebido nada. Estaba encendida sólo una pequeña lámpara en la sala de estar. Pudo distinguir la silueta de Olivia, él suspiró profundamente, seguramente se había quedado ahí esperando que el llegara. Se puso de rodillas justo al lado del sofá.

—Liv... —susurró despacio para no asustarla, él sabía que su sueño era liviano. Vio como se agito.

—Estas en casa... —dijo ella con una sonrisa triste y se incorporó lentamente—. Uhg... —se quejó poniendo su mano en el vientre.

—Hey, ¿estas bien? —preguntó Elliot al ver su mueca de dolor.

—Sí... sólo estaba mal recostada —mintió, esperó un minuto para poder recomponerse—. El... —podía ver aún los rastros de tristeza en su rostro—, no fue mi intención...

Elliot puso su dedo índice en los labios de Olivia.

—Liv... yo realmente entiendo —ese tiempo fuera claramente había servido para aclarar su cabeza—. Voy a ser sincero. Me dolió... pero es algo que yo sé y no debería disgustarme por eso —dijo sabiendo que no era el padre de Emily.

—No debería haberlo dicho de esa forma Eliot. Lo siento.

—Esta bien...

Elliot asintió.

—¿Dónde estuviste? —ella podía sentir el olor de cantina en el ambiente.

—En un bar, con un vaso de Whisky en la mano —contestó, Olivia levantó una ceja.

—Tu no bebes eso.

—No dije que lo bebí... sólo lo contemple —sonrió tímidamente—. Fui un idiota en haber salido así Liv... yo estaba molesto —dijo completamente sincerándose con ella—. Siempre te dije que la genética no era importante... —él recordaba esta conversación en sus primeros años de asociación—, sin embargo ahora me enrostra en la cara de que la genética puede salvar a mi hija... —tomó una nueva bocanada de aire—. Que ironía ¿no? —añadió con cierto sarcasmo en su voz—. Liv... si las cosas no funcionan yo mismo lo voy a ir a buscar —aseguró, tragándose todo su orgullo, todo por el bienestar de su hija.

Renacer - BenslerDove le storie prendono vita. Scoprilo ora