Capítulo 44

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Después de haber estado juntos una vez más se quedaron abrazados, completamente desnudos. A Elliot le encantaba sentir la piel caliente de Olivia contra la suya. Ella tenía apoyada la cabeza en el hombro de Elliot y su mano izquierda recorriendo su torso desnudo.

—El... —a pesar de que era tarde quería conversar.

—¿Si bebé? —puso su mirada en ella.

—Nunca te pregunté —continuó, él claramente no tenía idea de que estaba hablando.

—¿Nunca me preguntaste que cosa?

—Nunca te pregunté desde cuando sabías que me amabas —dijo en una voz casi tímida. Él se rió suavemente, llevaban poco más de seis meses juntos y recién le preguntaba eso.

—¿La verdad?

Ella asintió.

—Me encantaste desde el momento que entraste en la unidad... pero me enamore de ti profundamente yo creo que... hmmm... después de un año de comenzar nuestra asociación —se sentía culpable porque en ese periodo estaba con Kathy—, pero me di cuenta que te amaba más que nada en el mundo el día que te fuiste... —su voz se fue apagando, eran muy pocas las veces que él hablaba de eso—. ¿Por qué? —preguntó sin saber por qué motivo ella le había preguntado.

—No sé. Sólo quería saber.

—¿Y tú?

—Yo te amé desde el día que entré por primera vez al precinto pero estabas casado por lo que luché cada día contra eso —contestó suavemente—, pero ahora nada de eso importa... estas aquí conmigo y eso es lo que me importa.

Se quedaron en silencio en la misma posición.

—Debemos dormir un poco. Mañana vienen los niños —dijo Elliot, sabía que Olivia estaba agotada, aún no hablaban de lo que había pasado, una vez que habían llegado a la casa habían hecho el amor y claramente no era el momento preciso para hablar, no cuando se estaban amando tan apasionadamente.

—Sí —susurró bostezando, su cuerpo estaba adolorido del impacto.

Él se acercó a sus labios y la besó dulcemente.

—Buenas noches hermosa.

—Buenas noches guapo —respondió y se acurrucó junto a su cuerpo.

Un par de horas más tarde Olivia se agitó en la cama. Abrió los ojos sintiendo que su cabeza iba a estallar, definitivamente haberse movido tanto no había sido buena idea para ella. Su mano viajó a su frente, estaba ligeramente sudorosa. Una ola de mareos la golpeo. Sentía la bilis en la garganta. Lentamente se sentó en la cama. Elliot se movió un poco pero siguió durmiendo. Se puso la bata que tenía a su lado de la cama y se levantó. Se apresuró cuando sintió que no iba a llegar a tiempo, por suerte el baño estaba a solo unos pasos. Abrió la puerta del baño, se aferró al borde del inodoro y vació su estómago fuertemente, lo que le generaba más dolor de cabeza. Se sentía horrible. Cuando el doctor la revisó ella tenía mareos y vértigos, claros signos de una conmoción pero si le decía no le iba a permitir estar al lado de su hija. Vomitó una vez más, cuando sintió que no iba a estar más enferma se sentó en el suelo.

Elliot despertó asustado cuando sintió que estaba la cama vacía. Se incorporó para buscar a Olivia, podía ver la luz filtrándose debajo de la puerta del baño. Se quitó las cubiertas, buscó un bóxer, se vistió y golpeó la puerta del baño, podía escuchar al otro lado de la puerta a Olivia, sabía que ella estaba vomitando. Dudó un segundo si debía o no entrar, esperó un minuto y abrió la puerta. La vio aferrada al inodoro con la piel pálida y húmeda, si ella le decía que estaba bien le estaría mintiendo. Ni siquiera se molestó en preguntarle si estaba bien, claramente no lo estaba. Se sentó a su lado.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora