Capítulo 23 (+18)

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—¿Qué pasa? —preguntó. Ella solo sacudió la cabeza, no podía hacer esto con Elliot, no con tantas cosas y dudas en su cabeza, cuando llegara el momento ella quería poder disfrutarlo y entregarse por completo, y no era el momento.

—Nada. Necesito agua —se levantó tan rápido como pudo, se arregló la blusa que había quedado ligeramente levantada y se fue a la cocina. 

Se recriminó mientras iba camino a la cocina. Estaba segura de que Elliot iba a confundir su reacción y ella lo entendía, había tenido una pésima reacción, pero no porque no quería, por supuesto que quería estar con él, ella no era una niña para saber qué era lo que venía en su relación y estaba nerviosa por ello. Elliot le dio un par de minutos y se levantó del sofá para reunirse con ella en la cocina.

—Liv... —ella saltó al escuchar su voz, estaba de espaldas a él—. Háblame —la instó, necesitaba saber que era lo que estaba pasando por su cabeza—. Bebé, habla conmigo —pidió. Esa era la primera vez que él usaba ese termino con ella.

Liv sacudió la cabeza suavemente.

—Necesito saber lo que está pasando por tu cabeza. Necesito saber lo que está mal —dijo suavemente. No quería presionarla, pero necesitaba saber. Se sentía culpable por haberla empujado a hacer algo que ella no quería. Quizás había acelerado demasiado las cosas y ella no quería estar con él aún.

Elliot se puso frente a ella, mirándola fijamente a los ojos y vio las lágrimas inundar su mirada.

—El... tienes que entender que no tiene nada que ver con lo que estaba pasando... en el sofá —quería aclarar que ella estaba bien y de acuerdo con lo que estaban haciendo, en un inicio.

—Entonces, ¿qué pasó? No entiendo.

Ella asintió, por supuesto que no iba a entender siempre lo que pasaba en su cabeza.

—Emily —susurró, le costó a Elliot escuchar su voz—. Tienes que entender. Ella debe haber escuchado de tus hijos... antes cuando ellos estaban aquí —Elliot tuvo que esforzarse para poder entender, ella estaba hablando rápido—. Debe haber asumido... no sé. Ella es pequeña... 

Elliot puso su dedo índice en los labios de Olivia para que se callara de una vez.

—Necesito que te calles por un minuto... —pidió luchando para no reírse, había sido muy dulce pidiéndole que se quedara en silencio—. ¿Me vas a escuchar? —preguntó, sin quitar el dedo de sus labios. Ella asintió forzadamente—. ¿Sí? —quiso confirmar. Ella volvió a mover la cabeza arriba y abajo. Elliot quitó su dedo, esperando que ella no lo interrumpiera—. Cuando Emily me llamo papá, y me dijo que me amaba... —su voz se quebró ligeramente por la emoción, luchó para recobrar la compostura—, fue maravilloso Liv... —vio que ella quería hablar, pero le dio una mirada de advertencia, aún no terminaba de hablar—. Yo tenía la esperanza... en mi corazón —se detuvo nuevamente a mitad de frase—, que pasaría algún día... —él vio la expresión de asombro en el rostro de Olivia—. Ella debería ser mía Liv. Debería ser mi bebé.

Aunque ella quisiera hablar simplemente no podía, tenía un nudo en la garganta por la emoción, que con suerte le permitía tragar saliva.

—Cuando yo la vi por primera vez... yo la amé desde ese primer momento... —tocó suavemente la mejilla de Olivia secando una lágrima, ella estaba sin palabras—. Yo la amo como si fuera mi hija Liv. Hace años fui un idiota por dejarte ir. Si hubiera sido más hombre habría luchado por ti y ella sería mía completamente.

—Elliot... —su voz apenas salió.

—Puede que no sea mía biológicamente, pero en mi corazón ella es mía, al igual que su madre.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now