Capítulo 47

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—Andrew —dijo al hombre conocido por ella.

Elliot había escuchado a Olivia y había mirado al hombre ingresando a la sala. Bajó a Emily y salió furioso contra el hombre. Lo empujó a la pared detrás de él, justo antes de lanzar el primer golpe escucho a Olivia hablar.

—Elliot... por favor no lo hagas... no le pegues —la sangre de Elliot se congeló, Olivia, su Olivia estaba protegiendo a este hombre de su fuerza, el hombre que tanto la había lastimado.

Lanzó a Andrew contra la pared. No podía creer que la mujer que amaba había defendido a otro hombre. Le dio una dura mirada  a Liv y salió rápidamente de la sala donde se encontraban. Con el ruido que se había generado Cragen y Munch habían aparecido en la sala con cara de querer explicaciones. Cragen había visto en más de una oportunidad a Andrew por lo que no tuvo problemas en reconocerlo, tenía ganas de tener una conversación con él. Olivia observó a los tres hombres. Emily por su parte estaba observando todo lo que pasaba a su alrededor. Ella la tomó en sus brazos.

—Capitán...

—Ve a hablar con él —indicó Cragen haciendo un gesto hacía donde se había ido Elliot, algo había pasado entre ellos, pero tenían tiempo para solucionarlo y él se iba a asegurar de que Andrew no dejara la brigada.

—Munch... —Olivia miró a Emily. 

—Yo me encargo —dijo, asegurándole solo con la mirada que Andrew no iba a tocar un solo cabello de la niña.

Olivia salió prácticamente corriendo en dirección donde Elliot se había ido. Su estómago dando vueltas, claramente andar rápido ningún bien le hacía a su estómago vertiginoso.

—¡Elliot! —gritó, él estaba sólo a un par de metros de ella pero no bajaba el ritmo y ella se estaba volviendo mareada por el esfuerzo—. ¡Elliot por favor detente! —dijo con sus pulmones escasos de aire—. ¡Maldición Elliot! ¡No puedo seguirte más!

Elliot se detuvo y se volteó para verla a un par de metros de él, su mano derecha en su cabeza y la otra estirada a lo largo de su cuerpo, una expresión claramente derrotada y pálida. Se reprochó internamente, sabía que ella se sentía mal físicamente, pero se sentía herido, traicionado, no quería nada más que darle a ese imbécil su merecido por haber sido un idiota con ella. Vio cómo su mirada estaba enfocada al suelo.

—¿Estás bien? —preguntó llegando a su lado.

—¡No! —dijo con fuerza, pero nada tenía que ver con su estado físico fatigado.

—¿Quieres sentarte? —preguntó, ella sacudió la cabeza—. ¡¿Qué quieres entonces?! —preguntó duramente, una vez que las palabras salieron de su boca se arrepintió de lo duras que fueron.

—Quiero hablar contigo.

—Para mi quedó todo muy claro —dijo visiblemente herido.

Olivia levantó la mirada, viendo sus ojos azul profundo.

—Estas equivocado —dijo con seguridad—. Malinterpretaste todo —agregó molesta.

Elliot se quedó en silencio un par de minutos. Observó a Olivia quién tenía los ojos cerrados. Ella no iba a admitir que se sentía pésimo, pero tampoco quería que él la viera así.

—Quiero que me escuches.

Él asintió, por la forma en que ella estaba reaccionando claramente él había cometido un terrible error, era muy impulsivo y era consciente de aquello.

—Está bien.

Elliot había caminado hasta su refugio, la azotea del edificio, lo que les dio la tranquilidad y privacidad necesaria para hablar.

Renacer - BenslerWhere stories live. Discover now