Capítulo 108

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Olivia despertó en medio de la noche debido a los constantes movimientos del bebé, sin duda el pequeño se estaba quedando sin espacio en su interior, ella no había crecido mucho en las últimas semanas. En silencio posó su mano en el vientre para tranquilizar el intenso aleteo y movimiento de su hijo. Hacía suaves círculos suaves, esta había sido la tónica de las últimas dos noches y sabía que se volvía peor conforme iban pasando las semanas y se acercaba la fecha de parto.

—Por favor... —susurró ella a la pequeña vida que crecía en su interior, sin duda al bebé poco le importaba que su madre estuviera muerta de sueño y cansada de un día de trabajo—. ¡Genial! —además del movimiento le daban ganas de orinar en mitad de la noch.

Ella se destapó, haciendo movimientos suaves, no quería despertar a Elliot. Fue al baño y minutos después fue a la habitación a comprobar a Emily. La niña estaba con el rostro sudado, lo que le llamó la atención a Olivia. Se acercó aún más a su niña y tocó su frente, tenía temperatura, era extraño ya que había estado toda la tarde en el parque y estaba perfectamente. Vio la almohada prácticamente empapada de sudor, definitivamente no la podía dejar con esa humedad, la iba a enfermar aún más. La cuna aún estaba en el cuarto de Emily por lo que Liv levantó a la niña y la cambió a la cuna. Buscó en el closet un nuevo par de sábanas, la sábana inferior estaba prácticamente mojada, cambio todo y fue a buscar a Emily, tampoco la podía dejar con la misma ropa por lo que cambió su pijama a pesar de que la niña estaba dormida.

—Shhhh... —susurró cuando Emily se agitó por el movimiento.

Una vez que la niña estaba completamente seca, la acostó nuevamente, iba a tener que estar pendiente de la temperatura de la niña, había tocado nuevamente con su mano la frente de la niña y ya no estaba caliente. El movimiento intenso en su vientre aún seguía presente y puso su mano en el vientre.

—Por favor cariño... deja de moverte —rogó suavemente haciendo círculos, en un par de horas tenía que levantarse para ir a trabajar, se resistió a ver la hora pero sin duda era de madrugada.

Ya prácticamente resignada se fue a la cama, solo esperaba no despertar a Elliot.

—¿Liv...? —él sin duda había notado su ausencia a su lado.

—Amor, vuelve a dormir... —instó ella suavemente, se había sentado en el borde de la cama suspirando, el bebé tenía que dejar de moverse en algún momento.

—Ven aquí... —Elliot sabía exactamente lo que estaba pasando, ella asintió y se acostó a un lado de Elliot, él se puso de lado—. ¿Esta dándote problemas? —sabía las molestias que podía causar un pequeño bebé.

—Lleva horas moviéndose... yo quiero dormir —se quejó angustiada. Elliot puso su mano en el vientre de Liv.

—Lo siento cariño... —besó la sien de Liv mientras hacía círculos sobre el lugar donde estaba creciendo su hijo, era perceptible fácilmente los movimientos intensos del pequeño.

—Me encanta sentirlo El... pero esta golpeando realmente duro —suspiró, no sabía por qué, pero el niño dentro de ella por lo general le gustaba jugar de noche. 

—¿Mejor? —preguntó Elliot con esperanza, ella movió la cabeza de un lado a otro.

—En realidad no... —casi gimió—. Me esta pateando como un saco de boxeo.

Había estado acostada junto a Elliot durante los últimos veinte minutos y todo era igual, ya resignados Olivia insistió en tratar de dormir, era algo que tenía que acostumbrarse, era una de las maravillas del embarazo.

—Ayer cuando me levante en la madrugada fui a ver a Emily y estaba sudando... —comentó Liv mientras tomaba desayuno con Elliot, la niña ya había tomado su biberón en los brazos de Elliot, y ahora estaba viendo televisión—, pero amaneció bien.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora