Capítulo 8

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Elliot vio como sus ojos eran brillosos.

—Estaba molesto conmigo mismo, todo este tiempo estuve enojado, por ser un idiota contigo...

Olivia quedó congelada por las palabras de Elliot. Era la segunda vez durante el fin de semana que simplemente no sabía que decir. Ellos hablaban, por supuesto que sí, pero nunca eran tan sinceros como lo estaba haciendo ahora, era tanto que se estaba poniendo nerviosa e inquieta. 

Se aclaró la garganta antes de hablar, se sentía seca y áspera.

—Elliot, no fuiste un idiota conmigo. Todo fue sorpresivo... —se detuvo a mitad de frase—. ¿Recuerdas la conversación que tuvimos un par de semanas antes de irme? —él asintió en respuesta—. Esa fue la conversación que me hizo tomar la decisión. Nuestra amistad estaba quebrada El, y nos estábamos haciendo más mal que bien, y en ese momento... —tomó aire—, pensé que Andrew era el hombre de mi vida —se quedó en silencio un par de minutos—. Pero ahora estamos bien Elliot. Tu y yo estamos bien y lo que paso ya no me importa —dijo tratando de cerrar el tema. 

—¿Sin resentimientos? —preguntó Elliot con una gran sonrisa.

—Nunca he tenido resentimientos por ti Elliot. Estaba dolida, por supuesto, pero nunca estuve enojada contigo —le aclaró devolviéndole la sonrisa—. ¿Elliot? —él presto atención—. Creo que es hora de ir a dormir. Mañana tienes que trabajar y yo tengo un largo día arreglando las cosas en mi departamento —se les había pasado la hora conversando, ya eran pasada la media noche.

—¿Necesitas ayuda para mañana? —ofreció, Liv sacudió la cabeza, ya bastante había hecho aguantándola en su departamento por casi dos semanas.

—La gente de la mudanza hará todo. Después solo me va a quedar organizar las cosas. Me las puedo arreglar, pero gracias por ofrecerte.

Se puso de pie y se fue a la habitación a dormir, o esa era la idea principal.

Después de dos semanas siendo compañeros de departamento, ambos habían llegado a una rutina, tomaban desayuno juntos y esta mañana no era la excepción, salvo que era la última vez ya que Liv finalmente se mudaba a su departamento nuevo. Ella le había insistido a Elliot que no necesitaba de su ayuda, casi estuvo a punto de decirle que se las había arreglado perfectamente durante tres años, pero por suerte las palabras no habían salido de su boca.

—Voy a extrañarte a ti y a la pequeña bananita aquí conmigo —dijo Elliot una vez que terminaron de tomar desayuno y ambos iban a separar sus caminos.

—También te vamos a extrañar, pero esto es lo mejor para nosotras, y por supuesto para ti. Gracias por aguantarnos tanto tiempo —sonrió.

—Nada de gracias. Liv, prometí estar siempre para ti —era verdad, él había hecho la promesa cuando había vuelto y se había enterado de lo que le había pasado, ahora él se iba a encargar de estar siempre a su lado.

Olivia estaba un poco maniatada en su nuevo departamento, le había tomado cerca de cuatro días poder organizar todo. La habitación de Emily fue la primera que había arreglado, la había pintado de color rosado con algunas nubes y un cielo celeste, algo similar a lo que ella tenía en la otra casa. La gente de la mudanza habían hecho solo el trabajo de transporte y le habían dejado las cosas a mitad de camino. Por suerte el departamento estaba en el primer piso, ella hizo el reclamo correspondiente por mala atención, sin lograr mucho. Evitó llamar a Elliot para que le ayudara con las cosas que necesitaba ensamblar, como buena mujer autosuficiente se las arreglo sola, aunque ahora su espalda estaba matando y para colmo, Emily solo quería estar en sus brazos. 

—Cariño, mamá necesita descansar un segundo —le rogó a su hija, la dejo en el suelo para que caminara y la niña comenzó a gritar.

Olivia estaba agotada, su hija por lo general era tranquila, se divertía viendo televisión o jugando en la alfombra, pero ahora había algo que la estaba molestando. Era su último día de descanso, había llamado a Cragen para informarle que estaba lista para volver al trabajo, Elliot la había llamado todos los días para hablar con ella y saber cómo estaba. Ella quería que fuera a verla, pero nunca pidió y por su parte, Elliot nunca la fue a ver por iniciativa, estaba segura que era para darle espacio y permitirle que se acomodara en su nuevo lugar.

Renacer - BenslerOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz