Capítulo 132

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Olivia se había quedado dormida en la sala de recuperaciones, un parto era agotador para una mujer, independiente del tipo de parto que fuera. Había sido trasladada a su habitación y por supuesto Elliot no había salido de su lado, quería ir a decirle a Casey que el bebé había nacido pero no quería que Liv despertara sola, también tenía que llamar a los niños que de seguro ya estaban en la sala de espera pero todo eso podía esperar, quería estar ahí cuando su hermosa novia abriera los ojos.

Fue sacado de sus pensamientos cuando sintió un gemido que venía de la cama de Liv, él estaba de espaldas a ella, observando la ciudad.

—Ugh... —se escuchó de nuevo, él ya estaba al lado de la cama. Besó la frente de Liv.

—Bienvenida cariño —dijo sonriendo, sin poder evitar notar la mueca en su rostro—. ¿Estas bien? —preguntó preocupado.

—Sí... —respondió incorporándose en la cama, sintiendo la presión y el dolor en su vientre bajo pero tratando de ignorarlo—, sólo un poco de dolor. ¿Dónde esta? —preguntó notando que el bebé no estaba con ellos.

—Lo tomaron para hacerle algunos exámenes —indico sentándose en la silla junto a ella.

—¿Creen que hay algo malo con nuestro bebé? —preguntó levantándose aún más en la cama y mordiéndose el labio para no gemir de dolor.

—Exámenes de rutina, ya sabes —dijo tratando de calmarla.

—No me estas mintiendo, ¿cierto?

—Por supuesto que no cariño... —tomó una bocanada de aire e hizo una pausa—. Es pequeño y nació antes de tiempo, sólo quieren asegurarse que este bien.

Ella quedo en silencio, Elliot no tendría porque estar mintiéndole.

—Lo siento... estoy nerviosa... y asustada.

Elliot asintió y se levantó de la silla, quedando más cerca de ella.

—No hay nada de que preocuparse amor... tu lo viste, nuestro hijo es perfecto —sonrió y llegó a sus labios, dándole un suave beso—. Sé que lo dije antes... pero estuviste maravillosa en esa sala.

—No hice mucho.

—Hiciste todo bebé. Gracias a ti nuestro hijo esta aquí sano y salvo.

La besó nuevamente, ambos se separaron cuando sintieron abrirse la puerta.

—Alguien quiere verlos —se asomó una enfermera, llevando detrás de ella una cunita de metal—. Voy a llevárselo, no se mueva —instruyó la enfermera deteniendo la cuna a unos metros de Liv y tomando a Matías en sus brazos. La mujer caminó con el bebé en brazos hasta la cama de Liv—. Las primeras horas luego de una cesaría son dolorosas, como usted puede saber —dijo mirando a Liv y viendo su rostro, claramente mostrando signos de dolor—, por lo que se sugiere moverse solo lo estrictamente necesario —agregó la enfermera y dejó al bebé en brazos de Liv—. Cualquier cosa pueden preguntar por mi, soy Margaret. Pronto va a tener hambre.

—Esta bien... —contestó Liv observando el pequeño paquete entre sus brazos, sin dejar de sonreír.

—Si necesita ayuda, no dude en llamarme.

—Vamos a estar bien —estaba absorta observando a su hijo recién nacido. Elliot se sentó en el espacio que ella había dejando en la cama.

—¿Estas bien? —preguntó al ver que ella no decía palabra alguna.

—Estoy bien... feliz de que este por fin aquí... con nosotros —levantó la vista—. ¿Quieres cargarlo? —Elliot no había tenido la oportunidad de abrazar su pequeña última adquisición a la familia.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora