Gritó el primer hechizo con el que atacó despiadadamente a los tres hechiceros que estuvieron a punto de sujetar a MoonBin para llevárselo.
La oscuridad de la noche no se hacía notar gracias a los faroles, de los cuales no se podían confiar, ya que era lo bastante tarde como para que sean apagados pronto.
Rosé agradecía que ninguna persona estuviera cerca o siquiera despierta, porque así no se armaría tal alboroto. Lo que no pudo evitar fue que los residentes de la zona dejaran de dormir con tal de averiguar quién había gritado en medio de la noche. Pero aquello no le importaba a la bruja, quien llamó a su pareja y se lo llevó de la mano corriendo lejos de allí. Lejos del reino Shin.
— ¿Qué fue eso? Debíamos ser discretos. — recriminó Moon aún sin poder creer lo que había hecho la pelirroja.
— ¿Y dejar que te maten? No, eso nunca. — dió en respuesta y sin arrepentimientos.
— De todas forma vendrán incluso más hechiceros por nosotros-
— Y a todos los mataré si es necesario. — habló con firmeza, haciendo que el más alto detenga la caminata y la miré con pánico en su mirada.
— No los has matado, ¿verdad? Dime que no-
— ¡No! ¡No lo hice! Maldita sea, MoonBin. No puedo creer que estés preocupado por los idiotas que te quisieron asesinar. Eres un . . . — pero, ¿qué le podría decir a la persona más pura que conocía? No había insulto en el mundo que él mereciera. — Sólo vámonos.
— ¿A dónde? — cuestionó él alterado.
Rosé meditó la situación y sus posibilidades. No tenían muchas.
— Si vamos al reino Seung, mi hermano estará en peligro también, lo sabes. — murmuró el mayor, sintiéndose acorralado. — Tampoco podemos quedarnos acá . . . Éste es el nuevo hogar de nuestra pequeña.
— Vamos a tele-transportarnos al azar. — dijo entonces decidida. — Pensemos en algún lugar lejos de aquí. Libre. Vacío. En donde nadie pueda salir herido. En donde podamos enfrentar al rey Park sin problema. ¿Qué dices?
— Rosé-
— No es imposible. Ambos lo leímos en tu libro, ¿recuerdas? — lo animó, hasta que Moon asintió.
Ambos con clara motivación se esforzaron por canalizar su energía en un lugar parecido a lo descrito por ella. Pasaron unos segundos cuando Rosé comenzó a dictar el hechizo, teniendo sus manos entrelazadas, hasta que desaparecieron del reino Shin, apareciendo en un lugar totalmente desconocido y singular.
La bruja debía admitir que el planeta tierra no era un lugar tan horrible como siempre había pensado. Guardaba cierta belleza que era opacada por los seres humanos que la habitaban. Ese era su único defecto.
MoonBin la miró escéptico, aún sin palabras por lo que habían logrado.
Ambos observaron el inmenso lugar en donde se encontraban. Un gigantesco campo de hierba media alta, en donde el viento corría con libertad. Más allá había una gran colina, en donde descansaba un árbol ciertamente hermoso que parecía estar en sus mejores años. Fuerte, imponente, y sobre todo, bellamente peligroso.
Así era el lugar. Hasta cierto punto pensaron que sería bueno contruir algo ahí y quedarse el tiempo suficiente para después volver, pero entonces, la aparición de alguien indeseado les borró toda esperanza de poder vivir tranquilamente en cualquier otro lugar.
ВЫ ЧИТАЕТЕ
S T R A Y : 𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔
Фанфикшн«Renunciar a ser niños, renunciar a ser príncipes, y afrontar ser reyes a los veinte años no era fácil; y mucho menos si aún no resolvían sus problemas amorosos, ni protegían al mundo con sus poderes. La última y definitiva batalla se acercaba más r...
